sábado, 22 de febrero de 2014

Matrimonio, ¿meta o camino?

Por Martha Salim Naime

En una relación de noviazgo con fines matrimoniales, tanto el hombre como la mujer tienen sus propias expectativas. Ambos saben, o al menos creen saber, lo que pueden aportar  y lo que esperan de su pareja. Durante las diferentes etapas del noviazgo la relación se transforma y madura, o se termina.

La atracción física y emocional marca la primera etapa. Después vienen las dudas respecto a la elección de la pareja y hay incertidumbre. En esta etapa se rompe la relación o se avanza a la siguiente: la exclusividad; ya no se piensa o se desea salir con otra persona, sólo son “tú para mí y yo para ti”. Pasan del “me gustas” al “te quiero”.

La intimidad, y no me refiero a la física, sino a la del diálogo profundo, en la que se cuentan sus secretos, sueños o miedos íntimos, marca la cuarta etapa. Se comparten experiencias sólo entre los dos; se muestran cómo son con sus virtudes y defectos. El balance entre estos dos aspectos le dará estabilidad a la relación, entonces es más factible que pasen a la siguiente etapa, la del compromiso. Los lazos de amor se consolidan; hay una fuerza interior que impulsa a dar ese paso. Después de esta etapa se llega al matrimonio; a desear vivir juntos para siempre.

¿Cómo es posible creer en algo para toda la vida cuando algunos han crecido como testigos de relaciones matrimoniales destructivas y no ven esta posibilidad como una opción? Si bien la atracción, el sentimiento y el deseo de comprometerse de por vida son fuertes, hay inquietudes y dudas al respecto.

No es fácil para las parejas del milenio pensar en optar por una vida de matrimonio y compromiso permanente. Las nuevas generaciones viven en una cultura de lo provisional que desecha las cosas que están descompuestas, que rara vez se arreglan porque resulta más económico no hacerlo. Ya no se compra un carro, una casa, un refrigerador para toda la vida, ahora se planifica el tiempo en el que se va a sustituir por uno nuevo.

Desde la infancia se sueña con el casamiento, la vida en pareja y los hijos. Poseer todas esas cosas es meta para algunas niñas y niños. Se crece con la ilusión de encontrar a la pareja ideal -al príncipe azul, a  la mujer perfecta- que hará posible conquistar, como en los cuentos, casarse y ser felices para siempre. Algunas parejas centran su atención en los detalles de la boda, que si bien son muchos, algunas los multiplican a tal grado que se deja para después aquello que dio motivo a la organización de la fiesta. Para otras parejas, la boda y toda la organización que ella implica son sólo un medio para llegar a su objetivo final: la convivencia del día a día por el resto de sus vidas.

Para quienes ven el matrimonio como camino la celebración del mismo queda señalada en una fecha y lugar determinados que marcan un nuevo comienzo. Un cambio de vida de estas dimensiones requiere tiempo y no se puede tomar a la ligera. El estado de la relación cambia a medida que la pareja cambia, y muchas veces se necesitan ajustes mayores. La unión de la pareja se fortalece al pasar juntos tempestades y compartir logros y éxitos personales y profesionales.

El Papa Francisco, durante su encuentro con miles de parejas de novios por la celebración de San Valentín,  dijo: “el matrimonio es un trabajo de todos los días, se puede decir que artesanal; un trabajo de orfebrería porque el marido tiene la tarea de hacer más mujer a la mujer y la mujer tiene la tarea de hacer más hombre al marido. Crecer también en humanidad, como hombre y mujer”.

Cuando la relación de matrimonio es una prioridad, no hay nada más importante para la pareja que la pareja misma. Este estado de fidelidad no viene de unas palabras mencionadas en la ceremonia civil o religiosa; proviene de una convicción y un deseo de amor en exclusiva.

El amor verdadero no se impone por la fuerza; es necesaria la cortesía: tomar en cuenta al otro, agradecer lo que se recibe, pedir perdón cuando se ofende y perdonar cuando se es ofendido. El objetivo no es durar para siempre, sino durar enamorados para siempre. Esto se logra sólo con una actitud que se renueva cada día.

No hay hombre perfecto ni mujer perfecta, por lo tanto no hay matrimonio perfecto. Enrique Rojas afirma que “la voluntad y la inteligencia forman un dúo decisivo en la geografía de la persona”. El matrimonio no es fácil. La capacidad de compromiso, la actitud, los detalles y el perdón lo hacen posible.

(*) Martha Salim Naime Es Administrador de Empresas con Maestría en Ciencias del Matrimonio y la Familia y diplomado en Tanatología por el Instituto Superior de Estudios para la Familia (Juan Pablo II).  Cuenta con la certificación para ser facilitadora de la herramienta pre-matrimonial FOCCUS. Actualmente se desempeña como Gestor de redes sociales.

lunes, 10 de febrero de 2014

Una buena dosis de amistad

por Avelina Jiménez Lozano

Aún recuerdo perfectamente cuando estaba en el Jardín de Niños. Cierro los ojos y viene a mi mente el momento del recreo en donde todos salíamos a jugar al patio. Mi amiga y yo comíamos rápidamente para luego ir a correr por toda la cancha del Colegio. A pesar de quehan pasado cerca de 30 años,ella y yoaún nos seguimos viendo y nunca imaginamos que pasado el tiempo nos íbamos a acompañar en tantos momentos importantes de nuestra vida.
“Los amigos se cuentan con los dedos de las manos” dice un conocido refrán, haciendo alusión a que son pocos los verdaderos amigos, sin embargo, en la vida nos encontramos con personas valiosas que llegan a tener un impacto tan fuerte, que difícilmente podemos olvidar. Según los expertos, la proximidad es un factor importante para considerar a una persona como amigo, es por eso que el lugar de trabajo, el salón de clase y la colonia en donde uno vive son los lugares por excelencia en donde se cosechan las grandes amistades.
Según una investigación realizada por Tom Rath, autor del libro “Vital Friends: The People You Can't Afford to Live Without”,el tener un amigo en el trabajo aumenta siete veces la motivación para acudir a trabajar y propicia a sentirse más motivado y productivo en ese ambiente. El sentimiento de pertenencia aun grupo aumenta la seguridad y disminuye el nivel de estrés, provocando un estado de ánimo placentero entre sus integrantes.
Las redes sociales nos dan la oportunidad de conocer la vida de las personas que no frecuentamos con regularidad, sin embargo, expertos en psicología sugieren no olvidar tener encuentros “off-line”, pues eso propicia una mayor intimidad emocional. Una cámara de video puede transmitir los gestos, la voz y hasta la mirada de una persona, sin embargo, nunca será capaz de transmitir la emoción de una deliciosa plática ni un abrazo en el momento justo en el que sea necesario.
En una ocasión, estaba con mis amigas de la universidad en una reunión, se acercó la tía de una de ellas y nos empezó a cuestionar una por una acerca de lo que estábamos haciendo hoy en día. La primera le comentó que acababa de tener un bebé, al finalizar de contarle la señora le dice: “¡Qué bueno!, lo mejor es cuando los niños están pequeños”. Al cuestionarle la misma pregunta a otra de mis amigas, ella le respondió que tenía pocos meses de casada, a lo que le responde: “¡Felicidades!, lo mejor son los primeros años de casada!” Finalmente le preguntó a otra y ella le dice que está prosperando en su trabajo y a punto de iniciar su maestría, la señora, sin titubear le comenta: “¡Excelente!, lo mejor es estar soltera  y desarrollarse profesionalmente!”.
Esa charla entre mujeres me hizo darme cuenta que todas estábamos en etapas diferentes, pero seguíamos cercanas. La relación que inició con algo en común,  como estudiar una carrera, fue madurando hasta llegar a disfrutarnos mutuamente a pesar de las diferencias.  La tolerancia, el respeto y la admiración entre amigos, sin importar en la etapa en la que se encuentren, será la clave para lograr que la relación siga fortaleciéndose con el paso de los años.
El tener un amigo cerca genera un torbellino de emociones positivas que son benéficas para la salud y cuyos efectos se notan a muy corto plazo. Cada vez más matrimonios apoyan la idea de que su pareja salga con un grupo de amigos pues ellos perciben que, después de cada reunión, su pareja regresa con una actitud diferente, más tranquila y más feliz.
Si tienes la dicha de tener un amigo así, pregúntate cómo llegaste a desarrollar ese lazo tan fuerte, que aunque no compartan la misma sangre, te hace considerarlo como parte de tu familia. La amistad es algo tan valioso que suele compararse con un tesoro, conservar esa fortuna para que pueda acompañarte hasta llegar a la ancianidad.
(*) Avelina Jiménez Lozano, es Psicóloga con Maestría en Educación por la Universidad de Monterrey. Experta en temas de familia y pareja. Cuenta con la certificación para ser facilitadora de la herramienta pre-matrimonial FOCCUS. Ha participado en programas de desarrollo humano e inteligencia emocional en México y España. Actualmente es docente de asignatura en la carrera de Licenciado en Psicopedagogía, titular del curso Formación en el Amor y coordinadora de formación en la Universidad de Monterrey.
Contáctala en jimlav15@hotmail.com

Publicida originalmente el 10 de febrero de 2014 en