domingo, 30 de diciembre de 2018

La familia perfecta


Por Martha Salim Naime

Monterrey, México ¿Por qué escribes sobre la familia, si la tuya no es perfecta? Me estremecí al escuchar esta pregunta. Nunca la hubiera esperado y me cuesta pensar que alguien crea que solamente siendo perfecto en un área, podrías escribir sobre ella. Es como si un médico no pudiera atender pacientes porque él también se enferma o como si un mecánico no pudiera arreglar carros, porque el suyo también se descompone. A final de cuentas, esa pregunta dio lugar a otras en mi mente; quizá era el momento de reflexionar.
La perfección no existe. En toda familia se cometen errores, se toman malas decisiones, se arriesga el patrimonio. En toda dinámica familiar hay quien se deja llevar por la emociones y provoca conflictos. Hay enfermedades, accidentes, adicciones, infidelidades que rompen con la armonía y ponen en riesgo la estabilidad. Lastimas y te lastiman, perdonas y te perdonan. A cada miembro de la familia se le presenta día a día una oportunidad de crecimiento y superación personal.
Nací y crecí en el seno de una familia. Mis padres, gente de poca escuela pero de gran sabiduría, nos mostraron con su ejemplo que las virtudes no son cosas que se explican, sino que se predican con el ejemplo. Mis hermanos y yo, al salir de la escuela, pasábamos el resto del día en el negocio familiar. Ahí hacíamos la tarea, jugábamos en la bodega con cajas de cartón y colaborábamos en lo que nos pidieran hacer en la tienda. Durante este tiempo, observamos en mis padres: disciplina y responsabilidad, amor hacia su trabajo y  honestidad en el trato al cliente y al proveedor.
Formar una familia en la actualidad es más complicado. La facilidad que existe para mudarse de la ciudad de origen a otra o a otro país, provoca que los niños no crezcan cerca de sus abuelos, tíos y primos. Las comidas familiares de antaño, grandes escuelas de virtudes y valores, se han reducido considerablemente.
De hecho, quedan resumidas a las convivencias de unos cuantos días en vacaciones o Navidad. Algunas  familias de personas foráneas se agrupan y suplen la carencia de los familiares cercanos con  convivencia y cercanía, cooperación y solidaridad, misma que tendrían con su familia de sangre. Quienes deciden por esta opción lo hacen conscientes de la importancia de crear un ambiente de familia.
La familia es una plataforma de lanzamiento. Durante la infancia y adolescencia se van permeando los valores que  formarán el bagaje para la vida adulta. Es el costal de semillas que te entregan tus papas cuando sales de la casa, ;  cada semilla representa un valor o una virtud y van a ser sus recursos para toda la vida. Si no las siembras, se secan y luego ya no sirven y si lo haces, las tienes que vigilar.  Nos decía una de mis tías —Ignoro si la frase era de ella o de algún autor—.  La sección de semillas especiales incluye la de fortaleza ante la adversidad y esperanzas renovadas.
En toda familia se ríe y llora; se trabaja y disfruta; se tienen desafíos y armonía; se gana y se pierde. Cada una es única e irrepetible y el efecto se multiplica con cada pareja que se casa; ambos aportan tradiciones y valores de su familia de origen. Así forman la propia dándole un matiz muy personal y diferente que la hace original.
Cuando los miembros de una familia se unen forman una red fuerte y sólida en la que se sostiene al caído, se abraza al desvalido, se consuela al que sufre, se alienta al más débil. Este enrejado tiene capacidad de transformación cuando cambian las circunstancias y es otro el que necesita apoyo, los roles se invierten y el que fue consolado, abrazado y apoyado, ahora corresponde haciendo lo mismo con aquel familiar que lo requiere.
Creo en la familia y en los valores que en sí contiene, que tienen como centro el amor. No concibo mi vida fuera de ella. No solo escribo y leo sobre la familia, procuro hacerla vida con esmero, dedicación y con la certeza, clara e inequívoca, de que no alcanzará la perfección.
¿Tu familia no es perfecta? No te preocupes, solo es una familia normal.
(*) Martha Salim Naime. Es Administrador de Empresas con Maestría en Ciencias del Matrimonio y la Familia y diplomado en Tanatología por el Instituto Superior de Estudios para la Familia (Juan Pablo II). Experta en temas de familia y pareja. Cuenta con la certificación para ser facilitadora de la herramienta pre-matrimonial FOCCUS. Actualmente se desempeña como Gestor de redes sociales.

