Por
Martha Salim Naime
Durante
los meses del año en que se registran más lluvias el nivel de los embalses se
revisa seguido para evitar desbordamientos y se utilizan las compuertas para
regular el paso del agua. Algo parecido nos sucede a las personas: tenemos
épocas en las que sentimos que los problemas nos rebasan y, si no abrimos
nuestras compuertas, las emociones pueden desbordarse.
A
diferencia de las presas que tienen un tipo de compuerta construida por el
hombre, nosotros desarrollamos varias en la vida. Tomemos como ejemplo a Nelson
Mandela: estuvo encarcelado durante treinta años y tres años después de ser
liberado le otorgaron el premio Nobel de la Paz en 1993. Me pregunto, ¿cuántas
compuertas habrá tenido que abrir para lograr sobrevivir al cautiverio y, además,
hacerse acreedor a dicho reconocimiento?
No siempre somos conscientes de que abrimos
nuestras compuertas para liberar la tensión y dejarla fluir, pero cuando lo hacemos,
experimentamos una sensación interior que
nos llena de paz.
Vale
la pena mencionar, antes de citar algunos ejemplo de compuertas, que no es lo mismo abrir una para liberar una
tensión ̶ emocional, física o psicológica ̶ que
evadir una situación difícil. Quizá te identifiques con alguno de los tipos de salidas
que propongo a continuación:
˗ Ser asertivo.
Ante una situación de estrés o conflicto en la que hay una carga emocional
fuerte, la sangre se concentra en el estómago y no se piensa con claridad. No
es momento de tomar decisiones importantes, hay que esperar a que las
condiciones cambien. Compuertas:
prudencia y tiempo.
˗ Reír, bailar y cantar.
Estas actividades están al alcance de la mano, en ellas hay magia y misterio.
Cuando las practicamos, a menudo se liberan hormonas y neurotransmisores que
protegen al organismo de infecciones y se fortalece el corazón. La respiración
es más profunda, por lo tanto, más efectiva. Compuerta: date permiso.
˗ Reírse de uno mismo.
Al hacerlo se liberan todo tipo de emociones con creatividad. El humor es una forma
útil para decir lo que no nos gusta, escapar de lo que no queremos o responder
a una actitud agresiva sin agredir; es un signo de inteligencia emocional. El
humor tiene un efecto analgésico ante el dolor y los conflictos. Resulta
difícil para las personas dominadas por un carácter narcisista e intolerante. Compuertas: humildad y modestia.
˗ Valorar la familia.
Para la mayoría, la familia es la principal fuente de apoyo en sus diferentes
etapas: infancia, adolescencia, vida adulta y vejez. Cuando el trato es recíproco
y generoso se establecen vínculos tan fuertes que, a pesar de la distancia, hay
cercanía. Compuerta: amor.
˗ Reconocer la amistad.
Es indispensable para aquellos que no tienen a su familia cerca o la relación
no es saludable. Es la forma más profunda de convivencia. No podemos elegir a
nuestros padres, hermanos, vecinos, jefes, compañeros de escuela o trabajo.
Solo podemos escoger a nuestros amigos y a nuestra pareja, por tanto, no debemos
equivocarnos. Compuerta: sinceridad.
˗ Buscar ayuda profesional.
¿Cómo saber cuándo debo acudir a un especialista? No hay reglas, pero si tu
vida deja de ser tuya porque ya no duermes, si sientes angustia y tristeza todo
el tiempo, si no te concentras en el trabajo o el estudio, o si estás
desarrollando una adicción –alcohol, drogas, juego, comida– es el momento de buscar
terapia. Compuerta: confianza.
˗ Orar o meditar.
En el proceso mismo se elevan mente y corazón hacia el conocimiento y el amor a
las cosas divinas, infunde mayor confianza en Dios y nos introduce a otros
sentimientos valiosos. Tanto la oración profunda como la meditación conducen a una
conciencia plena del aquí y el ahora. El novelista Julien Green afirma que “el
fin de la oración no es alcanzar lo que pedimos, sino transformarnos”. Compuerta: la fe.
Las
compuertas de las presas no se abren solas, alguien lo hace después de un
análisis cuidadoso y de determinar una necesidad. Abrir las tuyas depende de tu
voluntad y tu ingenio. Hay más de una compuerta que podemos abrir para liberar
la tensión. Lo importante es estar alerta y no permitir que el problema nos
rebase.
(*) Martha Salim Naime. Es Administrador de Empresas con Maestría en Ciencias del Matrimonio y la Familia y diplomado en Tanatología por el Instituto Superior de Estudios para la Familia (Juan Pablo II). Cuenta con la certificación para ser facilitadora y entrenadora de la herramienta pre-matrimonial FOCCUS. Actualmente se desempeña como consultor familiar y tanatóloga en @Speeka_mx
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