Por: Alida Maria Madero Fernández
La música es el corazón de la vida. Por ella habla el
amor;
sin ella no hay
bien posible y con ella todo es hermoso.
Yo no puedo, la música
es parte de mi vida desde que nací, está relacionada con mis emociones, mis
recuerdos y mis estados de ánimo. ¿Imagina que no hubiesen existido las
composiciones de Beethoven, Mozart, los Beatles; las canciones de cuna, el jazz,
la bachata o el tango?
La definición de música en la RAE —Real Academia Española—, dice así: “La música es el arte
de combinar los sonidos de la voz humana o de los instrumentos, o de unos y
otros a la vez, de suerte que produzcan deleite, conmoviendo la sensibilidad,
ya sea alegre, ya tristemente.” De tal
manera que el sonido de un instrumento, el canto, una orquesta o un
grupo de heavy metal, todo es música. Es considerada un arte, un idioma
universal, que está presente en todas las culturas y en casi todas las etapas
de la historia de la humanidad.
¿Sabías que existen jeroglíficos antiguos representando la música y están
relacionados con
los que simbolizan la alegría?; y los
instrumentos musicales están entre los objetos más antiguos diseñados por los
hombres. No hay cultura o país que no tenga instrumentos, cantos, música.
Aunque la música no sea como tal
un lenguaje, ciertamente la utilizamos para comunicar emociones y es
capaz de evocar sentimientos, afectar el ritmo cardíaco, las ondas
cerebrales y los ritmos respiratorios. Pones música a ritmo de salsa e
inmediatamente sonríes y mueves los hombros. Las emociones nos hacen humanos y
la música nos da la oportunidad de expresarlas.
Nuestro estado de ánimo, muchas
veces se ve reflejado por el tipo de música que escuchamos o
entonamos. Una canción triste puede inducirnos a un estado melancólico,
mientras que una canción alegre puede excitarnos y proporcionarnos unos minutos
de felicidad. Quien no ha llorado al escuchar una melodía en especial que evoca
algún momento significativo.
La música es un medio de expresión sin límites que llega
a lo más íntimo de cada persona. Cantar a todo pulmón y brincar en un
concierto, tararear al trabajar, arrullar a un bebé con una canción de cuna,
las canciones infantiles en el jardín de niños, tantos otros momentos de
nuestras vidas que están asociados a la música.
Es tan grande la influencia de la
música sobre los seres vivos que parece demostrado que escuchar melodías
agradables no solo modifica nuestro estado de ánimo, sino que puede tener una
influencia estimulando nuestra inteligencia e incluso en la salud,
reduciendo el estrés, el insomnio, la depresión, calmando el dolor y
mejorando la inmunidad.
La música como terapia se aplica a un amplio campo en
relación a diversos trastornos, autismo, hiperactividad, depresión, ansiedad,
medicina del dolor, geriatría.
Por todo lo anterior, escucha tu
canción preferida, canta, baila; no importa si no sabes cantar o bailar, te
ayudara a sentirte mejor y tomar conciencia de partes de tu cuerpo que
normalmente pasan desapercibidas. Al volumen que tú quieras o que te permitan
tus vecinos, pero no te quedes rumiando problemas o los eternos hubieras. La
música pondrá una sonrisa en tu cara y en tu alma.
(*) Alida Madero, es Ingeniero en Industrias alimenticias egresada de la Universidad de Monterrey (UDEM). Tiene diplomados en Logoterapia y Desarrollo Humano. Actualmente coordina el programa Foccus Prematrimonial en la Arquidiócesis de Monterrey, el cual trabaja con las parejas que están comprometidas para contraer matrimonio.
Contáctala en foccusmonterrey@gmail.com
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