Por Martha Salim Naime
Ningún año ha sido tan bueno que no haya tenido sus dificultades y ningún año ha sido tan malo que no haya traído sus beneficios.
Martha Salim Naime
Termina el año y con él se van
los propósitos que hice cuando empezó. Unos porque se cumplieron, otros, porque
se quedaron sin concluir y algunos más que nunca salieron del papel. Sin embargo, todos ellos
están escritos en las páginas de mi libro de la vida.
A todos los miré con ilusión hace
casi trescientos sesenta y cinco días. con el anhelo de verlos crecer, madurar
y cumplir su destino. Algunos, de manera inesperada se unieron en el trayecto y ocuparon
el lugar de los que se quedaron atrás; florecieron y llenaron mis días de
ilusión.
Un ciclo terminó para dar lugar a otro nuevo.
Cada fin de año siento añoranza, y cada año que empieza me llena de esperanza; de buenos propósitos y de deseos por cumplir. Aumenta mi autoestima el simple hecho de tener la oportunidad de volverme a plantear metas que espero cumplir.
Cada fin de año siento añoranza, y cada año que empieza me llena de esperanza; de buenos propósitos y de deseos por cumplir. Aumenta mi autoestima el simple hecho de tener la oportunidad de volverme a plantear metas que espero cumplir.
He descubierto que cuando no
escribo mis intenciones para el año nuevo las olvido y quizá por eso mi deseo
más recurrente sea el de hacer la lista de propósitos para los próximos meses. Escribir
activa unas conexiones en mi cerebro que hace que recuerde lo anotado aunque no tenga el papel frente de mí.
Inicio el año con nuevos
proyectos, con proyectos reciclados y con otros desempolvados. Espero poder
cumplirlos todos, pero no me frustraré si eso no sucede. La vida me ha
enseñado que da sorpresas y éstas llegan y se instalan en lo más alto de la
lista de prioridades, alteran los planes y los proyectos, por más establecidos
que hubieran estado, y además nos brindan las herramientas para caminar junto con ellas.
Con los años he aprendido a agradecer
lo que tengo, lo que recibo y lo que me
ofrecen las oportunidades; a ser más agradecida por lo que no
logré, no recibí y no conseguí, porque de esas situaciones tuve mayores
oportunidades de aprender y crecer como ser humano.
Me gusta iniciar el año libre y
ligera de cargas, por eso practico el perdón. Me perdono a mí misma por no
haber cumplido mis propósitos de principio de año; perdono los obstáculos que
encontré porque me llevaron a descubrir nuevos caminos; perdono los errores que
cometí porque de ellos aprendí lecciones de vida. Perdono ofensas, desaires y menosprecios
porque eso cumple con mi propósito de terminar el año con una carga ligera.
Hago mi cierre de año social y como
cada año, el saldo es a favor: conservé mis amistades de tiempo atrás y sumé
otras nuevas. A cada una agradezco por ser parte de mi bagaje y haber caminado
conmigo este tiempo; aunque no lo haga personalmente lo hago en mis oraciones y, desde mi fe, tengo la certeza de que mi plegaria es escuchada y acogida.
No puedo dejar de agradecer a
Facebook y a Whatsapp su presencia oportuna y eficaz durante todo el año; les pongo un diez de calificación final, porque cumplieron con su función como
herramientas de enlace y comunicación.
Gracias a Facebook y a las
publicaciones de mis amigos, me siento cercana a sus vidas: veo crecer a sus
hijos, aplaudo sus éxitos, los acompaño en sus penas, oro con ellos y soy parte
de sus festejos de cumpleaños. Cuando uno está lejos de sus seres queridos y no
los puedes besar y abrazar tanto como quisieras, el hacerlo virtual también
cuenta, porque nutre y fortalece el espíritu.
Agradezco a Whastapp la intimidad
que nos ofrece para la comunicación personal y en grupos. Este año experimenté con
intensidad esta riqueza y reactivé relaciones que, por queridas, se habían mantenido
en la distancia; hoy por hoy nos mantenemos al día. La distancia que nos separa
se acorta con un ¡hola! o un emoticon.
Considero estas herramientas como
necesarias para iniciar el año, pero también estoy abierta a nuevas formas de
comunicación siempre y cuando sirvan para sumar afectos, fortalecer los lazos
de amistad y hacer más entrañable el cariño.
Deseo para ti y los tuyos un
nuevo año de nuevas y refrescantes experiencias; de amor en la familia y unión
en la amistad. Que tu fe se fortalezca y tu lista de requerimientos se acorte;
que vivamos en paz, pero de esa paz que nace desde el corazón y que se proyecta
a través la mirada. Que las circunstancias te hagan más fuerte y creativo para
aprender a vivir con ellas y no desgaste tu energía buscando hacer posible lo
imposible.
Ni tan bueno ni tan malo; este año ha traído lo suyo y lo he vivido de la mejor manera que he podido y al final del ciclo he aprendido mucho y me siento feliz por todo lo que ha traído; y con un sentimiento de gratitud me reporto lista para comenzar el que viene. y ¿tu? ¿Cómo te reportas?
El equipo de Cosas de Familia les deseamos un muy Feliz Año 2018.