miércoles, 29 de abril de 2015

De regreso al kínder

Por Avelina Jimenez Lozano
Monterrey, México. Para la mayoría de nosotros el primer contacto académico que tuvimos fue el kínder. En aquellos tiempos no se acostumbraba ir a la guardería, así que los niños crecían y aprendían en casa hasta que llegaba el día de entrar a la escuela.
Para celebrar el día del niño, trasladamos algunos momentos del jardín de niños a la etapa adulta y aunque suena más aburrida y rutinaria, también es cierto que aún podemos regresar esos momentos de nuestra infancia a la época actual.
A continuación enlisto cuatro situaciones comunes que vivimos durante el kínder y las ventajas de regresar como adultos a vivirlas:
Pintar con varios colores. La actividad por excelencia de los niños es dibujar. Un niño con colores y papel se convierte en el mejor artista del universo. Como adultos, es momento de recordar el Picasso que llevamos dentro. Cuando el “burnout” (fatiga por el trabajo rutinario) nos haga ver algunas situaciones de la vida en blanco y negro, recordar que siempre estará presente una gama de colores  que nos permitirá analizar el momento desde una perspectiva diferente.
Obsequiar cosas hechas con nuestras manos. ¿Recuerdas cuáles eran tus regalos en festejos como el día de la madre o el padre? Las manualidades eran el obsequio favorito de los niños y los adornos por excelencia de las casas durante algunos años. Actualmente existen aplicaciones que ofrecen muchas opciones de regalos hechos por nosotros mismos. Ahora bien, si las manualidades no son tu fuerte, siempre tendrás lápiz y papel para escribir una carta a esa persona especial. El hecho de recibir un mensaje del puño y letra de otra persona, ¡Será un obsequio muy valorado!
Asambleas y eventos patrios. Los aniversarios y conmemoraciones nacionales iban formando el respeto y el amor a los símbolos patrios. ¿Quién no recuerda un color específico de vestimenta para estas asambleas? Las maestras encargaban actividades específicas para entender qué se celebraba en ese mes y ahora, muchas veces lo que festejamos es el asueto, el descanso en sí, olvidando el significado de la fecha.
Bailar en eventos importantes. Antes éramos los protagonistas de los eventos, ahora nos hemos convertido en espectadores. Bailar libera endorfinas que provocan una sensación de bienestar y felicidad. De niños no éramos expertos en baile, pero éramos los dueños de la pista. No necesitábamos tener un certificado en danza, simplemente nos movíamos y nos dejábamos llevar por el ritmo. Cierra tus ojos, escucha alguna canción que te guste y comienza a mover tu cuerpo.
¿Recuerdas algún otro momento de esta etapa y que puedas seguir aplicando ahora de adulto? Dibujar, cantar, recortar, pegar y jugar son actividades básicas de esta etapa y que siguen utilizándose como estrategias de integración y análisis en diversos grupos profesionales y empresariales. ¡La etapa adulta sería muy diferente si de vez en cuando nos convirtiéramos por un día en alumnos de educación preescolar!
¡FELIZ DÍA DEL NIÑO!
(*) Avelina Jiménez Lozano, es Psicóloga con Maestría en Educación por la Universidad de Monterrey. Experta en temas de familia y pareja. Cuenta con la certificación para ser facilitadora de la herramienta pre-matrimonial FOCCUS. Ha participado en programas de desarrollo humano e inteligencia emocional en México y España. Actualmente es docente de asignatura en la carrera de Licenciado en Psicopedagogía, titular del curso Formación en el Amor y coordinadora de formación en la Universidad de Monterrey.
Contáctala en jimlav15@hotmail.com
Publicado el 29 de abril en:
http://www.sexenio.com.mx/columna.php?id=9206

