jueves, 30 de mayo de 2024

¡A estudiar lejos de casa!

Por: Martha Salim Naime

Monterrey, México Cuando se es joven los aprendizajes de la vida se dan a diario y siendo universitario, las verdaderas lecciones se aprenden cuando se deja la tierra que los vio nacer para estudiar.
Y es que hoy en día es cada vez más común que los jóvenes universitarios busquen opciones para estudiar lejos de casa, ya sea en el extranjero o en otra ciudad del país; por un semestre, un año o toda la carrera. En ocasiones también el postgrado.
Las oportunidades las tienen a la mano porque los acuerdos y convenios entre universidades nacionales y extranjeras, ya sean  públicas o privadas; así como las becas que ofrecen los países por medio de sus embajadas y ciertas organizaciones, facilitan el proceso e incentivan a los jóvenes a lanzarse a esta experiencia lejos del seno familiar.
Si bien el objetivo es académico y de conocimientos, éste no es el único valor que se adquiere al irse a estudiar a otro país.
Responsabilidad, el aprecio a las cosas y la familia, son algunas lecciones para los universitarios, quienes aprenden a madurar conforme se hacen responsables de su tiempo y dinero.
Todo inicia desde que se toma esta decisión: lo primero que un joven universitario hace es trazarse un plan de acción para conseguir su objetivo. Esto lo lleva a recabar papelería, llenar solicitudes, hacer presupuestos de gastos, en fin, todo lo necesario para realizar y concluir el trámite dentro de los plazos establecidos.  Aprende avalorar el tiempo.
Luego, cuando llega el momento del viaje, el universitario tiene responsabilidad plena por su persona, su dinero, sus cosas y sus documentos personales. Cualquier descuido puede trastornar o arruinar sus planes. Aprende avalorar las cosas materiales.
Despedirse de los amigos con añoranza y promesas de estar en contacto permanente mediante redes sociales o visitas esporádicas, es uno de los pasos más difíciles. Alejarse de los amigos de toda la vida y para toda la vida, no es fácil por lo que se viaja con el anhelo y el deseo de encontrar personas que se sumarán a la lista de amigos entrañables. Será triste despedirse de ellos también. Es con ese sentir que se valora la amistad.
Al llegar a la ciudad donde la Universidad espera… también espera otra cultura, en ocasiones otro idioma, otra comida. Costumbres y medios de comunicarse y transportarse diferentes. Inconscientemente se compara con el propio. Algunas cosas las cambiaría para mejorar, pero otras no, por nada del mundo. Y se comienza a valorar la nación.
Cuando el estudiante llega al lugar donde va a vivir y se instala, ya sea residencia universitaria, cuarto, departamento compartido o casa de asistencia, empieza una serie de ajustes en su espacio: con su persona, con sus cosas, con sus recuerdos. De pronto el colchón y la almohada, la iluminación y la ventilación de la casa familiar, son importantes. Ahí se valora el hogar.
A medida que el joven se va ubicando y asentando, siente fascinación por la experiencia que está viviendo y sabe que sin el apoyo y esfuerzo de su familia, no lo hubiera logrado. Aunque esté feliz viviendo la experiencia, se extrañan la convivencia familiar, los guisos de mamá y hasta las llamadas de atención de papá. Se siente nostalgia por no poder estar en las fiestas de los hermanos o los primos, por las bodas, bautizos y primeras Comuniones a las que no podrá asistir. Se valora a la familia.
Finalmente llega el primer día de clases. Se conocen los salones de clases, los maestros y los compañeros de estudios. En ese ambiente se vivirá y convivirá por el tiempo que dure la preparación. Se conocerán distintos estilos de impartir cátedra, de elaborar y valorar trabajo o proyectos y de presentar exámenes. Se estudiarán materias que quedarán plasmados en la boleta de calificaciones o el documento formal que expida la institución. Se valora el sistema educativo del país.
Fuera de su ambiente familiar, se valoran a sí mismos y de lo que son capaces. En el ambiente estudiantil foráneo donde no hay que pedir permisos, se preguntan constantemente si deberán o no hacer ciertas cosas o ir a ciertos lugares. Cuando sus decisiones son equivocadas, tienen que asumir las consecuencias. Se valoran sus creencias.
No cabe duda que estudiar lejos de casa, académicamente hablando, la experiencia es muy grande, pero es mucho más grande en lo personal y comunitario, en lo humano y en lo material. Algunas personas hacen conscientemente todas estas valoraciones y agregan toda esta riqueza a su bagaje personal y valoran sus valores.

@Cosas_deFamilia
La autora cuenta con Maestría en Ciencias de la Familia y diplomado en Tanatologia

Publicado el 22 de mayo de 2013:
http://www.sexenio.com.mx/columna.php?id=5408

jueves, 18 de junio de 2020

Adiós al miedo a la tecnología





Por: Martha Salim Naime

“En la era digital, lo más prudente es atreverse”.
Shimon Peres


Resulta extraño encontrarse con personas que aún no entran al mundo virtual. Con sólo escuchar “¿tienes e-mail?” o “¿usas Whatsapp, Twitter, Facebook?” el pulso se les acelera, les sudan las manos y responden: “No, no, no, ¡qué miedo!”,  y se alejan de cualquier equipo electrónico como si éstos fueran animales salvajes.

¡Es comprensible! El miedo a lo desconocido es real. Entonces, por lógica, la solución está en conocer para vencer ese miedo y actuar en consecuencia. Aunque pueden ser intimidantes, en realidad los equipos electrónicos son bastante inofensivos.

El verdadero peligro está en no vencer el miedo de aprender. Es comprensible que alguien se pueda sentir amenazado ante la inmensidad del mundo cibernético, sin embargo, la comunicación puede entorpecerse si no se aprende el idioma digital. El confinamiento que vivimos desde hace unos meses puede ser el motor ideal para dar el paso y atreverse.

Gary Chapman, autor de Los 5 lenguajes del amor, sostiene que para que dos personas tengan una comunicación eficaz necesitan hablar el mismo lenguaje del amor. Si aplicamos este mismo principio al lenguaje digital, concluiríamos que si no se conoce este idioma los riesgos de tener problemas de comunicación se aumentarían.

Si de por sí la brecha generacional se hace día a día más grande, tomar la decisión de no aprender e introducirse al ciberespacio contribuye a que las conversaciones se trunquen por no acoplarnos a las formas de comunicación actuales. De no cerrar el espacio que nos separa, llegaríamos al analfabetismo digital.

A partir de los años 80 las generaciones han nacido inmersas en el mundo de la tecnología. Para quienes somos de generaciones anteriores el impacto ha sido importante y unos antes que otros, nos hemos  tenido que adentrar en este mundo mágico de la comunicación inmediata.

Para empezar se requieren dos elementos: un equipo y un maestro. El equipo puede ser una computadora, tableta o teléfono inteligente. En cuanto al maestro, basta con una persona paciente y de buena voluntad que conozca lo suficiente para ayudarnos a dar los primeros pasos.

No es requisito indispensable tomar un curso, es mejor apoyarse en alguien de confianza con quien se esté en contacto continuo para poder hacerle las preguntas necesarias. El uso de aplicaciones previamente diseñadas llevan de la mano al que se inicia en este campo y en poco tiempo puede darse cuenta de que el uso de la lógica es suficiente para avanzar.

Para algunos, el hecho de tener algún familiar que vive en otra ciudad o país ha sido motivo suficiente  para usar las herramientas tecnológicas y aprovechar sus bondades para estar en contacto. En este sentido, el menú de opciones es muy variado; el uso de herramientas dependerá del equipo que se tenga y del presupuesto con el que se cuente.

Con admiración soy testigo del avance hacia la simplicidad que ha tenido la tecnología. Día a día, los programadores de sistemas, nos sorprenden con nuevas herramientas que hacen más rápida  y sencilla la interacción. La facilidad con la que se pueden compartir mensajes, fotos, videos: tener reuniones sociales, juntas, impartir o tomar cursos son un claro ejemplo y nos animan a estar más cerca de nuestros amigos y familiares o compañeros de trabajo. En el mundo virtual, la distancia es lo de menos.

Sería inútil hacer una lista con la oferta de opciones. Es probable, incluso, que mientras la hiciera, estén lanzando al mercado nuevas formas de comunicación digital. No es necesario conocerlos todas, ni cambiar siempre a lo más nuevo. Lo mejor es elegir aquellas opciones que usan las personas con las que interactuamos para que nos sintamos cómodas con ellas.

Se afirma que vivimos en la era de las redes sociales, supongo que se refieren a las tecnológicas, porque  la red social más antigua que se conoce es la familia; el clan y la tribu surgieron después de estas y se formaron las ciudades y las naciones.

El social media, conocido como redes sociales, es la forma más rápida y fácil de intercomunicación que existe. La accesibilidad que ofrece permite que personas que se encuentran geográficamente lejos se sientan cercanas y se mantengan al día con sus vidas.

El justo medio es la proporción más difícil de lograr; mediar entre el mundo real y el virtual no es la excepción. Hagamos un esfuerzo por aprovechar los momentos en los que convivimos en el mundo real, tomando en cuenta a las personas con las que estamos, y busquemos espacios para nuestra interacción virtual.



(*) Martha Salim Naime. Es Administrador de Empresas con Maestría en Ciencias del Matrimonio y la Familia y diplomado en Tanatología por el Instituto Superior de Estudios para la Familia (Juan Pablo II). Cuenta con la certificación para ser facilitadora y entrenadora de la herramienta pre-matrimonial FOCCUS. Actualmente se desempeña como consultor familiar y tanatóloga en @Speeka_mx




viernes, 29 de noviembre de 2019

Los padres, custodios de la libertad

Por: Martha Salim Naime


                Educar es introducir a la realidad, a lo que es y existe, no a lo que aparenta ser.
 —Luigi Gussani.




La libertad en inherente a la persona; nacemos con ella. Durante los primeros años de vida los padres son los responsables de custodiar la de sus hijos, ya que por sí mismos no pueden tomar ciertas decisiones, como: a que escuela asistir, que ropa usar o en qué ambiente crecer.
¿Prefieres cenar quesadilla o cereal?; ¿quieres ponerte short o pantalón? Con este tipo de preguntas se comienza a temprana edad con el entrenamiento en el uso de la libertad. Los niños aprenderán que toda decisión tiene sus propias consecuencias.
La misión de los padres en la educación de la libertad en los hijos supone retos continuos y exige una mayor preparación. Será necesario exigir, pero también comprender; guiarlos y corregirlos; enseñarles a hacer cosas por sí mismos y tener la paciencia suficiente para que ellos lo hagan a su propio ritmo, como aprender a comer con cuchara o a atarse las cintas de los zapatos cuando el tiempo apremia para llegar al colegio.
 La custodia de la libertad va cediendo paulatinamente y requiere constancia. Hacer por un hijo algo que es capaz de hacer por sí mismo, lo perjudica en vez de ayudarle;  lejos de fomentar un valor se alimenta un vicio que será más difícil erradicar.
Ser padres es una escuela en dos vías: por un lado se les enseña a los hijos y por otro se aprende y se crece en valores como: la paciencia, la tolerancia y la confianza. Educar es una responsabilidad intransferible.
El amor es el ingrediente clave, que no debe faltar en ninguna situación; ni al animar ni al reprender; ni al premiar o al castigar. Con amor se forja en los hijos a personas seguras de sí mismas. El saberse querido y aceptado lleva al niño a explora el mundo desde un ambiente protegido.
Aunque el niño no sea consciente de que es libre, aprende a manifestar la forma en que se siente satisfecho. Por ejemplo, si un bebé tiene calor y  lo abrigan llorará hasta que sus padres lo complazcan, y en una interacción de ensayo y error unos tratarán de expresarse y los otros de empezar a conocer a cada hijo.
El uso de la libertad orientada  desarrolla la responsabilidad. La relación entre ambas se hace cada vez más estrecha, al grado en que no hay libertad sin responsabilidad ni responsabilidad sin libertad. “El ambiente de libertad se consigue, sin darnos cuenta, cuando el matrimonio es fiel, se ama y se respeta” sostiene el orientador familiar Eusebio Ferrer.
Cuando es necesario reprender o castigar, si los padres le explican al hijo sus razones basadas en el  amor, el niño entenderá que sus padres buscan cualidades (en ellos) que los hagan hábiles para interactuar el resto de su vida. Hoy en día la influencia del medio ambiente sobre los hijos es cada vez mayor, por lo tanto exige a los padres preparación, no en temas de moda que no han probado resultados.
Leer o tomar cursos de pedagogos reconocidos nutrirá la experiencia personal que, como hijos tuvieron en sus propias familias. El sentido común es fundamental. Cada hijo es un caso y la estrategia que ha dado resultado con uno, quizá no resulte eficaz con otro. Durante la adolescencia los jóvenes buscan experimentar con su libertad y toman decisiones sin consultar con sus padres, como tatuarse, hacerse piercing o abandonar los estudios. Más allá de la reacción que los padres tengan, los jóvenes aprenderán que el uso de su libertad tiene consecuencias.
La base de toda educación en la libertad es el amor. Por amor, los padres sabrán cuando y como resolver los retos que los hijos presenten. Por amor entre ellos mismos, establecerán las normas y valores sobre las cuales construirán la educación de sus hijos. Por amor, dirigirán sus esfuerzos a incrementar la capacidad de amar de sus hijos.
Ningún hijo es propiedad de los padres; se pertenecen a sí mismos y son dueños de su libertad, sin embargo no pueden hacer uso de ella porque desconocen cómo hacerlo.  El tiempo y la madurez de cada hijo señalarán el momento en que sus padres deben dar por terminada la tarea de ser custodios de la libertad de su hijo.

