Por
Alida Maria Madero
Ser
Padre es encontrarse en situación de cuidador, de transmisor de mundo.
Alejandro
Rozitchner
El
Día del Padre es una fecha conmemorativa para honrar la paternidad en la
familia y la influencia del hombre en la vida de sus hijos. Esta celebración,
nacida en Estados Unidos de la gratitud de una hija hacia su padre, se extendió
rápidamente a Europa, América Latina, Asia y África como una manera de
homenajear a los papás y reconocer su papel en la crianza y la educación de sus
hijos.
Sea
cual sea la fecha, lo importante es que existe un día especial para recordar a
los padres cuánto les queremos, darles las gracias por su amor y su entrega y
celebrar en familia eso, la felicidad de ser una familia.
Hace
tiempo, celebré con mis compañeros de universidad un aniversario más de
nuestra graduación. La mayoría de mis amigos de generación son hombres porque
estudié una ingeniería; todos, o casi todos, son papás. Me dio mucho gusto
verlos en ese rol, de papás e incluso uno que otro abuelo.
En
esa reunión platiqué con un papá sumamente emocionado por la boda de su hijo,
otro orgulloso de los logros de su pequeña estudiando en el extranjero, uno más
preocupado por la crisis en el matrimonio de su hija, incluso uno que le
encanta la fiesta yéndose temprano para ir por sus hijas, todos compartiendo
las fotos de sus hijos con orgullo.
Me
encantó verlos en con ese espíritu alegre y “siempre joven” de los papás
modernos. Antes, cuando un hombre se convertía en padre, de inmediato cobraba
una actitud de “señor respetable” y asumía una seriedad y rigidez de persona
mayor. Ahora los papás están más involucrados y hablan más de emociones.
Nuestra
generación vive ese periodo de transición, en el cual coexisten relaciones de
padres e hijos tradicionales matizados por el papá autoritario y otras más
cercanas, más entrañables. De tal manera que la forma de relacionarse de los
varones con sus hijos e hijas está cambiando.
Nos
toca vivir esa evolución donde la mujer que trabaja y desarrolla una carrera,
poco a poco ha dejado al hombre involucrarse en las actividades del hogar,
crianza y acompañamiento de los hijos.
Para
muchos la convivencia con sus hijos e hijas ha sido novedosa y gratificante, se
han abierto a nuevas formas de ser hombres y padres, lo que los ha llevado a
reconocer sus limitaciones, temores, relaciones de autoridad, pero a su vez se
han deleitado en la convivencia con sus hijos e hijas, pudiendo reconocer que
son personas diferentes a ellos, con gustos, sentimientos y pensamientos
diferentes.
Yo
no soy papá, solo sé ser mamá, así que para poder plasmarlo les comparto algo
de lo expresado por Alejandro Rozitchner en su artículo publicado en el
diario La Nación: “Entre
padres e hijos se trata de amor. Es un asunto de calidez, cariño, presencia y
disfrute de experiencias compartidas. De cercanía real, no esquivada. Tiempo,
tiempo pasado en común y elaborado como sentido para nuevas experiencias. Es
encontrarse en situación de cuidador, de transmisor de mundo, tener mucho a
cargo y tener miedo de no dar la talla y al mismo tiempo sentir que esa pieza
faltante, ahora hallada, hace que toda la vida propia encuentre su lugar”.
Así
que muy feliz Día del Padre a todos los que tengan hijos. También a los que no
son biológicos, sino del corazón; a los que son el plan B porque el papá no
está: los abuelos y los tíos.
A
esos papás que no les enseñaron a hablar el idioma del amor, y lo tratan de
expresar en disciplina y mano dura; a los sobreprotectores y a los distraídos.
Engendrar
a un hijo es fácil, lo complicado es lograr que crezca feliz y sabiéndose lo
más importante del mundo para alguien.
(*) Alida Madero, es Ingeniero en Industrias alimenticias egresada de la Universidad de Monterrey (UDEM). Tiene diplomados en Logoterapia y Desarrollo Humano. Actualmente coordina el programa Foccus Prematrimonial en la Arquidiócesis de Monterrey, el cual trabaja con las parejas que están comprometidas para contraer matrimonio.
Contáctala en foccusmonterrey@gmail.com
Articulo publicado originalmente el 17 de junio de 2015 en: http://www.sexenio.com.mx/columna.php?id=9383
Articulo publicado originalmente el 17 de junio de 2015 en: http://www.sexenio.com.mx/columna.php?id=9383
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