viernes, 22 de diciembre de 2017

Feliz, agradecida y ¡lista!


Por Martha Salim Naime

Ningún año ha sido tan bueno que no haya tenido sus dificultades y ningún año ha sido tan malo que no haya traído sus beneficios.
Martha Salim Naime

Termina el año y con él se van los propósitos que hice cuando empezó. Unos porque se cumplieron, otros, porque se quedaron sin concluir y algunos más que nunca salieron del papel. Sin embargo, todos ellos están escritos en las páginas de mi libro de la vida.

A todos los miré con ilusión hace casi trescientos sesenta y cinco días. con el anhelo de verlos crecer, madurar y cumplir su destino. Algunos, de manera inesperada se unieron en el trayecto y ocuparon el lugar de los que se quedaron atrás; florecieron y llenaron mis días de ilusión.

Un ciclo terminó para dar lugar a otro nuevo. 

Cada fin de año siento añoranza, y cada año que empieza me llena de esperanza; de buenos propósitos y de deseos por cumplir. Aumenta mi autoestima el simple hecho de tener la oportunidad de volverme a plantear metas que espero cumplir.

He descubierto que cuando no escribo mis intenciones para el año nuevo las olvido y quizá por eso mi deseo más recurrente sea el de hacer la lista de propósitos para los próximos meses. Escribir activa unas conexiones en mi cerebro que hace que recuerde lo anotado aunque no tenga el papel frente de mí.

Inicio el año con nuevos proyectos, con proyectos reciclados y con otros desempolvados. Espero poder cumplirlos todos, pero no me frustraré si eso no sucede. La vida me ha enseñado que da sorpresas y éstas llegan y se instalan en lo más alto de la lista de prioridades, alteran los planes y los proyectos, por más establecidos que hubieran estado, y además nos brindan las herramientas para caminar junto con ellas.

Con los años he aprendido a agradecer lo que tengo,  lo que recibo y lo que me ofrecen las oportunidades;  a ser más agradecida por lo que no logré, no recibí y no conseguí,  porque de esas situaciones tuve mayores oportunidades de aprender y crecer como ser humano.

Me gusta iniciar el año libre y ligera de cargas, por eso practico el perdón. Me perdono a mí misma por no haber cumplido mis propósitos de principio de año; perdono los obstáculos que encontré porque me llevaron a descubrir nuevos caminos; perdono los errores que cometí porque de ellos aprendí lecciones de vida.  Perdono ofensas, desaires y menosprecios porque eso cumple con mi propósito de terminar el año con una carga ligera.

Hago mi cierre de año social y como cada año, el saldo es a favor: conservé mis amistades de tiempo atrás y sumé otras nuevas. A cada una agradezco por ser parte de mi bagaje y haber caminado conmigo este tiempo; aunque no lo haga personalmente lo hago en mis oraciones y, desde mi fe, tengo la certeza de que mi plegaria es escuchada y acogida.

No puedo dejar de agradecer a Facebook y a Whatsapp su presencia oportuna y eficaz durante todo el año; les pongo un diez de calificación final, porque cumplieron con su función como herramientas de enlace y comunicación.

Gracias a Facebook y a las publicaciones de mis amigos, me siento cercana a sus vidas: veo crecer a sus hijos, aplaudo sus éxitos, los acompaño en sus penas, oro con ellos y soy parte de sus festejos de cumpleaños. Cuando uno está lejos de sus seres queridos y no los puedes besar y abrazar tanto como quisieras, el hacerlo virtual también cuenta, porque nutre y fortalece el espíritu.

Agradezco a Whastapp la intimidad que nos ofrece para la comunicación personal y en grupos. Este año experimenté con intensidad esta riqueza y reactivé relaciones que, por queridas, se habían mantenido en la distancia; hoy por hoy nos mantenemos al día. La distancia que nos separa se acorta con un ¡hola! o un emoticon.

Considero estas herramientas como necesarias para iniciar el año, pero también estoy abierta a nuevas formas de comunicación siempre y cuando sirvan para sumar afectos, fortalecer los lazos de amistad y hacer más entrañable el cariño.

Deseo para ti y los tuyos un nuevo año de nuevas y refrescantes experiencias; de amor en la familia y unión en la amistad. Que tu fe se fortalezca y tu lista de requerimientos se acorte; que vivamos en paz, pero de esa paz que nace desde el corazón y que se proyecta a través la mirada. Que las circunstancias te hagan más fuerte y creativo para aprender a vivir con ellas y no desgaste tu energía buscando hacer posible lo imposible.

