Por
Avelina Jiménez Lozano
La
Organización Mundial de la Salud conmemora el 17 de noviembre el día mundial
del niño prematuro, con la intención de concientizar a las personas acerca de
esta situación en la que se enfrentan millones de niños al nacer.
“Su
hijo se tendrá que quedar en el hospital unos días más”. Aún resuenan en mi
mente las palabras de la doctora al decirme firmemente esta noticia. Era el
tercer día de nacimiento de mis mellizos y uno de ellos no podría salir con
nosotros por su bajo peso al nacer. Nacieron en la semana 35 de gestación y por
este motivo mi niño se tendría que quedar en la incubadora para ganar peso.
Se
considera un nacimiento prematuro cuando el bebé nace antes de la semana 37 de
gestación. La situación de inmadurez en la que se encuentra puede reflejarse en
problemas de salud tales como problemas respiratorios, cardíacos y visuales. Según
la OMS, 1 de cada 10 niños nace de manera prematura.
Son
muchos y muy variadas las causas por las que un bebé nace antes de tiempo como
por ejemplo la edad de la madre, la situación de estrés en la que se encuentre,
su alimentación o alguna infección. En el caso de un embarazo múltiple, la
posibilidad de que nacieran antes es una de las principales complicaciones que
se pueden presentar.
Debo
confesar que estar en el área de cuidados intensivos e intermedios de los
neonatos ha sido una experiencia que se quedará anclada en mi corazón. Cierro
los ojos y recuerdo perfectamente el lugar: ruidos constantes y permanentes;
alarmas sonando frecuentemente y con precisión cada segundo; enfermeras con
tabla en mano escribiendo atentamente lo que veían; monitores brillantes
marcando diferentes números y líneas rectas subiendo y bajando.
Mientras
se encontraba mi bebé en la incubadora, era necesario estimularlo de muchas
maneras. Mi esposo y yo le hablamos mucho y le contamos nuestras primeras
experiencias con su hermana en casa, le cantamos canciones y constantemente le
agarrábamos su mano a través de una ventanita que teníamos autorizado abrir. La
situación mejoró al aplicar la técnica “mamá canguro” en donde pude cargarlo
estando piel con piel, estimulándolo emocionalmente y creando un mayor vínculo afectivo.
Al
regresar a mi niño a la incubadora, le decía que regresaría a su “cajita de
verano”, aquella que lo iba a tener calientito hasta al día siguiente que nos
viéramos. Esa cajita tenía música que estaría escuchando y que lo arrullaría
hasta quedarse dormido.Gracias
a Dios y a los cuidados que recibió en el hospital está sano y fuerte.
Vale la
pena dedicar un dia al año para recordar a estos guerreros valientes que se aferran a la vida
desde su primera respiración y que son ejemplo de las personas más pequeñas que
son consideradas resilientes al luchar por salir adelante a pesar de que el
medio no les es favorable.
Prematuro
es el adjetivo del niño que nace antes de tiempo, sin embargo, los padres que tienen
a su hijo en el hospital también debieran tener un adjetivo. La ansiedad por no
tenerlo cerca, la angustia por su
situación de salud y la incertidumbre por lo que pasará después son solo
algunas emociones que experimentan los papás durante este tiempo. El miedo a
perder a quien estuviste esperando desde meses atrás es algo tan latente que sólo el
tiempo logrará transformar.
(*) Avelina Jiménez Lozano, es Psicóloga con Maestría en Educación por la Universidad de Monterrey. Experta en temas de familia y pareja. Cuenta con la certificación para ser facilitadora de la herramienta pre-matrimonial FOCCUS. Ha participado en programas de desarrollo humano e inteligencia emocional en México y España. Actualmente es docente de asignatura en la carrera de Licenciado en Psicopedagogía, titular del curso Formación en el Amor y coordinadora de formación en la Universidad de Monterrey.
Contáctala en jimlav15@hotmail.com