domingo, 21 de diciembre de 2014

Navidad, tradición que prevalece


                                                                                     Por:  Martha Salim Naime

            Ojalá pudiésemos meter el espíritu de Navidad en jarros y abrir un jarro cada mes del año.
Harlan Miller

Cada año, cuando sacamos las cajas con los adornos de navidad pensamos: “pero si parece que fue apenas ayer que guardé todo”, “¿Cómo es que el año se pasa tan rápido?” Consciente o inconscientemente, hacemos un recuento de los acontecimientos importantes en el año; la Navidad nos recuerda que un ciclo está por terminar; justo antes de que eso suceda, nuestro entorno se embellece y se ilumina. El frío invernal contrasta con la calidez de las luces que iluminan las casas, las calles, las plaza públicas y comerciales.
Ponemos manos a la obra y nos disponemos a vestir nuestra casa. Con mayor o menor condición física que el año pasado, ponemos el pino  ̶ natural o artificial ̶  con sus luces y esferas; nos trepamos en la escalera para colocar el adorno en la punta. Subimos y bajamos constantemente para seguir con el resto. La recreación del nacimiento va desde las cuatro piezas fundamentales: José, María, el Ángel y el niño Jesús, hasta infinidad de ellas, con pastores, borregos, portales y más, hasta llegar a formar un pueblito. El cansancio físico se ve compensado al terminar y contemplar hasta donde, con nuestra habilidad y recursos, fuimos capaces de llegar.
Visualmente la casa cambia, es otra, por modestos que sean los adornos  que pongamos. A mí me gusta contemplar el pino y el nacimiento. Me ponen en contacto con la naturaleza, me recuerdan lo grandioso de la creación y de cuantas cosas han sido puestas para embellecer el paisaje. Los atardeceres de invierno son diferentes.  Por momentos me asalta el pensamiento de que en enero todo eso desaparecerá y la casa se verá más vacía y fría que cualquier otro mes del año, pensamiento que descarto inmediatamente y sigo en la contemplación.
Las tradicionales posadas, independientemente de cómo se celebren,   son espacios de convivencia, de estrechar lazos de amistad, de ponernos en contacto con personas que poco vemos. Son oportunidades de desear bienestar, alegría y felicidad. Pero sobre todo, son motivos de reunión familiar, especialmente la Nochebuena y la Navidad. Los regalos  ̶ elaborados o comprados, sencillos o sofisticados ̶  son signos para hacernos presentes en los demás. Nuestra habilidad para relacionarnos con otros y nuestro presupuesto se multiplican para hacer rendir el tiempo y el dinero.
La temporada también invita a la reflexión, a estar en contacto con uno mismo;  a conocernos mejor. Las tarjetas, las frases, los cantos y villancicos, nos van conduciendo a hacer un alto en el camino, a valorar lo verdaderamente importante en la vida: el amor, la familia, la salud, la amistad y el trabajo.
Los buenos deseos se repiten por doquier y este espacio no podría ser la excepción: les deseamos que esta temporada de Navidad traiga, para ustedes y los suyos,  felicidad y armonía; que las Cosas de Familia sean lo más importante, que venga la tregua y reinen el perdón y la paz. ¡Feliz Navidad!

Publicado originalmente el 14 de dic de 2013 en http://www.sexenio.com.mx/columna.php?id=6616
(*) Martha Salim Naime. Es Administrador de Empresas con Maestría en Ciencias del Matrimonio y la Familia y diplomado en Tanatología por el Instituto Superior de Estudios para la Familia (Juan Pablo II). Experta en temas de familia y pareja. Cuenta con la certificación para ser facilitadora de la herramienta pre-matrimonial FOCCUS. Actualmente se desempeña como Gestor de redes sociales.

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