Por Alida Maria Madero
Investigadores del Instituto del Cerebro y la Cognición de
la Universidad de Leiden en Holanda encontraron un aumento de la creatividad en
aquellos practicantes habituales de mindfulness.
El hacer lo cotidiano poniendo toda la atención en el
presente; por ejemplo al bañarte tomar conciencia del agua al caer, cuando
comes, cuando conversas con alguien, al pasear, etc. estar en ese momento con
todos tus sentidos.
A esta práctica se le llama mindfulness o atención plena,
Jon Kabat-Zin conocido como referente mundial por haber
introducido esta práctica dentro del modelo médico de occidente hace más de 30
años, lo define como prestar atención de manera consciente a
la experiencia del momento presente con interés, curiosidad y aceptación.
Esta capacidad cobra especialmente relevancia en la
actualidad sobre todo si tenemos en cuenta que estamos sometidos a una gran
saturación de estímulos y a una buena dosis de estrés.
Siendo sinceros la mayoría de nosotros vivimos en el modo
“piloto automático”, ocupándonos de nuestras cosas con muy poca conciencia de
los detalles de nuestra experiencia del momento, a veces ni siquiera de las
intenciones que motivan nuestras acciones. Como cuando estamos conversando con
alguien y al mismo tiempo estamos pendientes del celular; o haciendo ejercicio
pero siempre pensando en todo lo que tenemos por hacer en el día.
Poner nuestra total atención, interés y curiosidad a la
persona con la que conversas; a tu rutina de ejercicios, el ambiente que te
rodea, las sensaciones en tu cuerpo.
Este tipo de atención plena que nos propone esta práctica de
mindfulness, nos permite aprender a relacionarnos de
forma directa con aquello que está ocurriendo en nuestra vida, aquí y ahora, en
el momento presente. Es una forma de tomar conciencia de nuestra realidad,
dándonos la oportunidad de trabajar con nuestro estrés, dolor, enfermedad,
pérdida o con los desafíos de nuestra vida. Irónico pero real.
Aplicar esta conciencia plena comienza a ser realmente
interesante cuando conseguimos
integrarla en nuestro día a día. Cualquier acción tan cotidiana como sentarse
en una silla, salir de compras, tomar un té, comiendo, trabajando o chateando,
todo esto son oportunidades para aplicar la atención plena.
Puntos principales de un día mindfulness. Estar atento al momento, a lo que ocurre, a tus
pensamientos, a las sensaciones de tu cuerpo, a las emociones. Saber parar de 1
a 3 minutos varias veces durante el día. Ser amable contigo mismo. No juzgarse.
Esta práctica desarrolla la inteligencia emocional, ya que nos ayuda a desarrollar la paciencia la
compasión y la aceptación, mejora las relaciones interpersonales y la habilidad de comunicar nuestras
emociones. Además favorece la creatividad, ayuda a calmar la mente, y una
mente calmada tiene más espacio para generar ideas nuevas.
Vamos a practicar el estar
con una atención plena y consciente en nosotros mismos, en las acciones,
motivaciones y emociones que cada día. Yo ya he comenzado a practicar, noto que
me ha dado calma y serenidad; pero
sobretodo, disfruto mucho cada momento de mi día, amanecer, una taza de café,
una sonrisa y un buenos días; o por ejemplo simplemente manejar disfrutando el
camino.
(*) Alida Madero, es Ingeniero en Industrias alimenticias egresada de la Universidad de Monterrey (UDEM). Tiene diplomados en Logoterapia y Desarrollo Humano. Actualmente coordina el programa Foccus Prematrimonial en la Arquidiócesis de Monterrey, el cual trabaja con las parejas que están comprometidas para contraer matrimonio. Contáctame en foccusmonterrey@gmail.com