jueves, 15 de octubre de 2015

Choque de canicas

Por: Alida Maria Madero
Cada uno de estos encuentros nos ha llevado a cambiar nuestra trayectoria...

Cuando dos canicas chocan, cada una ejerce una fuerza sobre la  otra. Según la tercera Ley de Newton, durante este proceso las dos canicas se ven afectadas, por lo tanto, su estado de movimiento también es afectado. Así como en el juego de las canicas, que cuando chocan cambian su trayectoria, hay personas que entran en tu vida y,  ambos cambian; pero para ti es tan intenso que hay un antes y un después.
Me refiero a cambio de trayectoria positiva. No aquellas que dejan heridas y cicatrices, aunque de esas también aprendemos; sino aquellas que te hacen cuestionarte, que te llevan a un gran aprendizaje y por lo tanto a un cambio. Son las personas que logran darle sentido a algo que te inquietaba, incluso lo que quizá en ese momento no era importante hasta que las conoces.
Son esas personas que te ofrecen otra visión de tu mundo; que de alguna manera influyen en  tus planes, tu perspectiva,  te llevan a cuestionarte tu pasado, tu presente y tu futuro.  Te impulsan a soñar, a crear, a vivir.
Ese maestro(a) que te empuja a sacar talentos que no sabías que tenías, a dar ese extra de ti mismo, ese esforzarte un poco más. Por ejemplo, mi maestro de matemáticas en secundaria fue realmente inspirador en mi vocación como ingeniero. El jefe, que con su dirección y visión te llevan a realizar proyectos y conseguir metas que creías imposibles.
Hace algunos años se presentó en la oficina un consultor y ofreció asesoría gratis para nuestra empresa familiar. La acepte y su presencia me llevo a profundizar en cuales eran mis sueños y en la posibilidad de lograr éxitos tanto a nivel profesional como empresa, sacudió todas mis seguridades. Para bien.
Y también ese gran amor que logra que creas en ti; que al verte a través de su mirada descubres el maravilloso ser humano que eres y te hace resplandecer.
O ese amigo o amiga que por casualidad, o tal vez de manera intencionada, te abre los ojos, te hace ver lo que duele, lo que puede llegar a doler y lo que tiene un significado maravilloso,  aunque ponga tu vida patas arriba y eso te incomode.
Cada uno de estos encuentros nos ha llevado a cambiar nuestra trayectoria. Son como si nos pulieran por dentro y después brillara más nuestro ser.
Son esas canicas que fueron quizá como agüita transparente y sin adornos; bolón grande de tamaño y sabiduría; un tirito, que parece opaca por fuera, pero tiene un tesoro escondido dentro o un trébol transparente con pinceladas de colores en su interior. Tocaron tu vida y la cambiaron, dejando una huella imborrable en tu corazón.
¿Cuales son querido lector esas canicas que a través de tu vida al chocar contigo te han dado un nuevo rumbo, ideales, fuerza, luz, energía, impulso, esperanza? Alguna de ellas ya no están contigo pero nunca podrás olvidarlas. Y las que siguen a tu lado agradecerles por ese  chitar en tu vida.