viernes, 28 de diciembre de 2018

Soltar amarras

Por: Fernando González Rocha y Paty Zambrano

Deshacernos de lo que nos estorba 

Cuando nos casamos, Fernando, dejó en el closet de la casa de sus papás sus apuntes de la escuela, cuadernos viejos, recuerdos personales, fotos y cartas de sus exnovias, etc. Al regresar de la luna de miel, fuimos a visitar a sus papás y él subió a buscar un papel que necesitaba. Al llegar a su closet vio que ya no había nada. Entonces se escuchó un grito desesperado: Mamááááááááááá: ¿Dónde están las cosas que tenía en “mi” closet? Mi suegra´, con la dulzura que la caracteriza, le dijo: “Mi hijito, es que yo vi que había mucha basura en los cajones, me encontré unas fotos de tus exnovias y pensé: mejor que Paty no las vea para que no vayan a tener problemas y quemé todo”.

¡Que maravillosa enseñanza me dio mi madre! Aprendí a desprenderme del pasado para poder disfrutar del presente y construir mi futuro. Mi madre me enseñó a soltar amarras y reconstruir mi vida. Bendita mujer, la amo.

Al inicio de año es común escuchar entre los propósitos o metas: “Ahora sí me voy a deshacer de todo lo que me estorba en el closet”, “Voy a regalar las cosas que ya no uso de la cocina”, “Voy a reacomodar mi oficina”, “Regalaré los juguetes de mis hijos que ya crecieron” o algún propósito como estos.

Se dice que nuestra casa es la continuación de nosotros mismos, nuestro reflejo. Si quieres algunos cambios, empieza con tu vivienda. Cuando una casa está limpia, la mente también se organiza y las cosas te salen mejor.

Leímos, recientemente, una lista de las cosas que hay que tirar o regalar lo más pronto posible. Por ejemplo: Los restos de papel para envolver, boletos usados, calcetines desgastados, camisetas viejas, los CD que no necesitas, las ligas para el pelo que ya están estiradas, revistas antiguas, cupones expirados, los recuerdos de relaciones pasadas.

¿Alguna vez nos preguntamos?: ¿Y, de las cosas que me estorban en mi vida emocional, cuando me voy a deshacer?  Hablamos de todo aquello que nos impide crecer, como sería: hablar con quien estoy peleado, perdonar al que tengo pendiente, visitar al familiar que tengo abandonado, pagar a mi empleado lo justo, etc. Y todo esto, ¿Cuándo lo reviso?

Te retamos a echar un vistazo en este momento y …
  •        Deja la apatía al visitar a los abuelos.
  •  Suelta el control sobre la vida de los demás.
  • Deshazte de la crítica y el perfeccionismo.
  •  Suelta la tristeza que ya lleva mucho tiempo junto a ti.
  • Deja los rencores pasados.
  • Desempolva las palabras de amor y perdón.
  •   Corrige los malos hábitos al comer.
  • Abandona las amistades que sacan lo peor de ti mismo.
  •  Avienta muy lejos tus miedos.
  • Regala tus actitudes infantiles y déjalas a los niños pequeños.
  •  Olvida el mal humor.
  • Ventila tus diferencias de opinión.
  • Deja tu testarudez.
  • Entrega tus ansias de tener siempre la razón.
  • Libérate del que dirán.
  •  Despréndete de conductas destructivas.
  • Despégate de personas tóxicas.