Ni tan bueno ni tan malo; este año ha traído lo suyo y lo he vivido de la mejor manera que he podido y al final del ciclo he aprendido mucho y me siento feliz por todo lo que ha traído; y con un sentimiento de gratitud me reporto lista para comenzar el que viene.  y ¿tu? ¿Cómo te reportas?

Feliz año 2018



El equipo de Cosas de Familia les deseamos un muy Feliz Año 2018.

domingo, 26 de noviembre de 2017

Calidad de Vida

Por: Fernando González Rocha y Paty Zambrano

Nuestro amigo Miguel tiene que tomar dos autobuses para llegar a su lugar de trabajo cada mañana, obviamente, también toma los dos autobuses para regresar por la noche. Miguel trabaja ocho horas al día y usa una hora y media en cada traslado, es decir que desde que sale de su casa hasta que regresa consume un total de 11 horas de su día. Adicionalmente entre el estrés del trabajo y de sus traslados, llega a su casa sumamente agotado. Esta es la realidad que vive nuestra gente en las grandes metrópolis de México. Pero queremos hacer conciencia de que hay acciones que se pueden hacer para tener mejor calidad de Vida.

La calidad de vida es un concepto referido al bienestar en todas las áreas del ser humano, respondiendo a la satisfacción de las necesidades físicas (de salud, seguridad), materiales (de vivienda, ingresos, transporte, pertenencias, comida), sociales (de trabajo, familia, relaciones personales, comunidad, responsabilidades), psicológicas o emocionales (de afecto, autoestima, inteligencia emocional, espiritualidad, religión), de desarrollo (educación, productividad) y ecológicas (calidad del agua, del aire, etc.). Fuente: http://quesignificado.com/calidad-de-vida/

Para nosotros, la calidad de vida es la capacidad que tiene cada persona de elegir cómo quiere vivir su vida. Nadie debería permitir que la vida o sus circunstancias lo vayan arrastrando a hacer lo que tiene que hacer para sobrevivir. Lo importante es que cada uno decidamos como queremos vivir y tener conciencia de que las decisiones que vamos tomando van construyendo nuestra realidad de vida. Todo esto considerando nuestros recursos, los cuales pueden ser incrementados día a día.

La calidad de vida tiene todos los aspectos de los que habla la definición. Si hablamos de calidad de vida en la parte de aprovechamiento del tiempo, esto tiene que ver con la posibilidad de estar lo más cerca posible de los lugares que frecuentamos diariamente como son las escuelas de nuestros hijos, nuestro trabajo, los parques, la iglesia y los centros comerciales, este es nuestro centro de acción. Si estamos cerca de ese centro de acción tendremos más tiempo para nuestra familia, nuestros pasatiempos y adicionalmente tiempo para nosotros mismos.

Hagamos una reflexión: ¿Cuántas horas de tu vida pasas en tus traslados?

En la mayoría de las ciudades medianas y grandes ya tenemos un problema vial muy importante. Así que es urgente que tomemos decisiones sobre este punto. ¿Qué podemos hacer? Si estás rentando una casa, analiza la posibilidad de cambiarte a otra que esté más cercana a tu centro de acción. Si eres propietario de una casa, considera la conveniencia de vender esa casa y comprar otra más cerca de tu centro de acción. Pero si no quieres vender la casa que tienes, entonces una alternativa sería poner en arrendamiento tu casa y rentar, para tu familia, una casa más cerca de tu centro de acción.

Quizá para otra persona la solución sea cambiarse a un trabajo más cerca de su casa o cambiar a sus hijos de escuela para disminuir sus horas de traslados.

Nosotros queremos llevarte a analizar posibilidades y buscar la mejor opción para que puedas tener más tiempo y menos estrés en tu vida diaria.

¿Qué pasaría en tu vida si tuvieras más tiempo para ti y tu familia? ¿Qué decisiones tomarás para lograrlo?



(*) Los autores son Coaches de Pareja y de Vida. Pueden contactarse en;




miércoles, 8 de noviembre de 2017

"Fake news", noticias falsas

Por: Martha Salim Naime


En caso de duda, ten la lengua muda.
Anónimo


La velocidad con que la información circula nos coloca en la posición compartir una noticia casi al mismo tiempo en que la recibimos. La buena intención de prevenir a alguien más sobre abusos, lluvias celestes o fraudes, ha motivado a más de una persona a reenviar una nota sin confirmar, previamente,  su veracidad.

La mayoría de las fake news,  noticias falsas,  que he recibido me ha llegado por Whatsapp y algunas de esas veces viene acompañada por una leyenda de quien me la envía aclarando que, aunque no le consta, pero que por si acaso fuera cierto, ha preferido enviarla.

En la antigua Grecia, Sócrates solía practicar un sencillo ejercicio. Cuenta la historia que cuando alguien se le acercaba con la intención de comentarle algo, simplemente aplicaba el triple filtro con una serie de preguntas. La sabiduría de los  pensadores de la antigüedad se hace actual en nuestros días y este simple ejercicio nos puede ayudar a tomar la decisión, sin necesidad de recurrir a invertir gran cantidad de tiempo en verificar la nota de advertencia.  

La ventaja de la práctica del triple filtro es que es autoejecutable, es decir, no es necesario que alguien más nos haga esas preguntas, nosotros mismos podemos aplicarlo sin necesidad de ayuda externa.

Primer filtro: ¿es verdadero? Si se trata de algo que dicen por ahí, hay que tener cuidado. Si alguna vez has jugado al teléfono descompuesto, sabes, por experiencia propia, que en cuestión de segundos el mensaje, pasado de boca en boca, se distorsiona. Si no te consta que sea cierto, ¡cuidado! al decirlo lo único que provocamos es que los rumores crezcan.

Una sencilla consulta en google puede aclararnos si es verdadera la nota, si es vigente y actual.  Aunque nos conste la veracidad del hecho, aún no es momento de decirlo. Este es solo el primer paso.

Segundo filtro: ¿es bueno? La benedicencia    ̶ palabra no incluida en del diccionario de la Real Academia Española— es la práctica de la virtud que nos ayuda a regular lo que decimos de los demás y cómo lo decimos; es la tendencia a hablar bien de los demás; contrario a la maledicencia. Cuenta la historia de la filosofía que Sócrates confrontaba con la siguiente pregunta: “¿quieres contarme algo bueno sobre mi discípulo?”.

Aun así, si lo que vamos a decir es bueno, pero no nos consta, hay que avanzar al siguiente tamiz. Ejemplo de este filtro sería: por cada mensaje que reenvíes Whatsapp donará un dólar para los estudios médicos del paciente.

Tercer filtro: ¿es útil?  ¿Servirá para algo contar aquello que me consta y que además es bueno? Si la respuesta a esta pregunta es si, las dudas respecto a contar algo disminuyen o se desvanecen; hay una seguridad interior, una fuerza que, aunque viene desde adentro no es un simple impulso. Es algo que nos da la confianza necesaria para hacerlo. Si por el contrario la respuesta a esta pregunta es no, aunque sea cierto y sea bueno, no conviene contarlo.

El triple juicio de Sócrates  no es para llevarnos al escrúpulo, sino más bien a la reflexión. A pensar antes de hablar. A analizar, no en la forma y lugar para decirlo, sino más bien, a pasar por los tres filtros; sin razonamientos excesivos ni justificaciones. Las tres etapas del juicio son simples y así conviene que sea nuestra reflexión. Tengamos claro que nuestros derechos terminan donde empiezan los de los demás.

Si no es cierto, ni bueno, ni útil, ¿para qué contarlo?



(*) Martha Salim Naime. Es Administrador de Empresas con Maestría en Ciencias del Matrimonio y la Familia y diplomado en Tanatología por el Instituto Superior de Estudios para la Familia (Juan Pablo II). Es consultor familiar y cuenta con la certificación para ser facilitadora de la herramienta pre-matrimonial FOCCUS. 

Puedes contactarla en: cosas.defamilia.nl@gmail.com

martes, 17 de octubre de 2017

La comensalidad, el hecho de comer juntos

 “La mejor red social es una mesa rodeada de tu gente de toda la vida”
Anónimo


El alimento para el ser humano es una necesidad, y también una fuente de gratificación y placer. Seleccionamos que y con quien comer. El ritual de compartir la mesa es la forma universal de socialización en todas las culturas y es una de las referencias más antiguas de la familiaridad, pues es ahí, en la mesa,  donde se hacen y rehacen continuamente las relaciones que sostienen a la familia y la sociedad.


El término comensalidad no aparece en el diccionario de la Real Academia de la lengua y el word de mi computadora me lo marca como error, pero si aparece en los estudios de antropología social; esta palabra comensalidad significa comer y beber juntos alrededor de la misma mesa. Es en la mesa donde se da esa experiencia de comunión, de la alegría de encontrarse. Las palabras compañía, acompañar o compañero, se refieren literalmente a aquellos que comparten el pan.

En nuestro país comer con la familia es todo un ritual y es característico del folklor de nuestra sociedad, las reuniones alrededor de una mesa, están enraizadas culturalmente en nuestra forma de vida. Ya sea por festejar el cumpleaños, la carne asada, los martes de hamburguesas, la reunión del domingo, las cenas entre amigos, las comidas de negocios; Esas sobremesas de conversaciones y risas, reunirnos con los seres que apreciamos, crea vínculos.

El hecho de comer juntos hace que haya un sentido de pertenencia, y ese sentimiento de pertenecer crea la sensación de seguridad, promueve la solidaridad y la cooperación entre los miembros de una familia o entre los amigos y compañeros. En la familia, la comensalidad da espacio para dialogar, es una oportunidad para los padres de transmitir valores, costumbres y normas a los hijos.  

Cuando comemos en familia de manera regular, los niños pueden hablar con sus papas y compartir lo que hacen, lo que piensan, lo que sueñan. El hecho de compartir la comida puede ser un buen momento para entablar el diálogo sobre cómo fue el día en los niños en la escuela y conocer sus inquietudes. Preguntar a quien comparte nuestra mesa, ¿cuál fue tu mejor momento del día?, da lugar a una conversación maravillosa, no importa la edad ni el parentesco.

La mesa no es siempre un espacio de placer, eso es verdad, las discusiones forman parte de la vida cotidiana, las diferencias de opinión y tener la libertad de expresarnos, también es una forma de aprender, de aceptarnos, de tolerar, de ceder. Discutir con respeto y sin violencia, puede sumar. El dialogo en la mesa funciona para que los hijos aprendan a discutir abiertamente, se aclaren las diferencias y se establecen acuerdos.
Esta comensalidad no cuenta cuando usamos el celular todos en la mesa o ‘invitamos’ a la televisión a sentarse como un comensal más, el único que habla. Estas comidas juntos, nos unen y  son momentos que nunca se repetirán, hay que gozarlos. La idea de una canasta o cajita para el celular es maravillosa. Debemos aprender a conversar, a comunicar, a dialogar, los hijos nos observan e imitan.
Algunos tips son: Tomarse  el  momento –ya sea en el hogar o fuera de casa–  para comer tranquilos y pausado, disfrutando de la comida; Detenerse a comer, en casa preparar  la mesa  de manera agradable, masticar cada bocado lentamente, saboreando.

Sobre todo, no te estreses si tu rutina semanal no te permite comer con tus hijos, intenta provocar la comensalidad en la cena o los fines de semana. Insisto sin celulares, pleitos y sin invitar  a la televisión. Compartir la mesa es el mejor plan que podemos hacer cada día en familia. Aunque cueste conciliar los horarios, es importante buscar un tiempo al acabar la jornada para conversar de lo que cada uno ha hecho durante el día.

Las comidas juntos hacen resurgir la conversación. Los expertos en desarrollo  dicen que los niños y adolescentes se comunican mejor con sus padres cuando tienen una actividad secundaria al platicar; untar con mantequilla una rebanada de pan, llenar el vaso con jugo o bebida, servirse en el plato, proporcionan la distracción perfecta para preguntarles, para escuchar, haciéndolos sentir cómodos para compartir sus intereses y preocupaciones. El beneficio radica en conocerse, saber lo que cada uno piensa, hablar de alegrías y tristezas, enriquecerse con las diferentes opiniones, aprender de las cosas lindas que le pasa al otro y superar las frustraciones.

Comer con compañía trae múltiples beneficios psicológicos, sociales y biológicos, se crean relaciones, se promueven habilidades sociales y el buen comportamiento. Ya sea con familiares, amigos o compañeros de trabajo, comer en compañía de alguien nos beneficia más de lo que pensamos. No hay nada como una mesa compartida, efectivamente, la mejor red social es una mesa rodeada de tu gente de toda la vida.





(*) Alida Madero, es Ingeniero en Industrias alimenticias egresada de la Universidad de Monterrey (UDEM). Tiene diplomados en Logoterapia y Desarrollo Humano. Actualmente coordina el programa Foccus Prematrimonial en la Arquidiócesis de Monterrey, el cual  trabaja con las parejas que están comprometidas para contraer matrimonio. 




Contáctala en foccusmonterrey@gmail.com

viernes, 1 de septiembre de 2017

Harvey, ¿Qué pretendes?

Por Martha Salim Naime


De las nubes más negras, cae agua limpia y fecunda.
Proverbio chino


Las escenas que hemos visto del paso de Harvey por la zona de Houston son estrujantes. Si, apachurran el corazón y nos hacen sentir pena, dolor y compasión por lo que ha sucedido. Personas que caminan con el agua hasta la cintura, flotan en una balsa o esperan ayuda en los techos de sus casas. Pero el corazón se desapachurra un poco cuando las mismas imágenes muestran que esas personas estan siendo ayudadas por otras que no están en mejores condiciones.

El subsuelo pantanoso de Houston propicia que no haya un drenaje  adecuado. Desde su fundación, por la década de los años 30’s en el siglo XIX,  la historia de inundaciones forma una larga cadena. Sumándose a ésta lista, de huracanes están Andrew 1992, Allison en 2001, Katrina 2005,  Ike en 2008 y ahora Harvey, según datos del Centro Nacional de Huracanes (NHC) basado en Miami, Florida.

Houston es una de las ciudades más grandes de los Estados Unidos y es reconocida como la capital de la industria petrolera. Es sede de la NASA, empresa de investigación aeronáutica  y espacial que llevó un hombre a la luna, o al menos eso hemos creído.  Cuenta con un centro médico que contiene la mayor concentración de instituciones sanitarias y de investigación a nivel mundial. ¿Qué todo eso no merece un poco de respeto? 

Harvey, se originó en la costa occidental de África y desde el  13 de agosto, el mencionado  NHC, comenzó a supervisarlo. A los pocos días y luego de que un avión de cazahuracanes sobrevolara la perturbación tropical, se actualizó su estatus y entonces, adquirió un nombre propio.

En sentido metafórico, Harvey es un inmigrante, que entró de manera legal a un país con un cuidadoso y ordenado sistema de control fronterizo y destruyó una ciudad icónica, mató gente, alteró el eco-sistema de incontables especies, dejó a una incontable cantidad de personas en el desamparo y causó daños materiales cuantiosos, ¡cuantiosísimos!

¿De qué se trata todo esto? La pregunta es para mí. Los acontecimientos son lecciones invaluables en la universidad de la vida y no quiero dejar de hacer la tarea.

Se me ocurren algunas ideas. Podría ser alguna de ellas o ninguna; o quizá todas a la vez: una cábala dogmática o simbiótica, un maleficio producto de la hechicería, el dedo de dios, la furia de dios,  un castigo de la naturaleza, un conjuro, producto de los celos o la envidia de alguien. A final de cuentas, ninguna de estas ideas me hacen sentido ni responde mis preguntas y sigo reflexionando.

De la sabiduría popular proviene un refrán que dice algo así: “Dios perdona siempre, el hombre, a veces y la naturaleza, nunca”.  De poder entablar un diálogo con la naturaleza le preguntaría: ¿Por qué tan enojada, chica? ¿Quién te ha hecho enojar de tal manera para que reacciones así? Ella diría: “es que así soy yo”.

La naturaleza tiene unas leyes a las que sigue tal y como es ella: original, espontánea, y creativa. A esa misma naturaleza, creada, pertenece el ser humano, el ser persona. Quien cuenta con hondas raíces que lo mantienen con los pies firmes en la tierra y alas que se extienden para proteger, cubrir, abrazar.

La ayuda, las  provisiones, los traslados y  reparaciones que se aprecian en el área de Houston,  es gracias a que otras personas responden al llamado de su propia naturaleza: a ser más y mejor para los demás.

Hago un close-up a algunas fotografías y no alcanzo a distinguir el color de la piel o los rasgos étnicos; lucen, sino iguales, al menos semejantes: empapados, despeinados y asustados.

Los súper héroes flotan en el agua, sacados por la vertiginosa corriente, del cuarto de algún niño.  Mientras que personas, documentadas e indocumentadas,  —todas sin documentos—, se dan a la tarea de ayudar en lo que se les presente, como pueden y con lo que tienen a la mano. Personas que ponen en riesgo su vida por salvar otra, otras, muchas.

La elocuencia de las escenas estruja, desgarra, conmueve. Los rostros de dolor, de incertidumbre, de desconsuelo, dicen mucho sin pronunciar palabra. Sin embargo, esto no frena a las aves de rapiña, a los seres desalmados que, pretenden ignorar que viven la misma realidad que todos, y aprovechan para hacer fechorías.  Son el otro rostro de la naturaleza humana.  

Harvey, con su avasallante entrada al país, de las minorías, nos ha mostrado una sola mayoría: la persona. Sin distinguir raza, credo o género, entró a sus casas y les empapó todo. Sin tomar en cuenta edad, grado académico o nivel económico, despojó a unos y a otros. Sembró temor, ha hecho que los tres reinos de la creación interactúen de manera inusual y poco convencional.

El inmortal huracán ha hecho resaltar la fragilidad material de las grandes construcciones lo mismo que la grandeza de las virtudes humanas. Ha destacado al ser humano como el único ser creado con capacidad de reinventarse, de comenzar una nueva historia, de saber que la esperanza renacerá después de la tormenta.

El paso de Harvey por el país vecino por sus fuertes contrastes no puede, ni debe, pasar desapercibido. ¿No crees?



(*) Martha Salim Naime. Es Administrador de Empresas con Maestría en Ciencias del Matrimonio y la Familia y diplomado en Tanatología por el Instituto Superior de Estudios para la Familia (Juan Pablo II). Es consultor familiar y cuenta con la certificación para ser facilitadora de la herramienta pre-matrimonial FOCCUS. 

jueves, 24 de agosto de 2017

La vida con música de fondo

Por Fernando González Rocha y Paty Zambrano

¿Te has dado cuenta como en las películas una parte muy importante es el manejo de las emociones a través de la música de fondo? Una historia de amor, terror o de acción no es lo mismo si le quitas el sonido.

Vivimos en un mundo sonoro y estos sonidos están conectados directamente con nuestro sistema límbico que activa nuestras emociones de manera primitiva. Es tan automático que nos pasa desapercibido, normalmente no somos conscientes de ello.

El sistema límbico se define como la parte del cerebro que incluye: el tálamo, el hipotálamo y la amígdala cerebral; que son los órganos que regulan las emociones, la memoria, el hambre y los instintos sexuales.

Te invitamos a hacer un experimento, cuando viajes en automóvil, observa el entorno con una música instrumental durante tres minutos, que es lo que dura una canción, y verifica tu reacción, los pensamientos que cruzan por tu mente, tu estado emocional, la forma en que pisas el acelerador, etc. En seguida, cambia de música y elige un rock más estridente o escucha una música tropical y vuelve a verificar tus reacciones. Seguramente, te darás cuenta de que estamos condicionados por la música de manera inconsciente.

Escucha la música de fondo de los comerciales, de las películas, de las telenovelas, aún de los noticieros. ¿Cómo te influye? ¿Será que nuestra vida la podemos disfrutar más si aprendemos a poner la música de fondo adecuada para lograr nuestra mejor emocionalidad?

Si estamos en una emergencia necesitamos un acompañamiento que nos mueva, si deseamos perdonarnos por algún error cometido es necesario poner algo suave, si es momento de reclamar porque se están violando nuestros derechos tal vez sería una marcha a tambor batiente.

¿Cuál es el tipo de música de fondo que le pones a tu vida? ¿Es una música tranquila, energética, suave, fuerte, estridente, con ritmo, acústica o de reggaeton?

Es necesario identificar la historia que nos contamos de nuestra vida o la interpretación que damos a los hechos cotidianos que vivimos. ¿Podemos cambiar de perspectiva y bajar dos rayitas a nuestro drama cambiando la música de fondo a nuestra historia?

¿Qué género es el toque que deseas para la vida que anhelas? Así como tu escoges que música quieres escuchar en tu dispositivo de sonido, tú también puedes elegir la música de fondo para tu vida.

La música que eliges marcará tu manera de ver la vida, pero más aún, tu selección de música influye en tu entorno de pareja, familiar, laboral y social. Nuestras reacciones emocionales generan estados emocionales en las personas que amamos. La música que escuchamos influye en seres queridos.

Cuidemos, pues, nuestra música. Creémonos un entorno amigable, alegre, optimista, que genere paz en nosotros y en todos aquellos con quienes nos relacionamos. De igual manera busquemos amigos que tengan una música armónica que nos ayude a crecer y a mejorar nuestro estado de ánimo. Por el contrario, huye de aquellas personas que te incomodan, que su música no es la tuya, que sus pensamientos y acciones no son congruentes con tus valores.

Cada quien es responsable de sus elecciones y de proteger a los seres que ama. Siempre estamos a tiempo de corregir lo que sea necesario. Y tú, ¿Qué música eliges?



(*) Los Autores son Coaches de Pareja y de Vida. Puedes contactarlos en:
patyzambrano@hotmail.com

  

viernes, 21 de julio de 2017

La casa tirada

Por Avelina Jiménez Lozano



Hace tiempo una pareja de amigos llegó a nuestro hogar de recién casados. Al terminar de darles el tour para conocer nuestra casa se miraron en complicidad y sonrieron, al cuestionarles qué pasaba los dos comentaron: “Se nota que no tienen hijos, tienen todo muy ordenado y limpio”. En mi mente pensé que la limpieza y el orden son independientes de la etapa familiar en la que uno se encuentre. Hoy en día no estoy tan segura de eso.

La casa tirada es una frase que comúnmente se menciona cuando se refiere a que el hogar no está ordenado. Las cosas en el suelo o fuera del lugar en dónde deben de guardarse son dos características propias de este concepto. El ser responsable de una casa incluye su cuidado y limpieza, cosa que es más sencilla cuando se trata de una casa de una persona soltera o una pareja de recién casados, pero ¿cómo mantener el orden en una casa cuando se tienen hijos?

La llegada de los hijos provoca una adaptación en muchos aspectos de la vida de un matrimonio. Atenderlos implica un desgaste físico y emocional, que impide pensar en alguien o en algo más que no sean ellos, así que el adjetivo ordenadosólo aplica para personas y no para cosas, por lo que tener una casa ordenada difícilmente es su prioridad.

Todos los que tenemos niños sabemos que en un dos por tres ellos vuelven a desordenar la casa, y si bien es cierto esto pudiera ser un momento de estrés y regaño para ellos, también es cierto que puede ser un tiempo de aprendizaje alinvitarlos a recoger sus juguetes y pedirles que dejen el lugar tal y como lo encontraron al llegar.

Esta última indicación es independiente de la edad que tengan los niños, ya que hasta los más pequeños pueden colaborar en el orden del hogar. ¿Cómo olvidar la canción de “a guardar, a guardar, vamos todos a guardar…” en distintos ritmos y con diferentes estrofas? Es fácil encontrar en internet un listado de tareas por edad de actividades que pueden realizar los hijos ya que desde un año y hasta después de la adolescencia ellos pueden cumplir conresponsabilidades específicas en casa.

Faber y Mazlish en su libro Cómo hablar para que los niños escuchen y cómo escuchar para que los niños hablen,dedican un capítulo a este tema. Los autores explican que más que una lucha de voluntades entre lo que el niño no quiere pero debe de hacer es buscar en ellos su cooperación. Son miembros de una familia por lo cual es importante que cooperen para que todo funcione en ella lo mejor posible. Una estrategia que proponen es describir el problema sin agregarle órdenes o adjetivos, de esta manera es más fácil darle solución. Describir literalmente lo que se ve y lo que se siente, ayudará al niño comprender su realidad, aprendiendo a ser empático y responsable.

Sería ideal que se pudiera contar con la ayuda de otra persona para la limpieza del hogar pero no siempre esto es posible, ya que implica un gasto económico considerable, sin embargo, aún y cuando se cuente con este apoyo, es importante enseñar a toda la familia a involucrarse en las actividades del hogar. 

El buen trabajo en equipo de la pareja será la clave para cuidar el orden en el hogar. Elaborar roles específicos para la limpieza de cada área, así como un calendario que muestre las actividades a realizar pueden ser dos estrategias que como familia pueden aplicar. Otras estrategias para cuidar el orden de la casa es invertir pequeñas cantidades diarias de tiempo para recoger y limpiar todos juntos en familia ya que ayudará a los niños a darse cuenta de que el trabajo en el hogar no es exclusivo de una persona (generalmente la madre) sino es responsabilidad de todos los que en ella viven. 

La actitud ante los trabajos domésticos se hereda. Si los padres realizan estas actividades de mal humor, muy seguramente los hijos reaccionarán de la misma manera; los papás pueden hacer de este tiempo un momento divertido y de convivencia al escuchar música, formar grupos de trabajo doméstico o reforzar sus acciones con premios o felicitaciones.

Finalmente si somos realistas, en un abrir y cerrar de ojos la casa estará otra vez tirada, pero siempre será un buen momento para levantarla. Trata de ir más allá de lo que ves en ese momento, pues tus quejas pueden ser situaciones anheladas por otros. El exceso de ropa sucia refleja que tienes una familia que ha tenido grandes experiencias en el día; los juguetes de los niños en el piso, que eres bendecido al tener uno cuando hay tantas parejas que desean tenerlo; los platos sucios una gran familia cuando hay tantas personas enemistadas con la suya; el exceso de cosas, la posibilidad de comprarlas.

Cuando este escenario te provoque desesperación, será importante hacer un alto y mirar más allá de esa fotografía doméstica que, aún tirada, tienes una casa ¡que hay que ordenar otra vez!