sábado, 3 de octubre de 2015

Actitudes que se aprenden en familia

Por Fernando Gonzalez Rocha y Patricia Zambrano
“Usted no tiene la culpa de la cara que tiene, pero si del gesto que pone”. Esta frase la escuchamos en una conferencia. Efectivamente, no es lo que sucede lo que nos afecta, sino como reaccionamos a lo que nos sucede; todo es cuestión de actitud.
El diccionario define la actitud como “La forma de actuar de una persona, el comportamiento que emplea un individuo para hacer las cosas”
Las actitudes pueden abrir o cerrar puertas  ¿Sabías que, por lo general, en una empresa te contratan por lo que sabes y te despiden por tu actitud? Pero desgraciadamente tenemos poco espacio para reflexionar acerca de ellas, en la escuela aprendemos otro tipo de habilidades y competencias pero esta parte humana queda escondida a nuestra mirada, es más fácil que los demás identifiquen nuestra actitud pues la instalamos desde niños. Ésta depende del enfoque familiar, ¿A qué se prestaba más atención en tu casa?: ¿A los problemas?, ¿A la queja?, ¿A lo que nos falta? o ¿En aquello que sí tenemos y nos mueve al agradecimiento, a la solución?
El recurso más valioso es ser una persona que se lleva bien en cualquier grupo social. Ser aquella que es capaz de generar empatía e interacción. La que aporta, desde la confianza, la que responde con un sí, con una propuesta en lugar de una queja, la que se hace cargo, de lo que está en su control, con responsabilidad y amabilidad.
La actitud adecuada es parte de la inteligencia emocional. Es una habilidad que todos podemos desarrollar, pues depende completamente de nosotros cuando de manera consciente la procuramos. No nos escudemos por el tipo de infancia o familia en la que crecimos, ahora cada uno tiene el poder de elegir la actitud con que desea enfrentar la vida.  A nadie le gusta estar con gente que solo se queja y habla de desgracias y problemas. Ese tipo de conversación hace que nos alejemos. En cambio las personalidades más atrayentes son las positivas que ven en cada problema una oportunidad y encuentran la alegría del agradecimiento en cada nuevo día.
La vida es 10% situaciones y 90% de actitud frente a ellas, el desenlace depende de nuestra actitud. Todos tenemos problemas pero, ante los mismos problemas, algunos se dejan caer, se deprimen y otros los ven como una oportunidad de desarrollo y crecimiento.
¿Tienes una actitud positiva, responsable y confiada en tus fortalezas?  Entonces eres una persona que lleva bendición a quien le rodea. Mucha gente va a preferir estar cerca de ti y compartir su vida contigo. Tendrás muchos amigos y serás atractivo a los demás.
Leímos acerca de un niño que nació sin brazos, John P. Foppe, autor del  libro ¿Cuál es tu excusa? John nos cuenta: “Mi lema en la vida es: Ser antes de hacer, hacer antes de tener”. La gente suele decirse “¡no tengo dinero!” o “¡no tengo tiempo!”, y de eso deduce “¡no puedo hacer nada!”. Por lo tanto “¡no soy nada!”. ¡Qué error tan grande!, es justo al revés.
Convéncete de esto: ¡Tú eres! Y con ese motor interno, el resto va viniendo. Pero cuesta “Ser”, porque todos tendemos a ser discapacitados emocionales cuando nos decimos: “no puedo”, “es imposible”, “no hay nada que hacer”, y, convencidos de que tenemos razón, nos acomodamos a  en esa idea.
¡Elige Ser! Ten una visión y conviértete en tu propia visión.¿Cuál es tu excusa para no hacerlo, dinos? Pregúntatelo, si otro puede, tú también puedes Ser.
Fracasar consiste en no intentar demoler barreras. Así que, en vez de repetirte “¡no merece la pena intentarlo!”, repítete siempre “¡vale la pena intentarlo!”.
Sean cuales sean tus circunstancias, tus límites físicos o materiales, aunque pueda parecerte que no, ¡siempre hay una alternativa! Porque tú puedes elegir tu manera de ver el mundo. Es decir, puedes elegir el mundo que deseas. ¡Crea una realidad nueva!
El ser humano está en continuo desarrollo hasta el día de su muerte. Si estás vivo, todavía puedes lograr  ser tu mejor versión, conseguir tu mejor desempeño,  lograr más de lo que ya has logrado. Si eres alumno apenas vas a dar tu mejor clase, si eres empresario vas a hacer tu mejor trato, si eres deportista  vas a lograr tu mejor marca.
Es hora de que elijas crecer pues del tamaño de tu altitud es tu actitud. A mejor  desarrollo, mayores recursos internos, mejor actitud frente a la vida. Generas más posibilidades, tienes una esperanza mayor de hacer bien las cosas, mayor esperanza y  mejor visión.
Deja las actitudes del pasado en el ayer, ellas te impiden avanzar, hoy es un nuevo día. Decídete y  cambia tu postura, sonríe frente a la vida que te da una nueva oportunidad, cuenta tus recursos, deja los pensamientos negativos acerca de ti mismo, ten confianza en ti, agradece y vive con la actitud positiva que todos deseamos y tanto necesitamos a nuestro alrededor.
Tú  tienes el talento que hace falta para lograrlo. Puedes  mostrar tus emociones y hacer que las cosas sucedan, enamorarte de alguien, abrazar a tus padres, a tus hijos, luchar por tus sueños, tus metas, quita tu atención a los problemas y enfócate en cómo puedes actuar para lograr lo que te propones. Esfuérzate no te des por vencido. Toda dificultad es una oportunidad, depende de donde pongas tu atención, de la actitud con que la enfrentes.
¿Qué puedes hacer para mejorar tu actitud? ¿Qué  tienes que decirte cada día al despertar? ¿Qué creencias no te ayudan a crecer y tienes que desechar? ¿Qué amistades te ayudan a crecer y quieres conservar?  ¿Qué no has hecho que de hacerlo cambiaría tu actitud hacia la vida?

Publicado el 1 de octubre de 2015 en
http://www.sexenio.com.mx/columna.php?id=9719

martes, 15 de septiembre de 2015

Entre el ratón y el león: asertividad

Por: Martha Salim Naime


Ser asertivo es alinear la cabeza con el corazón; pensar y sentir en la misma dirección. La asertividad implica proteger y defender los derechos propios sin violar los de los demás, y poder manifestar sentimientos y creencias sin sentirse culpable.

Lograr decir lo que queremos, sin subordinarnos a los deseos de los demás, requiere una práctica constante. Por lo tanto casi todos podemos ser asertivos en ciertas situaciones y no serlo en absoluto en otras.

La asertividad fue definida por Wolpe (1958) como “la expresión de los derechos y sentimientos personales”. Se le considera una conducta y no un rasgo de la personalidad. Existen dos aspectos de la misma: el positivo y el negativo.

Aserción positiva:
  •  Ofrecer y aceptar halagos: “me gusta cómo te ves con ese traje”, “gracias, a mí también me gusta”.
  •  Reconocer con honestidad el desempeño de los demás: “Te felicito, has terminado tu tarea antes de tiempo”.
  • Expresar el afecto positivo: “te quiero”, “te extraño”.

Aserción negativa:
  • Decir que no: “no se me antoja ir a ese lugar”; “no tengo ganas de ir al cine”.
  • Hablar de sentimientos negativos: “Me duele cada vez que llegas tarde”.
  • Aceptar críticas: “Lo siento, no sabía que te molestaba esa actitud, trataré de evitarlo en el futuro.

Ser asertivo consiste en saber pedir y saber negarse y en negociar para llegar a acuerdos; respetando los derechos de los demás y los de uno mismo. Neidharet, Weinstein y Conry (1989) señalan que mediante esta habilidad, se expresan ideas o reclamos con cortesía y se escuchan con respeto los reclamos o ideas que manifiestan las demás personas.

La asertividad en los niños es natural, tanto que a veces parece brutal, como cuando te dicen “ya no te quiero”. Los padres consideramos esos comentarios como incorrectos, inoportunos e inconvenientes y reprimimos esas conductas. Enseñamos a los niños a ser “no asertivos”.
Los adultos no siempre nos atrevemos a expresar lo que sentimos o deseamos y ese miedo nos lleva a emplear estilos pasivos o agresivos.

Conducta pasiva (tipo ratón):

Se anteponen los derechos de los demás sobre los propios.  Tanto en el lenguaje verbal como en el corporal se expresa con voz vacilante y mirada baja: “yo digo que no conviene, pero como tú quieras”. La persona pasiva desarrolla sentimientos de culpa por sentirse manipulada y su autoestima se deteriora continuamente.

Con la conducta pasiva se busca evitar enfrentamientos y con el tiempo sobreviene una autoevaluación negativa. Los sentimientos de tristeza, impotencia y desconfianza y la sensación de ser incomprendido y manipulado, generan la sensación de rabia hacia sí mismo y hacia los demás.  “¿Por qué soy así?, ¿por qué dije que si cuidaba a los niños si yo quería ir al cine? ¡Ahhhhhh!!”

Conducta agresiva (tipo león):

Se llega al extremo contrario: se anteponen los derechos propios de una manera que ofende, manipula y lastima. El mensaje llega usando la degradación, la humillación y la dominación.
La persona de conducta agresiva siente satisfacción por haber logrado lo que quería, sin embargo, a largo plazo experimenta sensaciones de culpa, remordimiento y frustración. Se genera tensión en las relaciones cercanas y se pierden algunas que han sido importantes.

Preparación para el diálogo asertivo

Desarrollar la habilidad de la asertividad puede producir ansiedad porque se reciben críticas, agresiones y se es tachado de egoísta; sobre todo, si la otra persona usa un estilo agresivo. A largo plazo, la persona que trabaja en ser asertiva se siente más  a gusto consigo misma y eleva su autoestima por actuar en base a sus valores y creencias.

Es necesario tener claros los objetivos que se pretenden lograr, evitar prejuzgar al otro, planear la oportunidad de negociar y recordar dejar la puerta abierta para una segunda oportunidad, en caso de no llegar a un acuerdo.

La persona asertiva no somete ni se deja someter; no busca agradar para ser aceptada. Muestra respeto por los demás y logra ser respetada. Se expresa con claridad: dice las cosas de una manera firme y directa y no pierde el control, como lo afirma Fensterheim (1990). Protege sus derechos y no lesiona los de los demás. Busca alcanzar sus metas sin ofender y logra acuerdos.

Huir, luchar o razonar: ser pasivo, agresivo o asertivo; la decisión está en ti. Es un esfuerzo que toma tiempo pero vale la pena. ¡Tú decides!



Publicado en Sexenio Nuevo Leon el 15 de sept de 2015
http://www.sexenio.com.mx/columna.php?id=9674

lunes, 31 de agosto de 2015

Sentimientos virtuales

Por Avelina Jiménez

Existen videos en las redes sociales tan bien realizados que logran sensibilizar a cualquier persona. El abrazo entre un padre y una hija mientras ríen juntos; la ayuda de un joven a un anciano para cruzar la calle; la secuencia fotográfica de una pareja que van a ser padres y que concluye con la foto de su bebé en brazos son sólo ejemplos de temáticas emotivas, que, a pesar de ser virtuales, han tocado el corazón de miles de personas.

En el diccionario, la palabra virtual significa que no es real. Lo primero que se asoció con este adjetivo fueron los juegos de video, en donde quienes lo utilizaban, podrían invertir horas tratando de pasar diferentes mundos con la intención de salvar a una princesa o ganar una carrera; sin embargo, en la actualidad la palabra virtual ha adquirido tal fortaleza que incluso la mayoría de las universidades más prestigiadas del mundo ofrecen cursos con esta modalidad.

La educación y el turismo son las dos áreas por excelencia que han explotado el uso de lo virtual y los famosos mapas en papel han quedado casi obsoletos, basta con colocar la dirección de un sitio de interés y de inmediato el celular te ofrecerá la mejor ruta para llegar. Los croquis cada vez son cosa del pasado y ahora el mandar la ubicación provoca aún más tranquilidad que una brújula en el ayer.

La definición de que lo virtual es algo irreal parece ser cada vez más obsoleta. La misma tecnología intenta convencernos de esto. Los famosos memes, que son ideas que se transmiten rápidamente a través del internet y que son representadas de manera gráfica, parecen ser cada vez más reales y en más de una ocasión he soltado una carcajada al ver un meme y, aun sabiendo que no es real, mi respuesta de quererlo compartir a mis grupos de amigos en línea es casi inmediata.

También he llorado con algunos videos que he visto publicados en las redes sociales. La música, las imágenes, el mensaje, todo parece estar tan bien realizado que verdaderamente al verlo despierta en mí un abanico de emociones. Y no soy la única. Videos del cuidado del medio ambiente, educación especial, la protección de animales e incluso, videos de espiritualidad publicados en las redes sociales, son mil veces compartidos al día, llegando a los ojos y al corazón de miles de personas en todo el mundo.

¿Las imágenes publicadas en redes sociales pueden involucrar emociones tan fuertes en el espectador? Sí, por qué no hacerlo, si la vida de las personas es una maravillosa película, que en lugar de verla proyectada en 2 horas en una sala de cine, la vemos proyectada día con día a través de las redes sociales.

La vida hoy se vive online: cómo me siento, dónde estoy, con quién estoy y qué estoy haciendo.  Mientras antes nuestros recuerdos los teníamos en papel, hoy todo cabe en un par de carpetas virtuales, aun sabiendo que nuestra mente y corazón tengan un almacenaje infinito.



Lo virtual depende de lo presencial.  Así como hay muchas parejas que conocen el amor en línea, no es sino hasta que se conocen personalmente cuando pueden estar más seguros de su amor. Los sentimientos virtuales sólo se conservarán en el tiempo mientras se sigan viviendo y experimentando en el día a día: un beso, un abrazo, una sorpresa, una oración; sólo en la medida en que se mantengan esas experiencias reales, en vivo y a todo color, se podrá entender la emoción de un mundo virtual.


Publicado el 31 de agosto de 2015 en:

sábado, 22 de agosto de 2015

Herencia

Por: Alida Maria Madero
“Los abuelos son la memoria de una familia, la memoria del país,  la memoria de la fe, porque son ellos los que nos la dan a nosotros
S.S. Francisco

Este mes de agosto se cumplen 70 años del lanzamiento de las bombas nucleares Little boy y Fat man sobre las ciudades japonesas de  Hiroshima y Nagasaki. Han sido los únicos y ojalá los últimos ataques nucleares lanzados contra la población civil en la historia de la humanidad; los cuales tuvieron un costo altísimo y cuyas dimensiones no podían siquiera imaginarse.
 Más de 250 mil personas murieron, envenenamiento por radiación, leucemia, cáncer en amplias zonas geográficas de Japón. Esa gigantesca bola de fuego y la nube de hongo son imágenes gráficas de la historia de un auténtico horror de lo que podemos lograr y al mismo tiempo evitar los seres humanos.
 En agosto se celebra también el mes del adulto mayor. Personas que tienen esos mismos 70 años o más. De acuerdo con cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía, en México hay diez millones de personas adultas mayores, donde seis millones de hogares tienen un adulto mayor como jefe de familia, casi tres millones de hogares están compuestos por el adulto mayor jefe y sus hijos y un millón de hogares están habitados por adultos mayores solos.
 Son esa gran generación que ha vivido algunos de los eventos más traumáticos de la historia. La segunda guerra mundial que termino en la derrota del imperio japonés por las bombas nucleares, el holocausto, incluso el exilio. Seis años y sesenta millones de personas desvanecidas de la existencia. Inexplicable violencia.
 Mi papá tendría cinco años,  mis abuelos entre veintiséis y treinta seis,  los tuyos ¿qué edad tenían?; ¿cómo fue vivir esos años, que pensaron ante el horror de la guerra, que platicaban con los amigos, que se escuchaba en la radio y se veía en esa naciente televisión? 
 En estos tiempos que vivimos en los que apenas tenemos tiempo para leer los 140 caracteres del Twitter, donde es más importante conectarte a las redes sociales que sentarte a conversar. ¿Visitar o llamar al abuelo por teléfono? No, no tengo tiempo. Mejor que ellos aprendan a usar el email, el whatsapp de su celular, si es que quieren estar en contacto con nosotros.
 No solemos dirigirnos a nuestros mayores para pedirles consejo y mucho menos escucharlos, tendemos más a buscar información en la red, en video escuchando a los oradores modernos. Triste pero real. 
 Una herencia está compuesta no únicamente por lo material, sino también por lo intangible. Podemos aprender gran cantidad de lecciones de nuestros mayores, debemos aprovecharlos para que nos narren capítulos de su vida y lo que aprendieron. ¿Cuál es ese aprendizaje? 
 Pronto nosotros seremos esa generación de la tercera edad. ¿Qué le contaremos a nuestros nietos? también ahora vivimos, guerras, exilio, persecución, hambre, armas, genocidio, pobreza. 
 Conocer nuestro pasado nos ayuda a saber quiénes somos, reflexionar  acerca de nuestro e presente nos ayuda fundamentalmente a transformar nuestro futuro. Pronto viviremos un punto de inflexión en la historia de la humanidad que sólo puede desembocar en dos escenarios posibles: la catástrofe o la superación.
 Hace unos días el Papa Francisco en un encuentro con jóvenes en el Aula Pablo VI,  ¿Ustedes hablan con sus abuelos?”, preguntó. “Ustedes preguntan a sus abuelos: ‘abuelo, abuela, ¿cómo fue aquello?, ¿cómo se hace esto?, ¿qué hacías tú?”. 
“¡Háganlo, háganlo!”, pidió a los jóvenes. “Porque los abuelos son una fuente de sabiduría ya que tienen la memoria de la vida, la memoria de la fe, la memoria de las tensiones, la memoria de los conflictos. Y son estupendos”. 
“Los abuelos siempre sorprenden: saben escuchar, ¡tienen una paciencia No olviden a los abuelos, ¿entendido?”.


Publicado el 14 de agosto de 2015 en: