Hace tiempo una pareja de amigos llegó a nuestro hogar de recién casados. Al terminar de darles el tour para conocer nuestra casa se miraron en complicidad y sonrieron, al cuestionarles qué pasaba los dos comentaron: “Se nota que no tienen hijos, tienen todo muy ordenado y limpio”. En mi mente pensé que la limpieza y el orden son independientes de la etapa familiar en la que uno se encuentre. Hoy en día no estoy tan segura de eso.
La casa tirada es una frase que comúnmente se menciona cuando se refiere a que el hogar no está ordenado. Las cosas en el suelo o fuera del lugar en dónde deben de guardarse son dos características propias de este concepto. El ser responsable de una casa incluye su cuidado y limpieza, cosa que es más sencilla cuando se trata de una casa de una persona soltera o una pareja de recién casados, pero ¿cómo mantener el orden en una casa cuando se tienen hijos?
La llegada de los hijos provoca una adaptación en muchos aspectos de la vida de un matrimonio. Atenderlos implica un desgaste físico y emocional, que impide pensar en alguien o en algo más que no sean ellos, así que el adjetivo ordenadosólo aplica para personas y no para cosas, por lo que tener una casa ordenada difícilmente es su prioridad.
Todos los que tenemos niños sabemos que en un dos por tres ellos vuelven a desordenar la casa, y si bien es cierto esto pudiera ser un momento de estrés y regaño para ellos, también es cierto que puede ser un tiempo de aprendizaje alinvitarlos a recoger sus juguetes y pedirles que dejen el lugar tal y como lo encontraron al llegar.
Esta última indicación es independiente de la edad que tengan los niños, ya que hasta los más pequeños pueden colaborar en el orden del hogar. ¿Cómo olvidar la canción de “a guardar, a guardar, vamos todos a guardar…” en distintos ritmos y con diferentes estrofas? Es fácil encontrar en internet un listado de tareas por edad de actividades que pueden realizar los hijos ya que desde un año y hasta después de la adolescencia ellos pueden cumplir conresponsabilidades específicas en casa.
Faber y Mazlish en su libro Cómo hablar para que los niños escuchen y cómo escuchar para que los niños hablen,dedican un capítulo a este tema. Los autores explican que más que una lucha de voluntades entre lo que el niño no quiere pero debe de hacer es buscar en ellos su cooperación. Son miembros de una familia por lo cual es importante que cooperen para que todo funcione en ella lo mejor posible. Una estrategia que proponen es describir el problema sin agregarle órdenes o adjetivos, de esta manera es más fácil darle solución. Describir literalmente lo que se ve y lo que se siente, ayudará al niño comprender su realidad, aprendiendo a ser empático y responsable.
Sería ideal que se pudiera contar con la ayuda de otra persona para la limpieza del hogar pero no siempre esto es posible, ya que implica un gasto económico considerable, sin embargo, aún y cuando se cuente con este apoyo, es importante enseñar a toda la familia a involucrarse en las actividades del hogar.
El buen trabajo en equipo de la pareja será la clave para cuidar el orden en el hogar. Elaborar roles específicos para la limpieza de cada área, así como un calendario que muestre las actividades a realizar pueden ser dos estrategias que como familia pueden aplicar. Otras estrategias para cuidar el orden de la casa es invertir pequeñas cantidades diarias de tiempo para recoger y limpiar todos juntos en familia ya que ayudará a los niños a darse cuenta de que el trabajo en el hogar no es exclusivo de una persona (generalmente la madre) sino es responsabilidad de todos los que en ella viven.
La actitud ante los trabajos domésticos se hereda. Si los padres realizan estas actividades de mal humor, muy seguramente los hijos reaccionarán de la misma manera; los papás pueden hacer de este tiempo un momento divertido y de convivencia al escuchar música, formar grupos de trabajo doméstico o reforzar sus acciones con premios o felicitaciones.
Finalmente si somos realistas, en un abrir y cerrar de ojos la casa estará otra vez tirada, pero siempre será un buen momento para levantarla. Trata de ir más allá de lo que ves en ese momento, pues tus quejas pueden ser situaciones anheladas por otros. El exceso de ropa sucia refleja que tienes una familia que ha tenido grandes experiencias en el día; los juguetes de los niños en el piso, que eres bendecido al tener uno cuando hay tantas parejas que desean tenerlo; los platos sucios una gran familia cuando hay tantas personas enemistadas con la suya; el exceso de cosas, la posibilidad de comprarlas.
Cuando este escenario te provoque desesperación, será importante hacer un alto y mirar más allá de esa fotografía doméstica que, aún tirada, tienes una casa ¡que hay que ordenar otra vez!
(*) Avelina Jiménez Lozano, es Psicóloga con Maestría en Educación por la Universidad de Monterrey. Experta en temas de familia y pareja. Cuenta con la certificación para ser facilitadora de la herramienta pre-matrimonial FOCCUS. Ha participado en programas de desarrollo humano e inteligencia emocional en México y España. Actualmente es docente de asignatura en la carrera de Licenciado en Psicopedagogía, titular del curso Formación en el Amor y coordinadora de formación en la Universidad de Monterrey.
Contáctala en jimlav15@hotmail.com