Después de haber publicado el artículo ¿Qué busca un hombre
en su matrimonio? Nos llovieron peticiones para que escribiéramos lo que las
mujeres opinan… por favor, hombres, no lo tomen personal. Así que ella toma la
palabra:
La razón por la cual me casé es
para sentirme amada y cuidada todos los días, mi deseo es que mi esposo me diga
que me quiere de maneras diferentes y por iniciativa propia, sin necesidad de
que yo se lo pida. Por ejemplo, me gustaría un día encontrar una flor con un
mensaje cariñoso de su parte, o, si tenemos hijos pequeños, desearía que se
hiciera cargo y se los llevara, por una hora, para dejarme tiempo libre para
usarlo como a mí se me antojara, diciéndome que lo hace porque me ama. En fin,
que tuviera detalles conmigo por el simple hecho de ser yo. Yo necesito acciones,
a través de las cuales, me diga que me ama, todos los días.
Espero que mi esposo me haga
sentir la más bella de las mujeres, día a día. Así como aquella pareja que, cada
mañana durante 45 años, él se despertaba diciéndole, ¡que bella amaneciste hoy
mi amor! Tampoco quiero que me mienta, cuando le pregunto, si me veo gorda con
aquél vestido, sino que sepa contestarme con un: “con esa cara tan hermosa,
quien se fija en lo demás”. Alguien que me haga sentir deseada físicamente a
pesar de los cambios en mi cuerpo por la edad o los embarazos.
Cuando me siento amada, estoy
dispuesta a afrontar las cargas del día a día, por más pesadas que parezcan.
Cuando recibo su amor, puedo hacerle frente a estrecheces económicas, a las
críticas de una familia política con altas expectativas de mí y, aún, a la
falta de sueño y descanso.
Busco, en mi esposo, consuelo a
mi día tan rutinario, sentir que él reconoce todo lo que hago y que lo aprecia.
Me gusta recibir un “gracias” por los alimentos, o el aseo. Un “gracias” por
estar al pendiente de que no le falte nada a nuestra familia. En lugar de
recibir reproches porque la comida está fría o sin sazón o porque no presto
atención a cosas de la casa.
Deseo que me abrace en momentos
en los que me siento mal física o emocionalmente, que me contenga en estos
cambios de humor que muchas veces ni yo entiendo, en ésos días en que las
hormonas hacen de las suyas en mi organismo.
Yo, como mujer, necesito que él
comprenda que cuando le pregunto acerca de su día, lo que deseo es conversar y
ser escuchada acerca del mío. Quiero hablar pues, en ello, encuentro alivio. No
deseo que me resuelva todo, solo que me escuche y que se interese en lo que a
mí me importa.
Que recuerde que, antes de
realizar el acto matrimonial, dedique un poco de tiempo para dialogar. Yo, como
mujer, necesito un tiempo de excitación mayor que él y me gustaría que él lo
entienda y me espere a que yo esté lista para estar juntos.
Poder encontrar, en su abrazo,
consuelo y cobijo a mis frustraciones y miedos. Tener la seguridad de que todo
va a estar bien, aún en medio de una tormenta. Que mi hombre sepa ser soporte,
líder: que se hace cargo de las situaciones, que se hace responsable de mí, de
nuestra familia. Es decir, que él sea aquel que permanece al frente en la
dificultad, marcando el camino a seguir.
Busco, en mi esposo, un compañero,
no un hijo más a quien cuidar. Yo necesito la protección de él, saber que dará
la cara por mí, que, en momentos de debilidad o dolor, va a estar junto a mí
para acompañarme y ayudarme. No deseo un hombre que diga: a mí los hospitales o
ver sangre no se me da, así es que no cuentes conmigo.
Fernando González Rocha y
Patricia Zambrano
Coaches
de Pareja y de Vida
fernando.gonzalez.rocha@gmail.com
patyzambrano@hotmail.com
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