Cuando cambies esos aspectos, solo entonces, habrá en tu vida espacio para recibir: la alegría de vivir, el amor para compartir, la bondad, el aprendizaje, las personas creativas, los amigos felices, la dicha, la risa, el renuevo, la fe, la esperanza de un nuevo día, el reinventarte a diario, el disfrute aun en lo fallido, el saberte único e irrepetible, con virtudes y defectos, pero amado.

Alguna vez escuché una metáfora oriental de la vida. Dice que la vida se mide en monedas, una por cada década. Se estima que en promedio tenemos ocho monedas cada uno. No importa como ni en que te gastaste las que ya no tienes, lo importante es ver hacia adelante: ¿Cuántas monedas te quedan por disfrutar?

¿Qué esperas para invertirlas de la mejor manera?

Solo tienes una vida haz de ella una obra maestra.



 Los autores son Coaches de Pareja y de Vida
Contacto: fernando.gonzalez.rocha@gmail.com

  

miércoles, 5 de diciembre de 2018

Tiempo de renovar la esperanza


por Martha Salim Naime

                Cuando carecemos de esperanza, vivimos llenos de deseos. 
Dante

Estamos por escribir el último capítulo del libro de la vida personal de este año 2018 y esto nos invita a revisar los propósitos que, llenos de esperanza, nos planteamos al inicio del año. Algunas personas se esforzaron en cumplir y llevarlos a cabo, otras —quizá la mayoría­—  se quedaron sólo con las buenas intenciones.

Si eres de los que tienen problemas para definir sus propósitos o llevarlos a cabo, se te olvidó anotarlos o quizá fueron demasiado altos, entonces te será útil aplicar la regla de oro para fijar objetivos. Por sus siglas se conoce como la regla AARV y significa que todo objetivo las debe cumplir: 
  • A: Asequibles, fáciles de alcanzar
  • A: Accesibles, fáciles de lograr
  • R: Realistas, ajustable a la realidad
  • V: Voluntad de querer realizarlos

Comenzar un periodo con propósitos nuevos, como al inicio de un nuevo año, nos recuerda que somos capaces de cumplir nuestras metas y realizar nuestros sueños. Los grandes proyectos inician con una idea que crece y toma forma hasta convertirse en realidad. Nadie se inicia como corredor corriendo un maratón, el avance es lento y paulatino; recordemos la frase de Einstein: “Si eres capaz de soñarlo, eres capaz de lograrlo”.

Para elaborar una lista de los objetivos integral, a cumplirse en el año siguiente, se recomienda que incluya propósitos de cada una de las dimensiones de la persona: física, emocional y espiritual,  puesto que estas áreas comprenden los aspectos de la vida del ser humano.

Dimensión física. Relacionada con la salud, el bienestar y los bienes materiales. Algunos tipos de propósitos pueden ser: bajar de peso, hacer ejercicio, cambiar de carro o conseguir una casa más grande. Si se logran determinar de manera más específica, hay más probabilidades de verlos realizados, por ejemplo: bajar un kilo por semana, reduciendo el consumo de refrescos o pan. Otro consejo es hacer 20 minutos de ejercicio tres veces por semana, aumentando 10 minutos hasta llegar a una hora.

Dimensión emocional. Tiene que ver con la motivación interna, las relaciones interpersonales y la capacidad de empatía, principalmente. Entre los posibles propósitos estarán: la convivencia con la familia y amigos, tomar un curso de profesionalización, dedicar mayor tiempo a la pareja y planear otros objetivos para cumplir en el año.

Dimensión espiritual. Es la relación intrapersonal, es decir, la que mantenemos con nosotros mismos y unificamos con nuestras creencias espirituales. Estos objetivos están enfocados a dedicar por lo menos un día a la semana a estar en contacto con la naturaleza y reflexionar sobre los acontecimientos de nuestra vida en esa semana y planear para la siguiente,  ayudar a una asociación de beneficencia con una aportación mensual, visitar a un pariente enfermo, realizar prácticas de fe o realizar ayudas a la comunidad.

Si logramos plantearnos propósitos más concretos y definidos convirtiéndolos en accesibles, asequibles,  realistas y le agregamos nuestra voluntad de hacerlo, encontraremos al final del año una lista de propósitos cumplidos. Habremos vivido un año de mayor riqueza y crecimiento personal. Transformemos las expectativas de los propósitos en tiempo de renovar la esperanza,  aprovechando sus dos facetas que ésta presenta: el dinamismo y la purificación.

El dinamismo en la esperanza es aquello que empuja, que anima a lograr la meta, que el cansancio y los obstáculos y motiva a no darse por vencido; mantiene la meta clara y muestra el camino para llegar a ella. Por otro lado, la purificación de la esperanza, tiene un efecto correctivo y transformador en la persona, porque al mismo tiempo que muestra con claridad el objeto, muestra lo que hace falta para lograrlo.

El hecho de plantearse metas y cumplirlas enciende el motor de la motivación interna, lo que nos llevará a iniciar un nuevo año con una esperanza renovada. ¡Feliz Navidad! Y ¡Feliz año nuevo de propósitos a cumplir!


(*) Martha Salim Naime. Es Administrador de Empresas con Maestría en Ciencias del Matrimonio y la Familia y diplomado en Tanatología por el Instituto Superior de Estudios para la Familia (Juan Pablo II). Cuenta con la certificación para ser facilitadora y entrenadora de la herramienta pre-matrimonial FOCCUS. Actualmente se desempeña como consultor familiar y tanatóloga en @Speeka_mx

viernes, 19 de octubre de 2018

Sentimientos virtuales

Por Avelina Jiménez Lozano



Existen videos en las redes sociales tan bien realizados que logran sensibilizar a cualquier persona. El abrazo entre un padre y una hija mientras ríen juntos; la ayuda de un joven a un anciano para cruzar la calle; la secuencia fotográfica de una pareja que van a ser padres y que concluye con la foto de su bebé en brazos son sólo ejemplos de temáticas emotivas, que, a pesar de ser virtuales, han tocado el corazón de miles de personas.

            En el diccionario, la palabra virtual significa que no es real. Lo primero que se asoció con este adjetivo fueron los juegos de video, en donde quienes lo utilizaban, podrían invertir horas tratando de pasar diferentes mundos con la intención de salvar a una princesa o ganar una carrera; sin embargo, en la actualidad la palabra virtual ha adquirido tal fortaleza que incluso la mayoría de las universidades más prestigiadas del mundo ofrecen cursos con esta modalidad.

