martes, 31 de enero de 2017

Soy introvertida

Por Alida Maria Madero

Ahora entiendo, ¡por fin me entiendo! Exclamo al leer la descripción de una persona introvertida. Ya comprendo cómo funciona mi personalidad y porqué soy como soy; que mal que lo comprendo a esta edad, hubiera sido maravilloso para mi autoestima saberlo años atrás, todo hubiera sido distinto.

          Con la avidez por aprender que me caracteriza, después de la lectura de la descripción, comencé a investigar más. Soy introvertida y por eso soy como soy, no es algo malo; no es timidez como yo pensaba, no soy un bicho raro y tampoco es ser antisocial. Es un tipo de personalidad que compartimos una gran parte de los seres humanos.

Además, ser introvertido no es el antónimo de ser extrovertido ni es lo mismo que ser tímido, aunque en apariencia se vean iguales. Una persona introvertida disfruta de su tiempo a solas y se queda emocionalmente drenado después de pasar mucho tiempo con otros. Una persona tímida no desea estar sola, pero tiene miedo a relacionarse con los demás.

Imagina a dos niños en el salón de clases, uno introvertido y otro tímido. La maestra organiza una actividad  donde todos participan. El niño introvertido quiere quedarse en su lugar y leer un libro, le estresa pensar estar con todos al mismo tiempo; en cambio el niño tímido, quiere unirse a la actividad, quiere participar  pero se queda en su  escritorio porque tiene miedo.

A una persona tímida se le puede ayudar a vencer su timidez, pero ser introvertido es parte de la persona como su color de ojos o de pelo. Las personas introvertidas, tenemos habilidades sociales, pero como el hecho participar en actividades sociales te consume la energía, necesitas tiempo a solas para recargar las pilas;  podemos aprender estrategias para lidiar con una situación social, pero siempre seremos introvertidos. Así que tratar de convertir a un introvertido en un extrovertido puede causar estrés y llevar a problemas con la autoestima.

Al escribir esto vuelvo a emocionarme con el descubrimiento. Con un suspiro y una sonrisa, vuelvo a sentir como esa armadura en mi interior ya no está. Veamos algunas de esas características que tenemos los introvertidos.

Sí nos gusta salir y estar con la gente, pero preferimos los grupos pequeños; cuando estamos mucho tiempo rodeados de gente, no vemos el momento de regresar a casa. Igual disfrutamos de un fin de semana solos con un buen libro. Ahora ya sé por qué el hecho pensar en asistir a algún evento donde habrá mucha gente como por ejemplo, una boda, no me entusiasme ni muera por ir.

Conversar por conversar nos estresa un poco, en cambio una plática profunda nos encanta, así como escuchar, somos muy buenos oyentes, se nos da natural estar  en sintonía con la persona que escuchamos. Nos gusta llegar a conocer a las personas. Pero nos cuesta hablar de nosotros mismos, de nuestros problemas o sentimientos. ¿Te ha pasado algo así?

Cuando tú no eres introvertido y tienes una pareja, familiar o amigo que si lo es, a veces es difícil entender su comportamiento. Porque con facilidad puedes mal interpretar un “quiero estar solo” o “ve tú, yo prefiero quedarme”. En contraste con  las personas extrovertidas que buscan a menudo estímulos del mundo exterior para activarse y sentirse vivas.

Es un hecho, nos sentimos más cómodos al expresarnos por escrito, ya que nos da más tiempo y espacio para aclarar lo que pensamos antes de expresarlo en palabras. En mi caso mi vida está plasmada en una suma de cuadernos, diarios, apuntes, etc.  Además de la cantidad de cartas que he escrito a mis seres queridos. La invención del  correo electrónico para mí, ha sido una maravilla.

También somos de lo nos tomamos tiempo para responder, un mensaje de texto o un correo electrónico, porque nos gusta ponerle atención, leerlo con calma y enviar una respuesta reflexiva.

Ser introvertido no significa que quieras estar solo todo el tiempo, ni que te moleste socializar, o que no puedas hacer amigos, ni todas las cosas que pasan por la mente de los que no entienden por qué no quieres salir cada fin de semana de fiesta. Claro que nos gusta relacionarnos, ir de fiesta, conversar, reír, etc. simplemente preferimos no hacerlo todo el tiempo.  En mi caso, el solo pensar en ir de compras me causa estrés, prefiero no ir; siempre pensé que era rara, ahora sé que es normal, que no es un problema.

Si tú eres introvertido, te recomiendo mucho el libro de Susan Cain,  El poder de los introvertidos en un mundo que no puede parar de hablar, busca también su charla en TED.com

Ahora que ya me entiendo, que descubrí que no tengo un problema, te puedo decir que disfruto estos rasgos de mi personalidad. Ya no van acompañados de baja autoestima o de la presión de ser diferente, de salir y socializar para demostrarme que soy ´normal’. En definitiva: saberlo y comprenderlo desde pequeña hubiera hecho gran diferencia en mi vida.


(*) Alida Madero, es Ingeniero en Industrias alimenticias egresada de la Universidad de Monterrey (UDEM). Tiene diplomados en Logoterapia y Desarrollo Humano. Actualmente coordina el programa Foccus Prematrimonial en la Arquidiócesis de Monterrey, el cual  trabaja con las parejas que están comprometidas para contraer matrimonio. 

Contáctala en foccusmonterrey@gmail.com