(*) Martha Salim Naime. Es Administrador de Empresas con Maestría en Ciencias del Matrimonio y la Familia y diplomado en Tanatología por el Instituto Superior de Estudios para la Familia (Juan Pablo II). Cuenta con la certificación para ser facilitadora y entrenadora de la herramienta pre-matrimonial FOCCUS. Actualmente se desempeña como consultor familiar y tanatóloga en @Speeka_mx

jueves, 12 de septiembre de 2019

¡Que se abran las compuertas!


Por Martha Salim Naime

Durante los meses del año en que se registran más lluvias el nivel de los embalses se revisa seguido para evitar desbordamientos y se utilizan las compuertas para regular el paso del agua. Algo parecido nos sucede a las personas: tenemos épocas en las que sentimos que los problemas nos rebasan y, si no abrimos nuestras compuertas, las emociones pueden desbordarse.

A diferencia de las presas que tienen un tipo de compuerta construida por el hombre, nosotros desarrollamos varias en la vida. Tomemos como ejemplo a Nelson Mandela: estuvo encarcelado durante treinta años y tres años después de ser liberado le otorgaron el premio Nobel de la Paz en 1993. Me pregunto, ¿cuántas compuertas habrá tenido que abrir para lograr sobrevivir al cautiverio y, además, hacerse acreedor a dicho reconocimiento?

 No siempre somos conscientes de que abrimos nuestras compuertas para liberar la tensión y dejarla fluir, pero cuando lo hacemos, experimentamos una  sensación interior que nos llena de paz.

Vale la pena mencionar, antes de citar algunos ejemplo de compuertas,  que no es lo mismo abrir una para liberar una tensión   ̶ emocional, física o psicológica  ̶  que evadir una situación difícil. Quizá te identifiques con alguno de los tipos de salidas que propongo a continuación:

˗       Ser asertivo. Ante una situación de estrés o conflicto en la que hay una carga emocional fuerte, la sangre se concentra en el estómago y no se piensa con claridad. No es momento de tomar decisiones importantes, hay que esperar a que las condiciones cambien. Compuertas: prudencia y tiempo.

˗       Reír, bailar y cantar. Estas actividades están al alcance de la mano, en ellas hay magia y misterio. Cuando las practicamos, a menudo se liberan hormonas y neurotransmisores que protegen al organismo de infecciones y se fortalece el corazón. La respiración es más profunda, por lo tanto, más efectiva. Compuerta: date permiso.

˗       Reírse de uno mismo. Al hacerlo se liberan todo tipo de emociones con creatividad. El humor es una forma útil para decir lo que no nos gusta, escapar de lo que no queremos o responder a una actitud agresiva sin agredir; es un signo de inteligencia emocional. El humor tiene un efecto analgésico ante el dolor y los conflictos. Resulta difícil para las personas dominadas por un carácter narcisista e intolerante. Compuertas: humildad y modestia.  

˗      Valorar la familia. Para la mayoría, la familia es la principal fuente de apoyo en sus diferentes etapas: infancia, adolescencia, vida adulta y vejez. Cuando el trato es recíproco y generoso se establecen vínculos tan fuertes que, a pesar de la distancia, hay cercanía. Compuerta: amor.

˗       Reconocer la amistad. Es indispensable para aquellos que no tienen a su familia cerca o la relación no es saludable. Es la forma más profunda de convivencia. No podemos elegir a nuestros padres, hermanos, vecinos, jefes, compañeros de escuela o trabajo. Solo podemos escoger a nuestros amigos y a nuestra pareja, por tanto, no debemos equivocarnos. Compuerta: sinceridad.

˗       Buscar ayuda profesional. ¿Cómo saber cuándo debo acudir a un especialista? No hay reglas, pero si tu vida deja de ser tuya porque ya no duermes, si sientes angustia y tristeza todo el tiempo, si no te concentras en el trabajo o el estudio, o si estás desarrollando una adicción –alcohol, drogas, juego, comida– es el momento de buscar terapia. Compuerta: confianza.

˗       Orar o meditar. En el proceso mismo se elevan mente y corazón hacia el conocimiento y el amor a las cosas divinas, infunde mayor confianza en Dios y nos introduce a otros sentimientos valiosos. Tanto la oración profunda como la meditación conducen a una conciencia plena del aquí y el ahora. El novelista Julien Green afirma que “el fin de la oración no es alcanzar lo que pedimos, sino transformarnos”. Compuerta: la fe.

Las compuertas de las presas no se abren solas, alguien lo hace después de un análisis cuidadoso y de determinar una necesidad. Abrir las tuyas depende de tu voluntad y tu ingenio. Hay más de una compuerta que podemos abrir para liberar la tensión. Lo importante es estar alerta y no permitir que el problema nos rebase.



(*) Martha Salim Naime. Es Administrador de Empresas con Maestría en Ciencias del Matrimonio y la Familia y diplomado en Tanatología por el Instituto Superior de Estudios para la Familia (Juan Pablo II). Cuenta con la certificación para ser facilitadora y entrenadora de la herramienta pre-matrimonial FOCCUS. Actualmente se desempeña como consultor familiar y tanatóloga en @Speeka_mx

martes, 2 de abril de 2019

¿Y si le das la vuelta?


Por Alida María Madero Fernández

"Los problemas son sólo tan grandes como permitimos que lo sean;
no somos dueños de nuestras circunstancias, pero sí de cómo las vivimos”
Pablo Ferrara


En la vida se nos presentan problemas, situaciones y/o contratiempos que no está en nuestras manos poderlos resolver. Si las expectativas no cumplidas, enfermedades sorpresivas,  duelos, etc. Nos impiden continuar con nuestros planes, solo queda ’darle la vuelta’.

Esa experiencia que vives tiene que tener algo positivo, un aprendizaje. Viktor Frankl, el psiquiatra y superviviente del Holocausto,  dice que “una persona puede sobrevivir a cualquier experiencia, si aprende a extraerle un significado positivo“.

Está en ti cambiar esa circunstancia;  si te despidieron del trabajo, seguramente hay alguna  nueva oportunidad laboral; ¿porque no buscarle el lado bueno?, verlo con otros ojos, darle la vuelta a la tortilla, cambiar la perspectiva.

Es entonces, cuando tomas la sartén por el mango y sin titubear, debes darle vuelta a la tortilla, mientras está aún caliente. No esperes que se pegue. 

Un video optimista reúne a famosos como Antonio Banderas, Ricky MartinAlejandro Sanz, Laura Pausini, Iker Casillas y Hugh Jackman entre otros, para cantar un ingenioso y divertido tema. La idea corresponde al show español ‘El Hormiguero’ con la intensión de dar una ola de optimismo a la gente de España después de siete años de crisis económica. Un cambio de actitud.

"Dale la vuelta a la tortilla si estás quemado con la vida", el video que ha hecho mucho ruido en las redes sociales. Más que un lema, es una invitación a dejar de lado el pesimismo, la frustración. El video es gracioso, con chispa y está lleno de optimismo.

Así, la canción propone darle la vuelta a aquellos pensamientos erróneos, negativos y limitadores, que acaban quemándonos, y tomarnos las cosas con humor, alegría y optimismo –“tómate un pincho de felicidad”.

A través de las redes sociales empezó a circular la invitación a ver el video “Voluntad de Acero”, título también del libro de Pablo Ferrara; al día de hoy una de las lecciones de vida más profunda e intensa , ‘Ante las circunstancias que se nos presentan, rendirse no es una opción’.
Pablo ha hecho de su vida una aventura más, en su libro relata los momentos más intrépidos y valerosos que le ayudaron a hoy en día tener la fuerza necesaria y espíritu, además del optimismo para no rendirse a pesar del difícil diagnóstico.
Después del choque inicial y contra todo pronóstico, Pablo asume las nuevas reglas del juego que impone la pérdida del control de su cuerpo, sumando a su familia y amigos para hacer de esta nueva etapa una aventura constante, llena de esperanza, de fortaleza y de amor.

Ejemplos que nos invitan a darle la vuelta a la forma en que pensamos sobre lo que nos toca vivir,  a mirar de otra forma las situaciones a las que nos enfrentamos, somos lo que pensamos, somos esa “vuelta a la tortilla”. Sólo hay que ponerle empeño y actitud.