viernes, 5 de febrero de 2016

Salir de la burbuja

por Avelina Jiménez Lozano

En estos días estuve presente en un panel al que fueron invitados varios jóvenes misioneros. De esas personas valientes que se atreven a hablar en un teatro frente a un público de su misma edad y de un tema que entre universitarios pareciera ser no tan común: la justicia social. Uno de ellos dijo una frase que nos dejó reflexionando: “los invito a salir de su burbuja y mirar a su alrededor, observar la gente, lo que te rodea y que tiene vida. Una vez que te das cuenta de la realidad, vas a querer hacer algo por ella”.

Salir de la burbuja es una frase común, pero cuando la escuchas de un joven universitario y va dirigido a otros universitarios, es una bomba. Los temas sociales anteriormente eran responsabilidad de un cierto grupo de personas, partidos políticos y servidores públicos; hoy es un tema prioritario de interés general.

Se le conoce como Service learning (Stanford University, 1996) o Aprendizaje Situado (Hernández y Díaz, 2012) al tipo de metodología constructivista en donde el alumno realiza actividades extra muros, visitando comunidades o instituciones que requieren apoyo social, aplicando la teoría vista en clase y fortaleciendo su aprendizaje.

Las misiones, por ejemplo, son actividades formativas nacionales e internacionales en donde los estudiantes pueden aplicar conceptos de su carrera y que además, proporcionan a los estudiantes la oportunidad de adentrarse a una realidad diferente. Las experiencias y el contacto con las personas de la comunidad marcará un antes y después de aquel que haya aceptado el reto misionero. Interesante, pero aquel que fue misionero una vez… ¡lo será siempre!

Ahora bien, no es necesario salir de la ciudad para identificar la situación social en la que se vive. Como lo mencionó el alumno del panel al que asistí, basta abrir los ojos y observar. La “lotería urbana” creada por el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente (ITESO, 2001) busca a través del juego popular, crear conciencia de las situaciones que se viven en la calle, en el trabajo y en las familias mexicanas. Haciendo una analogía con las bajas de la lotería, se crea por ejemplo “el pescado”, con una imagen de un migrante; “el venado” con un joven corriendo tras un camión que decide no detenerse en la parada; “la rosa”, tatuada en el hombro de una mujer que alimenta a su hijo; “los valientes”, un grupo de personas caminando por las calles de mañana para ir a trabajar.
Es necesario concientizar a los niños y jóvenes en la importancia de ser ciudadanos responsables, activos y participativos. Ya no nos conformamos con escuchar conversaciones en donde se critiquen los temas sociales, sino requerimos de diálogos que terminen en propuestas o sugerencias de asociaciones o grupos civiles que beneficien a los más vulnerables.

Aún hay personas que prefieren no ver las noticias para no ponerse ansiosas por lo que sucede incluso piensan que los medios de comunicación no dicen toda la verdad. La clave está en mantenerse bien informados, identificando fuentes confiables y no amarillistas.

Tener una visión global de acuerdo a la edad y platicar en familia de lo que sucede en temas como economía, política, medio ambiente y educación, ayudará a nuestros hijos a estar conscientes socialmente y poder emitir una opinión real y justificada de lo que sucede.

Salir de la burbuja, ayudar a otros a que lo hagan y romper las burbujas de quienes creen que esto que sucede en el mundo es responsabilidad de otros. La ceguera social es un tema que hay que erradicar en su totalidad para poder avanzar.

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