 (*) Avelina Jiménez Lozano, es Psicóloga con Maestría en Educación por la Universidad de Monterrey. Experta en temas de familia y pareja. Cuenta con la certificación para ser facilitadora de la herramienta pre-matrimonial FOCCUS. Ha participado en programas de desarrollo humano e inteligencia emocional en México y España. Actualmente es docente de asignatura en la carrera de Licenciado en Psicopedagogía, titular del curso Formación en el Amor y coordinadora de formación en la Universidad de Monterrey.
Contáctala en jimlav15@hotmail.com

martes, 11 de julio de 2017

¡Vámonos!

Por Alida María Madero

“ No viajamos para escapar de la vida,
viajamos para que la vida no se nos escape “
Anónimo


Viajar es comenzar una aventura, con el corazón y los sentidos abiertos, dispuestos a dejarse sorprender, dispuestos no sólo a ver sino a mirar, a descubrir y conocer lo que el mundo nos propone.

Acabo de realizar un viaje en carro,  un road trip,  visitando destinos diferentes, unidos por carreteras. ¡Maravilloso!, opino que todo el mundo debería vivir este tipo de viaje al menos una vez en la vida. Es viajar a la velocidad del paisaje, poder ver la transición entre un lugar y otro, haciendo que la ruta sea tan importante como el destino.

Un viaje así es la oportunidad perfecta para alborotar a un grupo de amigos o a la familia y lanzarse a la aventura. La carretera une mucho. Lo que en el momento puede ser tragedia como que la llanta se ponche o de repente se tome el camino equivocado y estén perdidos, mañana es historia y pasado  será anécdota. Eso sí, siempre será un viaje memorable que nunca olvidarás.

Experiencia, aventura, aprendizaje, descanso. Viajar por carretera da muchas satisfacciones, entre ellas, la de compartir tiempo de calidad con tu familia y/o amigos, momentos de descubrir cosas juntos, de conocer nuevos lugares, de conversaciones del alma y risas por cualquier tontera.

La sensación de libertad, de recorrer un camino del que te puedes desviar en cualquier momento, cambiar la ruta, detenerte. De ir a su ritmo, controlando entre todos el tiempo necesario. Llegarán a lugares y paisajes  que nunca hubieras pensado. Parar en un pueblito y encontrarse con platillos, personalidades, sonrisas, montañas, bosques o castillos. Libertad, improvisación y sorpresas.

En la carretera se da la conversación, luego la risa, luego silencios, lo que no puede faltar es la música, todos los géneros, o dependiendo del ánimo de quien va conduciendo, inventar coreografías y esa canción que será el himno del viaje. Díganme si no hay mayor placer que ir en carro y cantar a todo pulmón.

Un viaje por carretera es impredecible. Si ves un paisaje bonito puedes parar a tomar una foto, si te cruzas un anuncio con un desvío atractivo puedes hacerlo. Es un viaje lleno de sorpresas, sobre todo si es la primera vez que recorres esos caminos. La carretera no deja de ser una metáfora de la vida.

Definitivamente en un road trip desarrollamos la capacidad de trabajo en equipo, pues todos tenemos que colaborar para poder conseguir lo que queremos: uno aporta el idioma si es necesario, otro busca la ubicación, interpreta el mapa, otro sin pena hace las preguntas, otro pone orden.

Aprendizajes, muchos: apertura mental a la improvisación, olvidar marcar los tiempos, una dosis de flexibilidad, la risa ante lo inesperado, ejercitar la virtud de la paciencia, la sorpresa ante las maravillas descubiertas, dejar de lado la pena, mostrarte tal cual eres, descubrirte como ciudadano del mundo, donde todos sabemos sonreír, acompañar.

Y cuando regresas, la nostalgia de que termina pero también, una energía renovada, la mente alerta y una nueva perspectiva frente a los viejos paradigmas, problemas y prejuicios. Retomas tu rutina, pero tantos momentos maravillosos ya son parte de ti, ríes al recordar las anécdotas y volver a ver las fotografías.


¡Vámonos! A viajar por carretera, ¿cuál sería tu ruta?



(*) Alida Madero, es Ingeniero en Industrias alimenticias egresada de la Universidad de Monterrey (UDEM). Tiene diplomados en Logoterapia y Desarrollo Humano. Actualmente coordina el programa Foccus Prematrimonial en la Arquidiócesis de Monterrey, el cual  trabaja con las parejas que están comprometidas para contraer matrimonio. 




Contáctala en foccusmonterrey@gmail.com