miércoles, 3 de diciembre de 2014

¿Ahora, qué te cuento?

Por: Alida Maria Madero


Hablar de sueños es como hablar de películas, ya que el cine utiliza el lenguaje de los sueños: años pueden pasar en segundos y se puede saltar en un lugar a otro."
Federico Fellini

Monterrey, México. (3-dic-2014) Me encanta el cine. El director de cine francés François Truffaut decía que a él le gustaba que le contaran historias. A mí me pasa lo mismo. Llego y me siento cómoda, relajada, tranquila. Las luces se apagan, la oscuridad  me envuelve y me aísla del exterior, fijo la atención en la pantalla que se ilumina. Comienza la proyección de la película.
El cine es uno de los muchos medios para contar historias, pueden ser tan frágiles, sutiles o tan agobiantes que te dejan sin aliento. Es como una ventana que nos lleva a otros mundos —reales o fantásticos— culturas, tiempos, lugares y personas. Pero al mismo tiempo es un espejo donde nos reflejamos y nos encontramos con nosotros mismos.
En el lenguaje cinematográfico, el director de cine debe preguntarse: ¿qué nos va a contar? Posiblemente se trate de una historia que nos haga reír, llorar, nos mantenga en suspenso o nos relate una película de amor.Así es como entra en dialogo con el espectador.
El arte cinematográfico no copia, ni retrata, ni inventa la realidad, sino la refleja, la recrea, la comunica, la comparte. Desde la mirada de un artista, una película nos puede ayudar a ver la realidad de otra manera, a redescubrirla, a no quedarnos insensibles o indiferentes ante lo que nos rodea y lo que sucede a otros.
Luis García Orso, S.J.  Especialista en análisis cinematográfico, analiza como los espectadores descubrimos que a través de la pantalla nos cuentan historias tan parecidas a las nuestras que nos hacen emocionarnos e identificarnos, reír y llorar, pensar y soñar.
Sí, pasamos un buen rato, pero también nos reconocemos como seres humanos. Muchas películas son un espejo de la vida, donde cada uno se reconoce y aprende de las experiencias contadas que nos hacen entrar en nuestro interior y pensar sobre lo que hemos vivido y queremos vivir.
Precisamente de ahí se deriva a magia del séptimo arte, fenómeno cultural imprescindible en nuestras sociedades; donde se puede transmitir sentimientos a través de las películas y a su vez que el espectador reaccione de cierta forma según lo que le cause el filme.
Al observar una película, analizarla y meterte en ella, las emociones son infinitas, porque el lenguaje del cine puede lograr que fluyan los sentimientos más profundos de nuestro ser; se descubren los valores que tienen los personajes en la historia fílmica y que nosotros, como espectadores, de algún modo reconocemos y aprovechamos para la vida.
Te comparto algo que aprendí en el taller de cine impartido por Sergio Guzmán S.J.,  una manera de “ver” las películas, en ese cine que evoca, provoca y convoca.
Primero, evocar: ¿Qué paso?  Analiza la historia, recuerdos, ideas, experiencias, ¿quién no tiene una película favorita que en cierta forma es parte de su vida?, con la que sintió y se emocionó, con la que aprendió y disfrutó, con la que imaginó y soñó.
Después provocar: ¿Quién pasó? analiza los personajes y como te relacionas con ellos; si te identificas, sientes empatía, antagonismo, etc.   Cuanto mayor sea la identificación que poseas con los personajes, más vivirás como espectador la historia, te adentrarás en la trama, viéndote a ti mismo en esos personajes ficticios. Esos momentos cuando comienzas a llorar sin apenas darte cuenta, o te estremeces al filo de la butaca, o ríes a carcajadas.
Y por último convocar. El cine nos ayuda a recrear momentos emocionales tensos que hemos podido vivir pero también nos ayuda a prepararnos para otras situaciones, ¿a qué me mueve?, que me llevo a casa. Una película bien hecha quizás nos ayude a entrar más en nosotros mismos y en los demás y nos dé luz, horizontes, respuestas, al mostrarnos cómo otros son tan parecidos a uno y cómo han logrado ir realizando su vida.
Pero para eso se necesita llevar al cine, sobre todo, una apertura de corazón para mirar, escuchar, recibir, aprender. Cuando vayas al cine prepárate déjate tocar por la historia y los personajes. ¿Cuál es tu película preferida? La mía es “When Harry meet Sally”.

(*) Alida Madero, es Ingeniero en Industrias alimenticias egresada de la Universidad de Monterrey (UDEM). Tiene diplomados en Logoterapia y Desarrollo Humano. Actualmente coordina el programa Foccus Prematrimonial en la Arquidiócesis de Monterrey, el cual  trabaja con las parejas que están comprometidas para contraer matrimonio.  Contáctame en foccusmonterrey@gmail.com

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