Por: Fernando González Rocha y Paty Zambrano
La mayoría de las veces cuando se
habla de matrimonio, es la mujer la más interesada en hablar y compartir del
tema, pocas veces escuchamos al hombre y sus opiniones porque evitan externar
sus incertidumbres por temor a ser mal interpretados, así es que mejor optan
por el silencio.
Así es que en este espacio
podemos hablar de manera genérica sin ofensas directas para ninguna esposa en
particular.
¿Te interesaría saber qué opina
tu esposo acerca de esto?
Ellos toman la palabra:
Lo que yo busco en mi matrimonio
es sentirme apreciado y valorado, que cuando yo llegue sea bienvenido con
alegría, que le dé gusto recibirme a mi regreso a casa. Pero a diferencia de
esto muchas veces me encuentro con el resumen de todo lo que está mal, los
hijos mal portados, el grifo goteando, el recibo de la electricidad que hay que
pagar, hasta el reclamo por la hora de llegada. La verdad muchas veces me
siento un intruso en mi propio hogar, no pongas los pies ahí, no comas allá, no
ensucies ni desacomodes… me siento una chequera que aporta el dinero solamente.
Busco un gracias por estar aquí, un gracias por lo que hago.
Busco sentirme escuchado, que mis
opiniones son importantes y tomadas en cuenta, me siento mal, aunque no lo
diga, cuando ella me dice “tú no sabes de decoración, educación de hijos,
cocina, etc” pero si yo también vivo en esta casa, como aquí y también son mis
hijos. Quiero que se me dé el lugar como padre de esta familia.
Busco una compañera que sepa
defenderme cuando yo no estoy, que apueste por mí frente al mundo, que se ponga
de mi lado, que me crea cuando alguien cuenta algún chisme que me involucra.
Quiero poder contarle todo sin que ella le de vuelta y termine yo siempre
siendo el culpable. Sí, porque a veces me hace el “pleito ranchero” porque no
tiene nada más que decir o no sabe pedir perdón. Quiero a alguien que me ayude
a crecer como ser humano y que crezca conmigo.
Quiero sentirme deseado aún a
pesar de los años y los kilos, que ella se sienta feliz de despertar junto a
mí, que me desea y de vez en cuando planea alguna manera espontánea de
decírmelo. Que disfruta la intimidad conmigo, que la hago feliz y sigo siendo
su mejor regalo.
Quiero sentirme el protector, que
ella deje que yo me haga cargo de mimarla y consentirla, que me dé oportunidad
de cubrir sus necesidades. Que me diga lo que necesita, no tengo la capacidad
de leer el pensamiento ni adivinar lo que desea. Que ella esté segura que tengo
la mejor de las intenciones en nuestro matrimonio, no quiero sentir que siempre
la riego con ella. Quiero poder mostrarme vulnerable sin ser juzgado, sino
amado a pesar de esto, tener este espacio seguro donde sentirnos a salvo ella y
yo. Quiero sentir que somos un equipo, que jugamos hacia el mismo lado, y que
vamos bien en nuestro marcador.
Sé que no soy ningún santo pero
deseé casarme para encontrar un refugio donde recargar baterías para enfrentar
al mundo de por sí tan competitivo y destructor. Un lugar donde pueda encontrar
la mejor versión de mí mismo, ese lugar donde me ven con los mejores ojos,
donde me siento comprendido, amado, bien correspondido. Donde pueda ser el
héroe para alguien. ¡Quiero que me deje amarla y que me ame!
Fernando González Rocha y Patricia Zambrano Sánchez
Coaches de Pareja y de Vida
patyzambrano@hotmail.com