martes, 11 de julio de 2017

¡Vámonos!

Por Alida María Madero

“ No viajamos para escapar de la vida,
viajamos para que la vida no se nos escape “
Anónimo


Viajar es comenzar una aventura, con el corazón y los sentidos abiertos, dispuestos a dejarse sorprender, dispuestos no sólo a ver sino a mirar, a descubrir y conocer lo que el mundo nos propone.

Acabo de realizar un viaje en carro,  un road trip,  visitando destinos diferentes, unidos por carreteras. ¡Maravilloso!, opino que todo el mundo debería vivir este tipo de viaje al menos una vez en la vida. Es viajar a la velocidad del paisaje, poder ver la transición entre un lugar y otro, haciendo que la ruta sea tan importante como el destino.

Un viaje así es la oportunidad perfecta para alborotar a un grupo de amigos o a la familia y lanzarse a la aventura. La carretera une mucho. Lo que en el momento puede ser tragedia como que la llanta se ponche o de repente se tome el camino equivocado y estén perdidos, mañana es historia y pasado  será anécdota. Eso sí, siempre será un viaje memorable que nunca olvidarás.

Experiencia, aventura, aprendizaje, descanso. Viajar por carretera da muchas satisfacciones, entre ellas, la de compartir tiempo de calidad con tu familia y/o amigos, momentos de descubrir cosas juntos, de conocer nuevos lugares, de conversaciones del alma y risas por cualquier tontera.

La sensación de libertad, de recorrer un camino del que te puedes desviar en cualquier momento, cambiar la ruta, detenerte. De ir a su ritmo, controlando entre todos el tiempo necesario. Llegarán a lugares y paisajes  que nunca hubieras pensado. Parar en un pueblito y encontrarse con platillos, personalidades, sonrisas, montañas, bosques o castillos. Libertad, improvisación y sorpresas.

En la carretera se da la conversación, luego la risa, luego silencios, lo que no puede faltar es la música, todos los géneros, o dependiendo del ánimo de quien va conduciendo, inventar coreografías y esa canción que será el himno del viaje. Díganme si no hay mayor placer que ir en carro y cantar a todo pulmón.

Un viaje por carretera es impredecible. Si ves un paisaje bonito puedes parar a tomar una foto, si te cruzas un anuncio con un desvío atractivo puedes hacerlo. Es un viaje lleno de sorpresas, sobre todo si es la primera vez que recorres esos caminos. La carretera no deja de ser una metáfora de la vida.

Definitivamente en un road trip desarrollamos la capacidad de trabajo en equipo, pues todos tenemos que colaborar para poder conseguir lo que queremos: uno aporta el idioma si es necesario, otro busca la ubicación, interpreta el mapa, otro sin pena hace las preguntas, otro pone orden.

Aprendizajes, muchos: apertura mental a la improvisación, olvidar marcar los tiempos, una dosis de flexibilidad, la risa ante lo inesperado, ejercitar la virtud de la paciencia, la sorpresa ante las maravillas descubiertas, dejar de lado la pena, mostrarte tal cual eres, descubrirte como ciudadano del mundo, donde todos sabemos sonreír, acompañar.

Y cuando regresas, la nostalgia de que termina pero también, una energía renovada, la mente alerta y una nueva perspectiva frente a los viejos paradigmas, problemas y prejuicios. Retomas tu rutina, pero tantos momentos maravillosos ya son parte de ti, ríes al recordar las anécdotas y volver a ver las fotografías.


¡Vámonos! A viajar por carretera, ¿cuál sería tu ruta?



(*) Alida Madero, es Ingeniero en Industrias alimenticias egresada de la Universidad de Monterrey (UDEM). Tiene diplomados en Logoterapia y Desarrollo Humano. Actualmente coordina el programa Foccus Prematrimonial en la Arquidiócesis de Monterrey, el cual  trabaja con las parejas que están comprometidas para contraer matrimonio. 




Contáctala en foccusmonterrey@gmail.com

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