jueves, 16 de abril de 2015

Bioquímica de la felicidad

Por Alida Maria Madero
Son necesarios ocho abrazos al día. Usted será más feliz y el mundo será un lugar mejor.
Paul Zak
Monterrey, México.¿Por qué las mujeres siempre quieren hablar de cómo les ha ido en el día?, ¿por qué si no desmenuzan el asunto, no se relajan?, ¿por qué siempre están haciendo planes?,  ¿por qué sienten que no les prestamos suficiente atención?, ¿por qué quieren cuidar de todo el mundo? ,  son solo algunas de las cosas que se preguntan los hombres respecto a las mujeres.
La respuesta para estas preguntas es simple: una hormona llamada oxitocina, se libera en situaciones que implican seguridad, cooperación, cuidado, atención a otros y apoyo. Este neurotransmisor resulta esencial para la estabilidad emocional de nuestro cerebro y al mismo tiempo, nos ayuda a combatir sensaciones o estados de ansiedad, estrés, fobias, temores, etc.
La oxitocina es una sustancia que, además de estar presente en el parto y la lactancia, es la responsable de las conexiones humanas, del optimismo, de la confianza, de la generosidad, del placer. También se le conoce  como “hormona del amor“, porque se le ha relacionado directamente con aspectos afectivos y con la actividad sexual.
Según estudios, esta hormona en los humanos puede ser liberada con un simple abrazo, con una caricia o un beso y también con una mirada de un ser querido. Esta molécula es uno de los elementos químicos que se liberan frente a estímulos sexuales y curiosamente aumenta en el cuerpo cuándo se consume chocolate.
¿Cómo proveernos de esta maravilla? El doctor Paul J. Zak ─ neuroeconomista que ha estudiado la oxitocina─ afirma que el cerebro humano la produce de forma natural durante el amamantamiento, el orgasmo, los abrazos, las caricias, cuando le das la mano a alguien, bailar en pareja, en masajes, el trabajo corporal y mientras se reza.
Cuando una mujer enfrenta alguna dificultad y lo habla con sus amigas. La oxitocina se libera y provoca en nuestro cuerpo un efecto calmante y sensación de bienestar. De ahí que las reuniones con amigas sean vitales. Señores, esas reuniones de amigas pueden ser sus grandes aliadas, su mujer regresará con el tanque lleno de este elixir y lista para ustedes.
Sin embargo, tocar a alguien físicamente estimula la liberación de oxitocina de forma más potente. El doctor Zak prescribe al menos ocho abrazos al día para sentirnos más felices y conectados con la gente, así como para enriquecer nuestras relaciones sociales. Así que, ¿qué esperas para ir a abrazar a alguien?
Mujeres aprendan a adaptar su agenda para darse tiempo de hacer y practicar cosas que les ayuden a llenar su tanque de oxitocina, actividades que involucren compartir, cuidar y dar.  Practicar yoga, meditación, tai-chi, hacer cualquier deporte, escuchar música, cantar en la regadera, bailar, comprar o que te regalen flores, pueden mejorar tu estado de ánimo de inmediato.
Otras actividades como leer algo positivo, un buen libro, el arte o la música, una película alegre, un nuevo corte de pelo, reír. Igualmente, abrazar llena nuestro cuerpo de oxitocina, una "hormona del afecto" que provoca que la gente se sienta segura y confiada hacia otras personas. Las personas que liberan más ésta hormona son más felices y lo son porque tienen mejores relaciones de todo tipo.
John Gray ─doctor en psicología, especializado en terapia de pareja─  en su libro Venus al rojo vivo, Marte bajo cero da una explicación de cómo al comprender la importancia de esta hormona en la mujer puede ayudar a las relaciones de pareja.
Respondiendo a las preguntas que abren este artículo. Cuando la mujer habla de sus emociones, se siente vista, escuchada, entendida y amada. Cuando ella se preocupa por los demás y lo demuestra planeando cosas para ellos, es un acto de amor. Por eso quiere que su compañero le hable de cómo le ha ido el día. Cuando él escucha con cariño lo que ella le cuenta, también la ayuda a reponer sus niveles de oxitocina.
¿Y si no te preguntas y solo la abrazas?

Publicado el 16 de abril de 2015 en: