miércoles, 24 de febrero de 2016

Misericordia

Por: Alida Maria Madero

Siempre he sabido que en el fondo del corazón de todos los seres humanos hay misericordia y generosidad.

Nelson Mandela


Misericordia es algo sobre lo que hemos escuchado mucho estos días, la visita del Papa Francisco a nuestro país ha puesto un acento en esta palabra. Misericordia,  es la capacidad de sentir compasión por los que sufren y brindarles apoyo.

No es sentir lástima o enternecerte cuando ves a una persona sufrir, o porque algo malo sucede; eso es solo un sentimiento temporal, que pasa y no te mueve a hacer algo para ayudar. La misericordia es la capacidad de sentir la desdicha de la otra persona y actuar, ofrecerle tu ayuda.

Puede entenderse como un sinónimo de bondad, ser bueno pero con acciones. La misericordia se puede expresar de formas diversas, por acciones materiales, como dar albergue, dar de comer, dar de beber, vestir al que no tiene, entre otros o por acciones espirituales por ejemplo enseñar, dar buenos consejos, consolar al que este triste, orar a Dios por el bienestar de otras personas.

El mensaje del Papa Francisco no tiene que ver sólo con los católicos, sino que abraza también a todos los credos. El profesor M. Qasim Mathar, docente musulmán de la State Islamic University comenta que las palabras del Papa Francisco, en el caso de los musulmanes, retoman y refuerzan el mensaje del profeta Mahoma en tema de misericordia y perdón; El profesor opina que, por esto su discurso debería ser “difundido en todo el mundo” y profundizado prescindiendo de la fe religiosa profesada. 

En la mesa redonda interreligiosa del programa de Adela Micha ─comunicadora mexicana─, sobre la visita del Papa a México. El rabino Abraham Tobal representante del judaísmo en la mesa comentó que: “La visión y los valores de ayudar al necesitado, de ser sensibles al que necesita compasión es algo que comparten todas las religiones. Temas necesarios y es bueno que el Papa este concientizando al mundo”.

He querido escribir sobre este tema tan necesario en nuestros días para hacer conciencia de que la misericordia comienza en el corazón y se lleva a la práctica con las acciones. En estos momentos en que estamos tan desconectados el uno del otro, donde es más sencillo estar en nuestra burbuja de redes sociales que salir a buscar a quienes necesitan de nosotros. 

Sabemos que hay hambre, injusticias, migración, analfabetismo, corrupción, enfermedad, dolor, tristeza; comentamos en las redes sociales y lo hacemos el tema del día, pero no apagamos los dispositivos y salimos de nosotros mismos a llevar esa compasión, ese sentir del corazón a la acción, a la misericordia.

El Papa Francisco en su convocatoria al año de la misericordia, escribe: “Abramos nuestros ojos para mirar las miserias del mundo, las heridas de tantos hermanos y hermanas privados de la dignidad, y sintámonos provocados a escuchar su grito de auxilio. Nuestras manos estrechen sus manos, y acerquémoslos a nosotros para que sientan el calor de nuestra presencia, de nuestra amistad y de la fraternidad. Que su grito se vuelva el nuestro y juntos podamos romper la barrera de la indiferencia que suele reinar campante para esconder la hipocresía y el egoísmo”.

Dar de comer al hambriento, traer en tu carro sándwiches, galletas para compartir a los indigentes, los migrantes que están en las calles. Dar de beber al sediento, botellas de agua;  vestir al desnudo, ¿cuánta ropa no te pones y esta guardada? 

Acoger al forastero,  o foráneo como les llamamos, ¿conoces a alguien que esté lejos de su hogar, compañero de clase, de trabajo?, invítalo a tu casa. Asistir los enfermos, cuanta gente enferma física y mentalmente que necesita nuestro tiempo. Visitar a los presos, también  ell@s nos necesitan, tanto que hemos leído del penal del Topo chico estos días, donde hemos sido testigos de la realidad brutal de los presos y presas en nuestra ciudad.

Y no olvidemos las obras de misericordia espirituales: dar consejo al que lo necesita, enseñar al que no sabe, corregir al que se equivoca, consolar al triste, perdonar de corazón al que te ofendió; de soportar con paciencia las personas molestas y rezar a Dios por todos.

El Papá Francisco en su visita a nuestro país expresó: “Siempre tenemos necesidad de contemplar el misterio de la misericordia. Es fuente de alegría, de serenidad y de paz. Es la ley fundamental que habita en el corazón de cada persona cuando mira con ojos sinceros al hermano que encuentra en el camino de la vida”

Más allá de la religión o credo que profesemos, te invito a llenarte de alegría, serenidad y paz, al practicar desde el corazón la bondad en acciones: la misericordia.

sábado, 13 de febrero de 2016

Vivirá para siempre

Por Martha Salim Naime 

¿Qué pasa por la mente de una niña de ocho años, cuando se entera que tiene una enfermedad en el corazón? En el caso de Ana Cecilia González fue: todos los niños vivirán para siempre, y yo no.

"Nací condenada a morir", afirma la autora del libro autobiográfico “Cuando vivir no es para siempre” de Azul Editores y cuenta que nació con una cardiopatía congénita del corazón: una transposición de grandes vasos y un solo ventrículo, además de una estenosis pulmonar.

Sin duda la vida de esta niña fue diferente a la de sus hermanos y a la de otros niños desde que nació; pero el verdadero cambio en su vida fue cuando, al enterarse de su padecimiento, transforma su voluntad de vivir en su motor interior.

No quiero adelantarte información, porque la historia de vida que Ana Cecilia narra en su libro, vale la pena conocerla de principio a fin y de la voz  de la protagonista.

La lectura es tan ágil e intensa que te lleva de la sorpresa al dolor; de la risa al llanto; de la admiración a la frustración. Es tal su riqueza que aquí comparto solo algunos de los tesoros que esconde Cuando vivir no es para siempre:
  • El decreto de una niña de ocho años. Con frecuencia los adultos descalificamos a los niños porque los creemos incapaces de tomar una decisión de trascendencia. Consideramos que la edad nos da la experiencia y la sabiduría suficientes para saber qué es lo mejor para alguien más.
  • El valor de la familia: El apoyo y la solidaridad de los padres; el amor de la pareja entre sí y hacia los hijos y el amor entre hermanos, conformaron para Ana Cecilia un entorno seguro, confiado y con la calidez suficiente para que toda la familia caminara hacia adelante y se fortaleciera; sin estancarse por la enfermedad de uno de los miembros. 
  • El rol de las abuelas: que,  al no tener las restricciones propias de los padres para formar y educar, aman de tal forma que expanden los límites de la libertad de sus nietos y los ayudan a ser personas resilientes. 
  • Las amigas: importantes y necesarias en todas las etapas de la vida. Cómplices, confidentes y compañeras incondicionales.  
  • El pudor: ese sentimiento natural que hace sentir vergüenza de exhibir el propio cuerpo. Es algo que nadie te enseña pero que sabes; es la Ley Natural. ¿Por qué pensamos que a los niños no les da vergüenza que les quitemos la ropa delante de alguien más? 
  • El trato humano del cuerpo médico. También viene de nuestra naturaleza la necesidad de sentirnos tratados como personas; sin importar la edad o circunstancia.
  • El dolor y la soledad: un niño, incluso un bebé, los experimentan y lo expresan aunque no lo sepan decir con palabras. Su necesidad no siempre es atendida porque las circunstancias lo impiden; algo tan sencillo como una muñeca cobró un gran significado en cierto momento de la vida de Ana Cecilia. 
  • La fe y la gratitud. ¿Cómo concebir la vida de esta familia sin Dios como centro de sus vidas? Una fortaleza que proviene desde lo más hondo del corazón y que lleva a agradecer por lo que se tiene y por lo que no se tiene de manera constante.

Ana Cecilia relata que cuando llegó al hospital para su primera cirugía, a los veinticuatro años y puso al tanto al personal médico de las actividades que, a juicio de ella eran normales, para el doctor a cargo de su caso representó: “volver a las investigaciones, a las estadísticas y a cuestionar lo aprendido” durante su vida profesional.

