lunes, 31 de agosto de 2015

Sentimientos virtuales

Por Avelina Jiménez

Existen videos en las redes sociales tan bien realizados que logran sensibilizar a cualquier persona. El abrazo entre un padre y una hija mientras ríen juntos; la ayuda de un joven a un anciano para cruzar la calle; la secuencia fotográfica de una pareja que van a ser padres y que concluye con la foto de su bebé en brazos son sólo ejemplos de temáticas emotivas, que, a pesar de ser virtuales, han tocado el corazón de miles de personas.

En el diccionario, la palabra virtual significa que no es real. Lo primero que se asoció con este adjetivo fueron los juegos de video, en donde quienes lo utilizaban, podrían invertir horas tratando de pasar diferentes mundos con la intención de salvar a una princesa o ganar una carrera; sin embargo, en la actualidad la palabra virtual ha adquirido tal fortaleza que incluso la mayoría de las universidades más prestigiadas del mundo ofrecen cursos con esta modalidad.

La educación y el turismo son las dos áreas por excelencia que han explotado el uso de lo virtual y los famosos mapas en papel han quedado casi obsoletos, basta con colocar la dirección de un sitio de interés y de inmediato el celular te ofrecerá la mejor ruta para llegar. Los croquis cada vez son cosa del pasado y ahora el mandar la ubicación provoca aún más tranquilidad que una brújula en el ayer.

La definición de que lo virtual es algo irreal parece ser cada vez más obsoleta. La misma tecnología intenta convencernos de esto. Los famosos memes, que son ideas que se transmiten rápidamente a través del internet y que son representadas de manera gráfica, parecen ser cada vez más reales y en más de una ocasión he soltado una carcajada al ver un meme y, aun sabiendo que no es real, mi respuesta de quererlo compartir a mis grupos de amigos en línea es casi inmediata.

También he llorado con algunos videos que he visto publicados en las redes sociales. La música, las imágenes, el mensaje, todo parece estar tan bien realizado que verdaderamente al verlo despierta en mí un abanico de emociones. Y no soy la única. Videos del cuidado del medio ambiente, educación especial, la protección de animales e incluso, videos de espiritualidad publicados en las redes sociales, son mil veces compartidos al día, llegando a los ojos y al corazón de miles de personas en todo el mundo.

¿Las imágenes publicadas en redes sociales pueden involucrar emociones tan fuertes en el espectador? Sí, por qué no hacerlo, si la vida de las personas es una maravillosa película, que en lugar de verla proyectada en 2 horas en una sala de cine, la vemos proyectada día con día a través de las redes sociales.

La vida hoy se vive online: cómo me siento, dónde estoy, con quién estoy y qué estoy haciendo.  Mientras antes nuestros recuerdos los teníamos en papel, hoy todo cabe en un par de carpetas virtuales, aun sabiendo que nuestra mente y corazón tengan un almacenaje infinito.



Lo virtual depende de lo presencial.  Así como hay muchas parejas que conocen el amor en línea, no es sino hasta que se conocen personalmente cuando pueden estar más seguros de su amor. Los sentimientos virtuales sólo se conservarán en el tiempo mientras se sigan viviendo y experimentando en el día a día: un beso, un abrazo, una sorpresa, una oración; sólo en la medida en que se mantengan esas experiencias reales, en vivo y a todo color, se podrá entender la emoción de un mundo virtual.


Publicado el 31 de agosto de 2015 en:

sábado, 22 de agosto de 2015

Herencia

Por: Alida Maria Madero
“Los abuelos son la memoria de una familia, la memoria del país,  la memoria de la fe, porque son ellos los que nos la dan a nosotros
S.S. Francisco

Este mes de agosto se cumplen 70 años del lanzamiento de las bombas nucleares Little boy y Fat man sobre las ciudades japonesas de  Hiroshima y Nagasaki. Han sido los únicos y ojalá los últimos ataques nucleares lanzados contra la población civil en la historia de la humanidad; los cuales tuvieron un costo altísimo y cuyas dimensiones no podían siquiera imaginarse.
 Más de 250 mil personas murieron, envenenamiento por radiación, leucemia, cáncer en amplias zonas geográficas de Japón. Esa gigantesca bola de fuego y la nube de hongo son imágenes gráficas de la historia de un auténtico horror de lo que podemos lograr y al mismo tiempo evitar los seres humanos.
 En agosto se celebra también el mes del adulto mayor. Personas que tienen esos mismos 70 años o más. De acuerdo con cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía, en México hay diez millones de personas adultas mayores, donde seis millones de hogares tienen un adulto mayor como jefe de familia, casi tres millones de hogares están compuestos por el adulto mayor jefe y sus hijos y un millón de hogares están habitados por adultos mayores solos.
 Son esa gran generación que ha vivido algunos de los eventos más traumáticos de la historia. La segunda guerra mundial que termino en la derrota del imperio japonés por las bombas nucleares, el holocausto, incluso el exilio. Seis años y sesenta millones de personas desvanecidas de la existencia. Inexplicable violencia.
 Mi papá tendría cinco años,  mis abuelos entre veintiséis y treinta seis,  los tuyos ¿qué edad tenían?; ¿cómo fue vivir esos años, que pensaron ante el horror de la guerra, que platicaban con los amigos, que se escuchaba en la radio y se veía en esa naciente televisión? 
 En estos tiempos que vivimos en los que apenas tenemos tiempo para leer los 140 caracteres del Twitter, donde es más importante conectarte a las redes sociales que sentarte a conversar. ¿Visitar o llamar al abuelo por teléfono? No, no tengo tiempo. Mejor que ellos aprendan a usar el email, el whatsapp de su celular, si es que quieren estar en contacto con nosotros.
 No solemos dirigirnos a nuestros mayores para pedirles consejo y mucho menos escucharlos, tendemos más a buscar información en la red, en video escuchando a los oradores modernos. Triste pero real. 
 Una herencia está compuesta no únicamente por lo material, sino también por lo intangible. Podemos aprender gran cantidad de lecciones de nuestros mayores, debemos aprovecharlos para que nos narren capítulos de su vida y lo que aprendieron. ¿Cuál es ese aprendizaje? 
 Pronto nosotros seremos esa generación de la tercera edad. ¿Qué le contaremos a nuestros nietos? también ahora vivimos, guerras, exilio, persecución, hambre, armas, genocidio, pobreza. 
 Conocer nuestro pasado nos ayuda a saber quiénes somos, reflexionar  acerca de nuestro e presente nos ayuda fundamentalmente a transformar nuestro futuro. Pronto viviremos un punto de inflexión en la historia de la humanidad que sólo puede desembocar en dos escenarios posibles: la catástrofe o la superación.
 Hace unos días el Papa Francisco en un encuentro con jóvenes en el Aula Pablo VI,  ¿Ustedes hablan con sus abuelos?”, preguntó. “Ustedes preguntan a sus abuelos: ‘abuelo, abuela, ¿cómo fue aquello?, ¿cómo se hace esto?, ¿qué hacías tú?”. 
“¡Háganlo, háganlo!”, pidió a los jóvenes. “Porque los abuelos son una fuente de sabiduría ya que tienen la memoria de la vida, la memoria de la fe, la memoria de las tensiones, la memoria de los conflictos. Y son estupendos”. 
“Los abuelos siempre sorprenden: saben escuchar, ¡tienen una paciencia No olviden a los abuelos, ¿entendido?”.


Publicado el 14 de agosto de 2015 en: