Por Alida Maria Madero
Amor es
una evolución, es una transformación continua,
es una
búsqueda inteligente de no aburrir, una búsqueda de un día
diferente
todos los días.
Ricardo Montaner
Si buscamos en el diccionario el concepto de evolución, encontramos
que hace referencia al verbo evolucionar y a sus efectos. Esta acción está
vinculada con un cambio de estado o desenvolvimiento y su
resultado es un nuevo aspecto o forma del elemento en cuestión. Puede
entenderse la evolución como un proceso que deben atravesar algunas
cosas y que consiste en el abandono de una etapa para pasar a otra,
ya sea de manera gradual o progresiva.
Así como las personas cambiamos, aprendemos, crecemos y maduramos
también ocurre con las relaciones, cualquiera de ellas, de pareja, de
amigos, de padres e hijos o relaciones profesionales. Estamos
en continuo cambio y ese cambio es muy importante y saludable.
No es lo mismo cuando recién conoces a tus amigos, que cuando ya han
compartido momentos, confidencias, aventuras, risas o la relación de papás
no es igual cuando el hijo es bebé a cuando es adolescente o adulto.
También las relaciones de pareja deben de crecer, evolucionar
o cambiar. Esta evolución es lo que explica la diferencia
entre lo que sentimos cuando nos conocimos, a cuando
llevamos algunosaños de relación.
Primero viene el enamoramiento, esa química que se da cuando alguien te
llama la atención, cuando te gusta y comienza el
cortejo, las emociones intensas y las mariposas en el
estómago. Nos concentramos en encontrar cosas en común, descubrirnos y el deseo
de permanecer siempre junto a él o ella.
La fantasía y la creatividad para
sorprender, el entendimiento y la comprensión con la
persona amada. Sin percibir las diferencias y los defectos. Se evitan
discusiones y conflictos. Es una etapa que no quisiéramos que
acabara nunca.
Del enamoramiento viene un conocimiento más profundo,
necesariamente descubrimos diferencias y peculiaridades. Nos
mostramos tal cual somos y compartimos sueños, anhelos, experiencias y
vivencias. Ya no idealizamos, es un encuentro más real. Aquí si hay discusiones
y conflictos, entendimiento y reconciliación. Se va descubriendo quién soy
y qué quiero, quién eres, qué quieres, qué te gusta, qué te
preocupa, cómo piensas. La estructura de la pareja va formando
un “nosotros”, donde ambos miembros de la relación se sienten seguros
y confían en el otro.
Después viene una tercera etapa de esta evolución donde la
pareja se ha afianzado y ha conciliado diferencias. Es el
momento de dar un paso más, se trata de un proyecto de vida en
común. Se toma la decisión de compartir la vida y formar un
hogar.
Llega el momento de tomar decisiones sobre los proyectos
en común como lo es tener hijos. Es una etapa
donde aparece de nuevo la ilusión, la emoción y el
entusiasmo por compartir lo que ambos han decidido crear,
por seguir construyendo entre los dos su futuro y proyecto de vida
juntos. Es donde se debe de dar la búsqueda de acuerdos y negociaciones
para aclarar el ‘cómo’ será ese proyecto.
La relación de nuevo cambia, fluye, el amor se vuelve más sólido pero
también se baja la guardia y la rutina puede traer conflictos y molestias. Es
una etapa donde la comunicación es esencial para poder expresar
qué es lo que molesta o lo que se necesita del otro, sin discutir. Es
una etapa de aprendizaje donde es necesario desarrollar la confianza.
La vida sigue y viene la adaptación, se dan los cambios, los
hijos crecen, cambia el trabajo, los intereses, las metas y los
proyectos. Los vaivenes suceden, pero las crisis solucionadas
exitosamente ayudarán a dale fuerza la relación. Surgen nuevos
intereses si la pareja se adapta a dichos
cambios, entonces se consolida y madura.
Llega luego la independencia de los hijos, la jubilación,
enfermedades, etc. Puede ser una etapa de re-encuentro, ya que las
exigencias, responsabilidades y cargas de la vida son menores, y podemos volver
a centrarnos en la pareja, para compartir nuevos proyectos, como fue en el
principio de la relación.
Llamaremos a esta última etapa la del compromiso recíproco, la fase de
la vida en que aceptamos gustosos seguir con nuestro compañero a
pesar de todas esas cosas que no nos gustan tanto y de que ya no somos las
mismas personas que cuando nos conocimos. Lo importante es que la pareja
haya llegado unida en su crecimiento a esta etapa, en la que
decide consolidarse para siempre.
El cambio y la evolución en las relaciones es una constante,
debemos de aprender a aceptarlos como una oportunidad de crecimiento y madurez.
Abraza con alegría la etapa en la que te encuentres de tu relación de pareja y
tomados de la mano avancen siempre juntos para crecer.