jueves, 16 de agosto de 2018

Las presuposiciones del matrimonio

Por: Fernando González Rocha y Paty Zambrano
 
El primo de un amigo nos comentó, antes de casarse, que la Familia de su esposa era bastante rara pero que su futura esposa no era así. Nada, que después de algunos años de casado se dio cuenta que su esposa si era así, como su familia. ¿Será coincidencia?

Si te preguntamos: ¿Cuál es la familia normal, la tuya o la de tu cónyuge? Seguramente me dirás que la tuya. Pero si le preguntamos a tu cónyuge dirá que la suya. Sí, es un hecho que los cónyuges venimos de familias diferentes, por lo cual, cada uno tiene, en su mente, un modelo de matrimonio similar al de sus padres. A todas esas ideas preconcebidas les llamaremos presuposiciones. Hay algunas que afectan nuestra relación matrimonial, pero existen otras, que llamaremos positivas, que nos desarrollarán como pareja.

Estas presuposiciones, que cada uno tiene, nunca las cuestionamos pues ya nos vienen en nuestro software mental de generación en generación. Se trata de identificar, cuestionar y adoptar, libremente, aquellas que nos ayuden a mantener la llama del amor y el matrimonio encendida.

Dice Erick Fromm: “El amor es mucho más que un sentimiento, es decisión y compromiso”. Cierto, el amor es acción, es un estilo de vida que adoptamos porque creemos que es la mejor forma de vivir.
En nuestra convivencia con matrimonios hemos identificado algunas de las presuposiciones positivas que los han mantenido unidos y felices. Algunas de ellas son:

  • Tenemos todos los recursos que nuestra familia va a necesitar y, si no los tenemos, confiamos en nuestra habilidad para crearlos. Por ejemplo: tener o crear recursos emocionales para mantener la relación de pareja en condiciones óptimas de comunicación; saber entender y educar a nuestros hijos, crear oportunidades que nos generen la economía para hacer frente a los gastos e inversiones requeridas.
  • Nuestro amor crecerá en la medida que lo cuidemos. Cada día haré algo para mantenernos enamorados, de mí depende y me responsabilizo de ello.
  • Los hijos siempre son una bendición y vienen con todo lo que vamos a necesitar para educarlos y sostenerlos.
  • Siempre pondré a mi cónyuge por encima de cualquier otra persona, ahora que me casé él (ella) es mi prioridad. Aún por encima de los hijos.
  • Le amaré cómo le gusta ser amado. Si para llenar su tanque del amor es necesario pasar tiempo con él (ella), darle palabras de afirmación (piropos o reconocimiento), actos de servicio, regalitos o simplemente necesita ser abrazado y besado para sentirse amado, lo haré.
  • Nos comprometemos, cada uno, a tener el mismo grado de compromiso, a dar el 100% de todo lo que somos para asegurar el éxito de nuestro matrimonio.
  • Siempre habrá entre nosotros el recurso del perdón acompañado de restitución del daño.
  • Podemos conversar de cualquier tema sin importar aún si pensamos diferente. Aceptamos que no estaremos siempre de acuerdo. Cada uno tiene su propio punto de vista, pero siempre llegaremos a un acuerdo de beneficio mutuo.
 Algunas mas:
  • Cuando estés enfermo, yo te cuidaré.
  •  Apoyaré económicamente a mi familia, sin ser egoísta.
  • Guardaré la privacidad de los asuntos de pareja y cuidaré no ventilar temas que sean de carácter privado.
  •  La toma de decisiones la haremos entre nosotros, los cónyuges, sin interferencia de la familia política.
  •  Cuando demos ayuda económica, o de otro tipo a algún familiar o amigo, estaremos los dos de acuerdo.
  •  La comunicación es la clave de la empatía. No habrá temas tabú entre nosotros.
  • Nos mantendremos saludables y de buena presencia por amor al otro.
  •   Nos echaremos porras entre nosotros.
  • Siempre nos diremos la verdad, aunque no nos guste.
  • Buscaremos el máximo desarrollo emocional, intelectual y anímico de los integrantes de esta familia.
  •  Apoyaremos y cederemos para ser equitativos.
  •  Todos nos involucraremos en los quehaceres y mantenimiento de la casa.
  • Seremos amables y cordiales unos con otros.
  •  Tendremos respeto para las ideas, estilo de vida y etapa de vida de cada integrante.
  •  Haremos un patrimonio en conjunto.
  •   Las cosas nunca estarán por encima de las personas.
  • Viviremos y fomentaremos la vida espiritual de todos los integrantes de la familia.
  •  Pondremos nuestros valores humanos y espirituales como los rectores de nuestras decisiones.
  • Trataremos de tener diversiones y aficiones que, preferentemente, nos unan como cónyuges.
  •  Pondremos nuestro tiempo libre al servicio del cónyuge y de los hijos.
  • Seremos agradecidos con lo que enfrentemos en nuestra vida conyugal.
  • Guardaremos nuestra fidelidad como un tesoro de nuestra relación.
Todo esto, que parece una carga de obligaciones, se convierte en una muestra de amor, por amor. Cuando se ama se da todo. Es impresionante como, al vivir estas presuposiciones, se logra disfrutar de la libertad de estar haciendo lo correcto y se disfruta inmensamente los resultados de hacer y fomentar los valores del matrimonio en la familia.

Si ya estás casado, revisa, con tu cónyuge, lo que pueden hacer para mejorar y, si no lo estás, piensa y decídete por alguien con quién puedas lograr vivir de esta manera.

Dice Jorge Bucay: “El amor es la respuesta a la soledad y el egoísmo”.

¿Qué puedes hacer hoy para mejorar tu relación con tu cónyuge? Esto no es magia, es acción, solo mejoraremos si hacemos algo diferente cada día.



(*) Los autores son Coaches de Pareja y de Vida. Pueden contactarse en;
patyzambrano@hotmail.com



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