Trabajo en una universidad y la energía de los jóvenes se vuelve tangible cuando decides rodearte de un grupo. En más de una vez me ha conmovido hasta las lágrimas, presenciar una actividad organizada por ellos, verlos en acción realizando las cosas que les apasiona, llena el alma y el corazón de cualquier persona.
Existen claros ejemplos en donde los jóvenes se desempeñan al máximo, invirtiendo su tiempo y esfuerzo. La experiencias que les deja el trabajar en este tipo de actividades es tanta, que se convierte en un parte aguas en su vida, queriendo repetir la experiencia cuantas veces sea necesario.
Un ejemplo son los grupos de jóvenes misioneros. Sin importar la religión, el participar de forma activa en la evangelización y el servicio con los más vulnerables hace que el joven saque lo mejor de sí. Desde largas y constantes preparaciones, hasta el momento de la misión, todo el proceso implica un esfuerzo extra. Que los jóvenes dejen su tiempo de descanso y lo inviertan en una comunidad, pareciera una idea algo utópica hoy en día, sin embargo, en este momento es toda una realidad.
La felicidad que brota de los jóvenes al saber que se acerca la hora de irse de misiones es tan palpable, que basta estar en el punto de reunión para observar sus caras de emoción y escuchar sus risas y cantos misioneros. En una conversación con Slendi Marines, coordinadora de Misiones Nacionales de la Universidad de Monterrey, textualmente mencionó: “¡Ya quiero que sea domingo de ramos, para irnos!
Otro grupo de jóvenes empapados de entusiasmo y energía son los que forman parta de asambleas o grupos estudiantiles. Los líderes de generación, no pueden dedicarse solamente a sus clases académicas, sino que buscan más actividades por realizar. Mientras unos alumnos se quejan que no tienen tiempo de hacer sus tareas…¡hay otro que no le importa quedarse en la universidad hasta altas horas de la noche con tal de planear y organizar eventos para la comunidad estudiantil!
Existen comentarios que descalifican la actitud de los jóvenes, criticando sus reclamos, su falta de madurez y su constante apatía. Esa es sólo una cara de la moneda. Ni todos los niños son perfectos, ni todos los adultos lo son. La situación con los jóvenes es interesante, ¡un abanico de opciones está a su disposición!
Mientras los jóvenes tienen una gran variedad de restaurantes que visitar, un largo listado de actividades por realizar el fin de semana e incluso una oferta de trabajo tan amplia, los adultos tienen sólo tienen una o dos opciones, las cuales se van limitando conforme la edad avanza, o eso parece.
El secreto de la eterna juventud radica en evitar la rutina y buscar constantemente nuevos caminos por recorrer. Ese secreto no está en utilizar una crema o tomar ciertas pastillas, sino en rodearte de la energía juvenil y retomarla, hacerla nuevamente tuya. Estoy segura que al recordar tus aventuras juveniles, tu rostro tendrá una gran sonrisa y tu corazón latirá con la mismo fuerza y emoción que años atrás…¡Bienvenido a la eterna juventud!
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