            La educación y el turismo son las dos áreas por excelencia que han explotado el uso de lo virtual y los famosos mapas en papel han quedado casi obsoletos, basta con colocar la dirección de un sitio de interés y de inmediato el celular te ofrecerá la mejor ruta para llegar. Los croquis cada vez son cosa del pasado y ahora el mandar la ubicación provoca aún más tranquilidad que una brújula en el ayer.
            La definición de que lo virtual es algo irreal parece ser cada vez más obsoleta. La misma tecnología intenta convencernos de esto. Los famosos memes, que son ideas que se transmiten rápidamente a través del internet y que son representadas de manera gráfica, parecen ser cada vez más reales y en más de una ocasión he soltado una carcajada al ver un meme y, aun sabiendo que no es real, mi respuesta de quererlo compartir a mis grupos de amigos en línea es casi inmediata.
            También he llorado con algunos videos que he visto publicados en las redes sociales. La música, las imágenes, el mensaje, todo parece estar tan bien realizado que verdaderamente al verlo despierta en mí un abanico de emociones. Y no soy única. Videos del cuidado del medio ambiente, educación especial, la protección de animales e incluso, videos de espiritualidad publicados en las redes sociales, son mil veces compartidos al día, llegando a los ojos y al corazón de miles de personas en todo el mundo.
            ¿Las imágenes publicadas en redes sociales pueden involucrar emociones tan fuertes en el espectador? Sí, por qué no hacerlo, si la vida de las personas es una maravillosa película, que en lugar de verla proyectada en 2 horas en una sala de cine, la vemos proyectada día con día a través de las redes sociales.
            La vida hoy se vive online: cómo me siento, dónde estoy, con quién estoy y qué estoy haciendo.  Mientras antes nuestros recuerdos los teníamos en papel, hoy todo cabe en un par de carpetas virtuales, aun sabiendo que nuestra mente y corazón tengan un almacenaje infinito.
            Lo virtual depende de lo presencial.  Así como hay muchas parejas que conocen el amor en línea, no es sino hasta que se conocen personalmente cuando pueden estar más seguros de su amor. Los sentimientos virtuales sólo se conservarán en el tiempo mientras se sigan viviendo y experimentando en el día a día: un beso, un abrazo, una sorpresa, una oración; sólo en la medida en que se mantengan esas experiencias reales, en vivo y a todo color, se podrá entender la emoción de un mundo virtual.


(*) Avelina Jiménez Lozano, es Psicóloga con Maestría en Educación por la Universidad de Monterrey. Experta en temas de familia y pareja. Cuenta con la certificación para ser facilitadora de la herramienta pre-matrimonial FOCCUS. Ha participado en programas de desarrollo humano e inteligencia emocional en México y España.  Actualmente se desempeña como directora de la sección de preparatoria del Instituto Mater A.C. en Nuevo León., México. Puedes contactarla en: jimlav15@hotmail.com

miércoles, 12 de septiembre de 2018

Gratitud

Por: Alida María Madero

 
                    La gratitud da sentido a nuestro  pasado, trae paz al presente y crea una visión para el mañana.
Anónimo


Hace tiempo realicé un ejercicio muy especial: publicar, en las redes sociales un agradecimiento, cada mañana, de los cien días que faltan para mi cumpleaños número cincuenta. Tuve que planear cada uno de los agradecimientos, reflexionar recorriendo mi vida y fue una práctica maravillosa. Tengo tanto que agradecer: personas, momentos, errores, aciertos, decisiones y experiencias.

Gratitud. Esta emoción surge en respuesta al reconocimiento de un favor que se nos ha concedido. Es un sentimiento profundo, capaz de cambiar nuestra actitud, nuestro estado de ánimo, y que nos ayuda a transformar la manera de interpretar la realidad que nos rodea.

¿En qué consiste ser agradecido? “Gracias” es, definitivamente, una palabra cortita, tiene solo siete letras, es fácil de pronunciar y probablemente fue una de las primeras palabras que te enseñaron de pequeño. Significa el “reconocimiento de un favor en voz alta”. Agradecer sería entonces reconocer la actitud, conducta o acción de alguien que influye de manera positiva en nuestra vida.

Estamos por terminar este año y quiero invitarte a que realices este ejercicio: haz un recuento de las bendiciones que has recibido, como estar vivo, sano, contar con el amor y la amistad de las personas que son importantes para ti. 

Si recibiste buenas noticias de un ser querido o elogios por un trabajo bien desempeñado, si disfrutaste tiempo con personas especiales para ti –tu esposa, esposo, hijos, amigos–, si aprendiste algo nuevo, si hiciste un viaje o viste un sueño cumplido, si recibiste un sencillo gesto de cariño, una sonrisa inesperada o viviste un instante de armonía, anótalos. Y antes de realizar nuestra lista de deseos para el próximo año, detengámonos a agradecer el camino recorrido hasta hoy. 

Cuando somos agradecidos nuestras emociones son más positivas, nuestra energía es mucho mayor y nuestra autoestima crece. Además, el agradecimiento tiene el poder de convertir las dificultades en oportunidades, los problemas en soluciones y las pérdidas en ganancias.

