miércoles, 8 de noviembre de 2017

"Fake news", noticias falsas

Por: Martha Salim Naime


En caso de duda, ten la lengua muda.
Anónimo


La velocidad con que la información circula nos coloca en la posición compartir una noticia casi al mismo tiempo en que la recibimos. La buena intención de prevenir a alguien más sobre abusos, lluvias celestes o fraudes, ha motivado a más de una persona a reenviar una nota sin confirmar, previamente,  su veracidad.

La mayoría de las fake news,  noticias falsas,  que he recibido me ha llegado por Whatsapp y algunas de esas veces viene acompañada por una leyenda de quien me la envía aclarando que, aunque no le consta, pero que por si acaso fuera cierto, ha preferido enviarla.

En la antigua Grecia, Sócrates solía practicar un sencillo ejercicio. Cuenta la historia que cuando alguien se le acercaba con la intención de comentarle algo, simplemente aplicaba el triple filtro con una serie de preguntas. La sabiduría de los  pensadores de la antigüedad se hace actual en nuestros días y este simple ejercicio nos puede ayudar a tomar la decisión, sin necesidad de recurrir a invertir gran cantidad de tiempo en verificar la nota de advertencia.  

La ventaja de la práctica del triple filtro es que es autoejecutable, es decir, no es necesario que alguien más nos haga esas preguntas, nosotros mismos podemos aplicarlo sin necesidad de ayuda externa.

Primer filtro: ¿es verdadero? Si se trata de algo que dicen por ahí, hay que tener cuidado. Si alguna vez has jugado al teléfono descompuesto, sabes, por experiencia propia, que en cuestión de segundos el mensaje, pasado de boca en boca, se distorsiona. Si no te consta que sea cierto, ¡cuidado! al decirlo lo único que provocamos es que los rumores crezcan.

Una sencilla consulta en google puede aclararnos si es verdadera la nota, si es vigente y actual.  Aunque nos conste la veracidad del hecho, aún no es momento de decirlo. Este es solo el primer paso.

Segundo filtro: ¿es bueno? La benedicencia    ̶ palabra no incluida en del diccionario de la Real Academia Española— es la práctica de la virtud que nos ayuda a regular lo que decimos de los demás y cómo lo decimos; es la tendencia a hablar bien de los demás; contrario a la maledicencia. Cuenta la historia de la filosofía que Sócrates confrontaba con la siguiente pregunta: “¿quieres contarme algo bueno sobre mi discípulo?”.

Aun así, si lo que vamos a decir es bueno, pero no nos consta, hay que avanzar al siguiente tamiz. Ejemplo de este filtro sería: por cada mensaje que reenvíes Whatsapp donará un dólar para los estudios médicos del paciente.

Tercer filtro: ¿es útil?  ¿Servirá para algo contar aquello que me consta y que además es bueno? Si la respuesta a esta pregunta es si, las dudas respecto a contar algo disminuyen o se desvanecen; hay una seguridad interior, una fuerza que, aunque viene desde adentro no es un simple impulso. Es algo que nos da la confianza necesaria para hacerlo. Si por el contrario la respuesta a esta pregunta es no, aunque sea cierto y sea bueno, no conviene contarlo.

El triple juicio de Sócrates  no es para llevarnos al escrúpulo, sino más bien a la reflexión. A pensar antes de hablar. A analizar, no en la forma y lugar para decirlo, sino más bien, a pasar por los tres filtros; sin razonamientos excesivos ni justificaciones. Las tres etapas del juicio son simples y así conviene que sea nuestra reflexión. Tengamos claro que nuestros derechos terminan donde empiezan los de los demás.

Si no es cierto, ni bueno, ni útil, ¿para qué contarlo?



(*) Martha Salim Naime. Es Administrador de Empresas con Maestría en Ciencias del Matrimonio y la Familia y diplomado en Tanatología por el Instituto Superior de Estudios para la Familia (Juan Pablo II). Es consultor familiar y cuenta con la certificación para ser facilitadora de la herramienta pre-matrimonial FOCCUS. 

Puedes contactarla en: cosas.defamilia.nl@gmail.com

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