La respuesta a las interrogantes médicas no estaba en la ciencia sino en la familia y el entorno en el que creció Ana Cecilia, en medio del cual desarrolló una firme voluntad que la llevó a explorar  los límites de su capacidad física y a desarrollar habilidades que aumentaron su autoestima y la fortalecieron.

Cuando vivir no es para siempre no es sólo una autobiografía, es un legado de esperanza, de amor por la vida y de unión familiar. Es una confirmación de que la vida consta de tomar la decisión de vivirla con intensidad: en medio de las circunstancias, con ellas y a pesar de ellas.

Todos nacimos condenados a morir, pero la historia de vida de Ana Cecilia vivirá para siempre y encenderá una luz al final del túnel de todo aquel que la lea.


viernes, 5 de febrero de 2016

Salir de la burbuja

por Avelina Jiménez Lozano

En estos días estuve presente en un panel al que fueron invitados varios jóvenes misioneros. De esas personas valientes que se atreven a hablar en un teatro frente a un público de su misma edad y de un tema que entre universitarios pareciera ser no tan común: la justicia social. Uno de ellos dijo una frase que nos dejó reflexionando: “los invito a salir de su burbuja y mirar a su alrededor, observar la gente, lo que te rodea y que tiene vida. Una vez que te das cuenta de la realidad, vas a querer hacer algo por ella”.

Salir de la burbuja es una frase común, pero cuando la escuchas de un joven universitario y va dirigido a otros universitarios, es una bomba. Los temas sociales anteriormente eran responsabilidad de un cierto grupo de personas, partidos políticos y servidores públicos; hoy es un tema prioritario de interés general.

Se le conoce como Service learning (Stanford University, 1996) o Aprendizaje Situado (Hernández y Díaz, 2012) al tipo de metodología constructivista en donde el alumno realiza actividades extra muros, visitando comunidades o instituciones que requieren apoyo social, aplicando la teoría vista en clase y fortaleciendo su aprendizaje.

Las misiones, por ejemplo, son actividades formativas nacionales e internacionales en donde los estudiantes pueden aplicar conceptos de su carrera y que además, proporcionan a los estudiantes la oportunidad de adentrarse a una realidad diferente. Las experiencias y el contacto con las personas de la comunidad marcará un antes y después de aquel que haya aceptado el reto misionero. Interesante, pero aquel que fue misionero una vez… ¡lo será siempre!

Ahora bien, no es necesario salir de la ciudad para identificar la situación social en la que se vive. Como lo mencionó el alumno del panel al que asistí, basta abrir los ojos y observar. La “lotería urbana” creada por el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente (ITESO, 2001) busca a través del juego popular, crear conciencia de las situaciones que se viven en la calle, en el trabajo y en las familias mexicanas. Haciendo una analogía con las bajas de la lotería, se crea por ejemplo “el pescado”, con una imagen de un migrante; “el venado” con un joven corriendo tras un camión que decide no detenerse en la parada; “la rosa”, tatuada en el hombro de una mujer que alimenta a su hijo; “los valientes”, un grupo de personas caminando por las calles de mañana para ir a trabajar.
Es necesario concientizar a los niños y jóvenes en la importancia de ser ciudadanos responsables, activos y participativos. Ya no nos conformamos con escuchar conversaciones en donde se critiquen los temas sociales, sino requerimos de diálogos que terminen en propuestas o sugerencias de asociaciones o grupos civiles que beneficien a los más vulnerables.

Aún hay personas que prefieren no ver las noticias para no ponerse ansiosas por lo que sucede incluso piensan que los medios de comunicación no dicen toda la verdad. La clave está en mantenerse bien informados, identificando fuentes confiables y no amarillistas.

Tener una visión global de acuerdo a la edad y platicar en familia de lo que sucede en temas como economía, política, medio ambiente y educación, ayudará a nuestros hijos a estar conscientes socialmente y poder emitir una opinión real y justificada de lo que sucede.

Salir de la burbuja, ayudar a otros a que lo hagan y romper las burbujas de quienes creen que esto que sucede en el mundo es responsabilidad de otros. La ceguera social es un tema que hay que erradicar en su totalidad para poder avanzar.