En mi ejercicio, que se llama #100to50, llevo pocos días, pero ha resultado algo maravilloso para mi persona; mi actitud es alegre, segura y sonriente. Tengo cien días para agradecer todo lo que me ha traído hasta aquí, las personas que han tocado mi vida y son parte de lo que hoy soy. Llego a los cincuenta años de vida y los viviré feliz y plena, con los ojos abiertos y el alma atenta.

Todos estamos hechos de estrellas, y cada persona o circunstancia que llegó, tocó, cambió, transformó y a veces salió de tu vida dejó su brillo en ti, y tú resplandeces si lo notas y agradeces.

Comprueba por ti mismo el poder de esta pequeña palabra: Gracias.


(*) Alida Madero, es Ingeniero en Industrias alimenticias egresada de la Universidad de Monterrey (UDEM). Tiene diplomados en Logoterapia y Desarrollo Humano. Actualmente coordina el programa Foccus Prematrimonial en la Arquidiócesis de Monterrey, el cual  trabaja con las parejas que están comprometidas para contraer matrimonio. Contáctame en foccusmonterrey@gmail.com


sábado, 25 de agosto de 2018

¿Vale la pena casarse?


por Martha Salim Naime

La duda es el principio de toda sabiduría.
Aristóteles

Hoy en día las parejas de novios que han encontrado a su media naranja se plantean tomar una decisión: casarse o vivir juntos. Finalmente de eso se trata, de compartir con la persona amada -la elegida- el resto de la vida. En aquello que esta fundamentados sus valores —tradición, seguridad, costumbre, moda o convicción— hará que la balanza se incline hacia un solo lado.

Es común que los jóvenes, antes de tomar una decisión que cambie su vida de manera radical, se hagan preguntas a sí mismos para estar seguros y confiados de lo que piensan hacer. Antes de que un joven le pida matrimonio a su novia  como es lo convencional— se preguntará: ¿estoy listo para dar este paso? ¿Es esta persona, mi novia, la mujer que le dará sentido a mi vida, a mi trabajo?; por otro lado, la chica, que intuye y espera la propuesta de su novio, se hace, a su vez, un cuestionamiento similar.

 La tendencia al alza en la cohabitación (periodo de vida marital no legalizado) debilita la institución matrimonial; hay miedo a casarse, miedo al divorcio y miedo al compromiso.  No es para menos, si tomamos como referencia los datos del INEGI que muestran un alza exponencial en los índices de divorcio: de 35,029 en 1994 a 91,285 en 2011 y 123,883 en 2015.

 Ante estas interrogantes surgen diferentes planteamientos:

Los que no se cuestionan y sí se casan, porque así lo marca la tradición, porque eso han hecho sus padres y harán sus hermanos y familiares cercanos. Porque casarse es lo que importa y no se atreven a contradecir, en el dado caso de que lo consideren como una opción. Tienen ejemplos cercanos y modelos a seguir. No tienen por qué dudarlo, el matrimonio no es fácil pero funciona.

Por otro lado, están los novios que se cuestionan y no se casan.  Quieren estar seguros de que la relación funcione, prefieren esperar a ver qué pasa antes de legalizar o formalizar su unión. No les gusta sentirse atados. No se plantean proyectos a largo plazo, porque la misma relación no les da esa seguridad: ¿qué pasaría si le invierten tiempo, dinero y esfuerzo y luego se dan cuenta de que no pueden vivir juntos?  Buscan ser una pareja, pero no están convencidos de que tener hijos sea una buena idea, sin embargo, las probabilidades de embarazo no disminuye por el hecho de no estar casados. Quienes cohabitan, no se divorcian, pero también sufren por el rompimiento de su relación.

 Por último, los que se cuestionan y sí se casan. Estas parejas deciden asumir el matrimonio como una alianza: un compromiso en el presente para un futuro incierto. Se aman y saben que este sentimiento, será el motor que los impulse y el freno que los detenga; la decisión de amarse y la voluntad del compromiso rebasan el enamoramiento de la primera fase de la relación.   Saben que por su pareja desearán: querer más, querer mejor y querer ser mejores. Se casan para hacer que pase algo trascendente en sus vidas. Empiezan sus proyectos de vida en común desde el noviazgo. Quieren ser y formar una familia, tener hijos y darles lo mejor de ellos mismos.

 La revista Journal of Marriage and the Family ha publicado una serie de estudios que confirman lo que la experiencia nos dicta: el matrimonio es un compromiso que da seguridad y estabilidad; es fuente de fidelidad y esfuerzo conjunto. La familia, basada en el vínculo conyugal, es la generadora de capital social más eficaz;  ponerla en riesgo, tiene graves consecuencias sociales, económicas y sanitarias.

 Cada pareja, en uso de su libertad, decide el tipo y el nivel de compromiso que quiere asumir. Por lo general, está relacionado con su proyecto de vida particular. El éxito profesional, la realización personal y el sentido de trascendencia son factores claves en cada decisión. Kierkegaard afirma que "el matrimonio es y seguirá siendo el viaje de descubrimiento mas importante que el hombre pueda emprender".

 Solo el equilibrio dará a la persona, y a la pareja, la sensación de plenitud y felicidad.  Una decisión será madura, en tanto se escuche a la cabeza y se deje hablar al corazón.

(*) Martha Salim Naime. Es Administrador de Empresas con Maestría en Ciencias del Matrimonio y la Familia y diplomado en Tanatología por el Instituto Superior de Estudios para la Familia (Juan Pablo II). Es consultor familiar y cuenta con la certificación para ser facilitadora de la herramienta pre-matrimonial FOCCUS. 


Puedes contactarla en: cosas.defamilia.nl@gmail.com

jueves, 16 de agosto de 2018

Las presuposiciones del matrimonio

Por: Fernando González Rocha y Paty Zambrano
 
El primo de un amigo nos comentó, antes de casarse, que la Familia de su esposa era bastante rara pero que su futura esposa no era así. Nada, que después de algunos años de casado se dio cuenta que su esposa si era así, como su familia. ¿Será coincidencia?

Si te preguntamos: ¿Cuál es la familia normal, la tuya o la de tu cónyuge? Seguramente me dirás que la tuya. Pero si le preguntamos a tu cónyuge dirá que la suya. Sí, es un hecho que los cónyuges venimos de familias diferentes, por lo cual, cada uno tiene, en su mente, un modelo de matrimonio similar al de sus padres. A todas esas ideas preconcebidas les llamaremos presuposiciones. Hay algunas que afectan nuestra relación matrimonial, pero existen otras, que llamaremos positivas, que nos desarrollarán como pareja.

Estas presuposiciones, que cada uno tiene, nunca las cuestionamos pues ya nos vienen en nuestro software mental de generación en generación. Se trata de identificar, cuestionar y adoptar, libremente, aquellas que nos ayuden a mantener la llama del amor y el matrimonio encendida.

Dice Erick Fromm: “El amor es mucho más que un sentimiento, es decisión y compromiso”. Cierto, el amor es acción, es un estilo de vida que adoptamos porque creemos que es la mejor forma de vivir.
En nuestra convivencia con matrimonios hemos identificado algunas de las presuposiciones positivas que los han mantenido unidos y felices. Algunas de ellas son:

  • Tenemos todos los recursos que nuestra familia va a necesitar y, si no los tenemos, confiamos en nuestra habilidad para crearlos. Por ejemplo: tener o crear recursos emocionales para mantener la relación de pareja en condiciones óptimas de comunicación; saber entender y educar a nuestros hijos, crear oportunidades que nos generen la economía para hacer frente a los gastos e inversiones requeridas.
  • Nuestro amor crecerá en la medida que lo cuidemos. Cada día haré algo para mantenernos enamorados, de mí depende y me responsabilizo de ello.
  • Los hijos siempre son una bendición y vienen con todo lo que vamos a necesitar para educarlos y sostenerlos.
  • Siempre pondré a mi cónyuge por encima de cualquier otra persona, ahora que me casé él (ella) es mi prioridad. Aún por encima de los hijos.
  • Le amaré cómo le gusta ser amado. Si para llenar su tanque del amor es necesario pasar tiempo con él (ella), darle palabras de afirmación (piropos o reconocimiento), actos de servicio, regalitos o simplemente necesita ser abrazado y besado para sentirse amado, lo haré.
  • Nos comprometemos, cada uno, a tener el mismo grado de compromiso, a dar el 100% de todo lo que somos para asegurar el éxito de nuestro matrimonio.
  • Siempre habrá entre nosotros el recurso del perdón acompañado de restitución del daño.
  • Podemos conversar de cualquier tema sin importar aún si pensamos diferente. Aceptamos que no estaremos siempre de acuerdo. Cada uno tiene su propio punto de vista, pero siempre llegaremos a un acuerdo de beneficio mutuo.
 Algunas mas:
  • Cuando estés enfermo, yo te cuidaré.
  •  Apoyaré económicamente a mi familia, sin ser egoísta.
  • Guardaré la privacidad de los asuntos de pareja y cuidaré no ventilar temas que sean de carácter privado.
  •  La toma de decisiones la haremos entre nosotros, los cónyuges, sin interferencia de la familia política.
  •  Cuando demos ayuda económica, o de otro tipo a algún familiar o amigo, estaremos los dos de acuerdo.
  •  La comunicación es la clave de la empatía. No habrá temas tabú entre nosotros.
  • Nos mantendremos saludables y de buena presencia por amor al otro.
  •   Nos echaremos porras entre nosotros.
  • Siempre nos diremos la verdad, aunque no nos guste.
  • Buscaremos el máximo desarrollo emocional, intelectual y anímico de los integrantes de esta familia.
  •  Apoyaremos y cederemos para ser equitativos.
  •  Todos nos involucraremos en los quehaceres y mantenimiento de la casa.
  • Seremos amables y cordiales unos con otros.
  •  Tendremos respeto para las ideas, estilo de vida y etapa de vida de cada integrante.
  •  Haremos un patrimonio en conjunto.
  •   Las cosas nunca estarán por encima de las personas.
  • Viviremos y fomentaremos la vida espiritual de todos los integrantes de la familia.
  •  Pondremos nuestros valores humanos y espirituales como los rectores de nuestras decisiones.
  • Trataremos de tener diversiones y aficiones que, preferentemente, nos unan como cónyuges.
  •  Pondremos nuestro tiempo libre al servicio del cónyuge y de los hijos.
  • Seremos agradecidos con lo que enfrentemos en nuestra vida conyugal.
  • Guardaremos nuestra fidelidad como un tesoro de nuestra relación.
Todo esto, que parece una carga de obligaciones, se convierte en una muestra de amor, por amor. Cuando se ama se da todo. Es impresionante como, al vivir estas presuposiciones, se logra disfrutar de la libertad de estar haciendo lo correcto y se disfruta inmensamente los resultados de hacer y fomentar los valores del matrimonio en la familia.

Si ya estás casado, revisa, con tu cónyuge, lo que pueden hacer para mejorar y, si no lo estás, piensa y decídete por alguien con quién puedas lograr vivir de esta manera.

Dice Jorge Bucay: “El amor es la respuesta a la soledad y el egoísmo”.

¿Qué puedes hacer hoy para mejorar tu relación con tu cónyuge? Esto no es magia, es acción, solo mejoraremos si hacemos algo diferente cada día.



(*) Los autores son Coaches de Pareja y de Vida. Pueden contactarse en;
patyzambrano@hotmail.com